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La promesa de Kiat Lim, hace justo un año, de involucrarse en el día a día de la gestión del proyecto en el Valencia donde su padre tiene la inmensa mayoría accionarial es la última mentira de la familia Lim. No es la más importante – ... puesto que no ha costado un euro de pérdidas– pero sí que supone un símbolo del desprecio con el que Meriton lleva ya varios años ejerciendo su rodillo en el club. La foto de la mesa presidencial de la junta que se celebrará este jueves en el palco de Mestalla será de las más reducidas de los últimos ejercicios. Uno de los puntos del orden del día será la rebaja de ocho a siete consejeros tras la marcha de Chang See Hiang. Una pérdida de la que el valencianismo aún no se ha repuesto. Con Kiat Lim haciendo la 'espantà' quedan seis convocados para sentarse en la silla y escuchar a las pocas personas que les van a fiscalizar la gestión deportiva y económica del club. Las promesas de Meriton se las lleva el viento. La de 2022 de que se volverían a las 9 acciones para acceder a la junta de 2023, es decir la de este jueves, hace ya tiempo que caducó. Serán necesarias 6.828 para poder entrar por la puerta. A cambio, el club anunció hace un mes que en la de 2024 se podrá entrar con una acción. Si se cumple, abrirá el abanico a 15.500 accionistas. ¿Lo cumplirá esta vez la entidad? Y otra mejor, ¿Seguirá siendo Peter Lim el máximo accionista dentro de doce meses cuando se celebre esa hipotética Junta abriendo por ejemplo Mestalla?
Los pocos accionistas acreditados ya saben que no podrán utilizar sus intervenciones para que el valencianismo conozca su contenido en formato audio o vídeo. Así lo advirtió el Valencia: «Está totalmente prohibido utilizar total o parcialmente audio o vídeo de la junta de forma pública, tanto durante como después de su celebración. El Valencia CF se reserva tomar acciones legales al respecto en caso de que suceda». Es decir, Meriton blinda lo que suceda en la reunión de accionistas del club del que es máximo accionista al mismo nivel que utilizan las empresas que tienen los derechos de la Champions o la NBA. A efectos prácticos, para Peter Lim hay que proteger del mismo modo un vídeo donde se le afee a Layhoon Chan la política de fichajes del club, con el grifo cerrado para reforzar el equipo en invierno pese a que la pasada temporada se rozó el descenso, que una canasta ganadora de LeBron James que le de un título a los Lakers. La censura de Meriton es así.
Tras la junta, cada cosa en su lugar, la presidenta, Layhoon Chan, el director corporativo, Javier Solís, y la directora financiera, Inmaculada Ibáñez, comparecerán en rueda de prensa. Las explicaciones a dar son muchas. No sólo societarias, sino también deportivas. Con el límite salarial marcado por la Liga sin cubrir, la entidad tendrá que explicar si con un gasto de plantilla de 60 millones –y donde el objetivo de Lim es ir bajando a corto plazo esa cantidad– se puede en algún momento plantear el regresar a las competiciones europeas. Mientras no exista un nuevo estadio y el máximo accionista se niegue a aportar liquidez, ese es el único foco para aumentar los ingresos. En la junta también se tendrá que conocer el plan que tiene diseñado Lim para el nuevo estadio. Más allá de los 80 millones de CVC que acumulan polvo en los cajones del club, la horquilla que falta para terminar el estadio se sitúa en 160-170 millones. ¿De dónde va a obtener el club los casi 100 millones que no tiene asegurados?
Aunque la entidad ha reducido en 44 millones su deuda global en la última temporada, a 30 de junio de 2023 siguen siendo 335 millones de lastre tanto para Peter Lim como para un futuro comprador. De ahí, cogiendo esa hipótesis, puede nacer el interés de ir puliendo en los próximos ejercicios esa carga. Bajar de 300 millones y recuperar los beneficios urbanísticos de la extinta ATE, a buen seguro que serían dos hitos por los que votaría a favor Peter Lim para conseguir en 2024. Esos dos documentos quedarían perfectos en una hipotética carpeta de venta. La cifra que sí que sigue comprometiendo la viabilidad del proyecto es la deuda a corto plazo. El Valencia debe afrontar hasta el próximo mes de junio el pago de 134 millones. Un dato inasumible que invita a negociar una reestructuración de la misma con el principal acreedor, que sigue siendo CaixaBank.
En la junta, o en la rueda de prensa posterior, los gestores del Valencia tienen la obligación de aclarar la situación financiera real con Lim. El singapurense aportó 100 millones al llegar en diciembre de 2014, en julio de 2015 38 millones, 17 millones en 2020 y otros 35 de diciembre del pasado año. ¿Ese último se va a devolver o va a capitalizar? De momento, no se ha informado al respecto con lo que es un dinero que, a día de hoy, hay que devolver. El 70% de ese montante es prorrateado en partes iguales desde el 15 de diciembre de 2024 hasta el 15 de diciembre de 2028.
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