
Junio de 1970, días de fútbol
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El Valencia superó al Real Zaragoza sabiendo sufrir en el partido de vuelta en La Romareda en una semifinal paralela al gran evento vivido en MéxicoPACO LLORET
Sábado, 20 de junio 2020, 01:29
El Valencia disputó cuatro semifinales de la Copa en cinco años, todas ellas ganadas y ante cuatro rivales diferentes. Los cuatro duelos a doble partido se dirimieron en el mes de junio en el período comprendido entre 1967 y 1972. Los rivales batidos fueron por orden cronológico: Elche, Zaragoza, Sevilla y Real Madrid. Un dato significativo y más que revelador: los valencianistas no encajaron ningún gol en ninguno de esos cuatro encuentros celebrados en Mestalla de los que, curiosamente, salvo el choque de vuelta ante los ilicitanos de 1967, el resto fueron partidos de ida. La clasificación para la final se hubo de certificar lejos de casa en la vuelta. En esos tres desplazamientos solo se recibió un gol y se marcaron dos. Se cosecharon un triunfo, en el Sánchez Pizjuán; un empate, en el Bernabéu; y una derrota, en La Romareda. Pero las tres semifinales se superaron.
La única final que concluyó en triunfo fue la primera, la del año 67. El resto, tres consecutivas, finalizó con derrota. En Junio de 1970 se inició el ciclo, y por entonces los aficionados al fútbol tenían la atención dividida entre la Copa, con el Valencia como protagonista, y el Mundial de México. Una avalancha de emociones llegaba desde tierras aztecas a través de televisión. La selección española no participó, pero gracias al elenco de figuras presentes y a la calidad de los partidos disputados, se siguió con pasión el torneo. La inolvidable selección brasileña comandada por Pelé y una delantera de ensueño que los niños recitaban de carrerilla, la heroica Italia de Fachetti y Mazzola, la Alemania de Beckenbauer y Müller, la Inglaterra de Charlton y Moore y selecciones sudamericanas de gran nivel como Uruguay con Víctor Espárrago o Perú con Teofilo Cubillas, que dejaron para la posteridad un recuerdo imborrable.
El sábado 20, día anterior a la gran final del estadio azteca entre Brasil e Italia, el Valencia se jugaba la segunda entrega de la semifinal en La Romareda. A la cita acudía con dos goles de ventaja y grandes dosis de confianza. En Mestalla el marcador pudo ser más amplio pero los goles de Ansola y Nebot crearon un ambiente de optimismo. El valencianismo confiaba en las posibilidades de su equipo y se empezaron con antelación los preparativos para viajar a la final que se iba a disputar el domingo siguiente. Se apostaba por una reedición de la celebrada tres años antes con el Athletic de Bilbao, rival al que se había vencido en aquella ocasión y al que en esta temporada, la 69-70, también se había derrotado en el duelo liguero, penúltima jornada, decisiva para la resolución del campeonato. Una victoria por la mínima gracias al solitario gol de Nebot que dejó a los bilbaínos sin liderato y sin opciones de llevarse el título. En el encuentro de San Mamés no hubo goles. Mientras los valencianistas partían como favoritos ante el Zaragoza, los vascos también lo eran en su cruce con el Real Madrid.En la otra semifinal los leones había vencido en el Bernabéu por 0-1 y pocos dudaban que la final sería entre el Valencia y el cuadro bilbaíno.
Para la ocasión, Televisión Española, la única cadena existente, preparó una curiosa oferta en su programación. Se transmitió en directo la segunda parte del encuentro de San Mamés y, a continuación, el segundo tiempo del partido de La Romareda. Dos segundas partes de dos partidos diferentes que empezaban separados en el horario pero con el riesgo de que una prórroga en el primero afectara al segundo y, como colofón, a renglón seguido, la final de consolación del Mundial entre Alemania y Uruguay. Ahí queda eso. Cuando empezó la conexión, la eliminatoria de Bilbao estaba empatada. Los madridistas vencían por 0-1. En el segundo tiempo marcaron el segundo y obtuvieron el pasaporte para la final.
Cuando apareció el Valencia en la pequeña pantalla tras disputarse la primera mitad, el marcador reflejaba empate a cero. Quedaban cuarenta y cinco minutos para acceder a la novena final copera de la entidad. Con Abelardo en la portería como hombre destacado, los de Mestalla capearon el temporal que se les vino encima. El Zaragoza buscó el gol a la desesperada y lo encontró muy pronto, apenas superados los diez minutos de la reanudación. El Valencia se defendió con uñas y dientes, los palos evitaron el segundo tanto de los aragoneses y, a la contra, también pudo haber llegado el gol visitante pero no hubo más movimiento en el marcador. El Valencia, con Enrique Buqué en el banquillo formando tándem con Salvador Artigas, cayó por la mínima pero logró su objetivo y accedió a la final.
La final refrendó, una vez más, la maldición histórica de la sede barcelonesa. Pese a contar con una gran superioridad de aficionados en la grada del Camp Nou, el Valencia no estuvo a la altura de las circunstancias y perdió por 3-1. Hubo igualdad de fuerzas en la primera mitad, dos goles, uno para cada equipo, ambos de penalti y un arbitraje conciliador de Ortiz de Mendíbil que había aterrizado procedente del mundial mexicano donde llegó a dirigir la semifinal entre Brasil y Uruguay.
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