Así vio l'Afició el Real Madrid-Valencia

Los valencianistas opinan sobre el encuentro en el Bernabéu

R. D.

Viernes, 3 de febrero 2023, 00:15

Jaume Lita

Salvador 'Voro'

Teóricamente este cachito de LAS PROVINCIAS es una visión del partido que el Valencia disputó este jueves noche. En este caso visitábamos la cueva de Alibaba en el peor momento posible. Pero no me voy a quedar en lo transcurrido durante los noventa minutos, que ... seguro que mis compañeros lo analizan a la perfección. Me quedo con el once inicial del Valencia, el primero de la octava era de Voro, sexta con Peter Lim. Él y sólo él puede volver a obrar un milagro que ya no es únicamente salvar al Valencia de la quema clasificatoria, sino reanimar ese orgullo valencianista que Meriton sólo busca dilapidar. Sólo nos queda Voro, porque el resto es un solar arrasado. Está claro que este Valencia está muy lim-itado y que no nos vamos a corona-r este año, por eso lo único a lo que nos podemos agarrar es a Voro, hoy más que nunca Salvador. Me parece obvio el once que sacó en el Santiago Bernabéu. No hay más y hay que sacar los galones, por encima de estados físicos. Esta lucha, la de evitar el descenso, la lideran en el terreno de juego los que mandan en el vestuario, por eso sin atender al resultado final del encuentro, situar en primera línea de batalla a los pesos pesados es una lógica del fútbol, que hasta ahora Gattuso no había usado.

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Javier Solano

Salvavidas intermitente

Valencia Club de Fútbol, un equipo en busca y captura. Ya no queda nada que perder, ni que ganar, no queda nada a secas. Atrás han quedado ya aquellas noches donde daba miedo pasear el murciélago por los estadios más grandes del fútbol español. El Santiago Bernabéu ha sido fiel testigo del nuevo Valencia a la deriva, ya que con Meriton a la cabeza lidiar con proyectos desastrosos se ha vuelto habitual y rutinario. Todo apunta a que habrá que agarrarse bien al salvavidas Voro, aquella mano amiga que nunca falla, pero que desgraciadamente no puede hacer milagros. Es duro aceptar tu nuevo lugar. La zona media-baja de la clasificación. Mientras Peter Lim siga al mando, nada de esto cambiará y las aspiraciones del Valencia no serán otras que sumergirse en ciclos de gestión mediocre, hasta que quizás algún día, el magnate de Singapur se canse. Querido Valencia, cómo duele verte secuestrado por una propiedad a la que nunca le interesó hacer honor a tu historia, tu afición y tu escudo. Lágrimas de tristeza, frustración, impotencia e incertidumbre.

Maria Gardó

Cuestión de tiempo

No me preocupaba el partido de ayer en el Bernabéu. Dábamos la derrota por segura antes de empezar y el Valencia aún jugó una primera parte más que decente. Pero partido al margen, últimamente pienso más a largo plazo. Pongamos que nos salvamos esta temporada pero, ¿y la que viene o la otra?

Lo del Valencia es un proceso de decadencia progresivo. El club arrastra una trayectoria descendente. Sólo hay que repasar los últimas temporadas para darse cuenta de cómo se han ido sustituyendo unos objetivos por otros. En la era Meriton se ha pasado de luchar por entrar en Champions a vernos en la pelea por la salvación.

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La rueda de prensa del otro día sólo hizo que ahondar en mi pesimismo. Y en mi rabia y desesperanza también. La nave se está hundiendo y los que la llevan ni se inmutan. Todo está bien para ellos (o eso dicen) y no se va a cambiar el rumbo. Así que ojalá me equivoque, pero cada vez veo más claro que el descenso es cuestión de tiempo.

Y cuando pienso en todo esto sólo me queda una esperanza: la afición. Sé que pase lo que pase la marea valencianista estará. Y no sé cómo lo haremos pero saldremos de esta. Porque ya lo dice la canción: «Pasa el tiempo pasa la gente, jugadores y presidentes.

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Chema Peris

De Calabria a la Ribera Alta

Deben hacer un ejercicio antes de leer esto. Piensen en la canción del Dúo Dinámico. Y ahora lean lo que sigue. El final del mercado, llegó. Y tú partirás. Ahora, por liberar tensión, quizá una sonrisa les haya sacado. Porque Gennaro se marchó, harto de lo que parecía que iba a ser y no fue. Y ha llegado, una vez más, Salvador. A hacer eso. Salvar a la entidad de la catástrofe deportiva. De las collejas de Rino a la mandíbula de Voro. De la uva y las olivas de Calabria al caqui de la Ribera Alta. Esa que decía que Don Alfredo Di Stefano que masticaba tornillos. Volvemos a recuperar las imágenes de archivo, con la camiseta blanca, con la publi de Bancaja, llena de sangre. Volvemos al debate estúpido sobre si González Marco es un estómago agradecido al servicio de la actual gerencia valencianista. Volvemos al día de la marmota, 2 de febrero, que siempre sucede de un tiempo a esta parte, marcando la duración del invierno. Y no es buen día para sacar la ropa de entretiempo, con un 2-0 caliente ante el Real Madrid sin chutar apenas entre los tres palos. Una sorpresa morrocotuda hubiese sido volver con algún punto en el zurrón. Toca encadenar seis puntos seguidos para comenzar a respirar.

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