Así vio l'Afició el Valencia-Almería

El encuentro del Valencia ante el Almería ha dejado las siguientes impresiones entre los valencianistas:

Gil Manzano pidió perdón en Mestalla en un partido ante el FC Barcelona en Mestalla por cortar una contra y debería volver a hacerlo por su arbitraje este lunes en el Valencia-Almería. El árbitro pitó un penalti de risa a Gabriel Paulista después de que el central cortara un balón con el pie y le rebotara en el brazo, sin tener ninguna incidencia en la acción. Yo con esto de las manos ya no entiendo absolutamente nada, se pitan las que al señor colegiado del momento le da la gana y otras se dejan pasar. Pero es que antes el árbitro tampoco había señalado una posible pena máxima a Edinson Cavani. El uruguayo también fue el protagonista de la acción que terminó por desesperar a Mestalla. El VAR rectificó un penalti de Chumi a Cavani cuando el delantero ya se disponía a lanzar desde los once metros. Esta vez el videoarbitraje sí que quiso entrar para corregir la acción. Siempre he sido fan de la tecnología pero el modo en el que lo emplean es un desastre todos los partidos. Día tras día polémica porque desde el CTA no hay un criterio fijo con qué se pita. Esta misma jornada se obviaron dos claras entradas de Dembelé y Vinicius que merecían la tarjeta roja.

No. Me niego. Vamos, es que no contéis conmigo. Yo he visto a mi equipo pasearse por Europa y les he visto sucumbir en París y, sobre todo, en Milán. He visto a mi equipo aguantar bajo el diluvio en aquella noche madrileña, el sombrero de Mendieta y la carrera del Piojo. He visto vencer a un gigante argentino en la noche del día más feliz de mi vida y he visto a Gayà claudicar en los penaltis en una noche que terminé llorando más de tres cuartos de hora seguidos. He visto a Ayala pidiéndonos calma cuando sólo queríamos gritar, he gritado hasta quedarme afónico con la expulsión de Barthez. He visto al equipo de mi vida llevado en volandas por Villa, por Mata, por Silva, por Illie, por Vicente, por Albelda, por Baraja, por Aimar. He aprendido de lo que no vi: de los brazos al cielo de Kempes, de los cabezazos de Fernando, de Claramunt, de Puchades, de Mundo, de Epi, de Juan Ramón. Escuchad, el estadio donde ayer jugó nuestro equipo tiene un siglo. El retumbar del viejo latido de una forma de ver la vida resuena en el Gol Gran. No contéis conmigo para vivir como una final un partido para alejarnos del descenso. Por mucho que lo intente Lim, nosotros somos más grandes que él. Y pronto nos acordaremos.

Desde que Meriton llegó a Mestalla (hace ya demasiado tiempo), el valencianismo vive inmerso en una situación perpetua que no sé si se define mejor como una montaña rusa o una ruleta rusa. Llegar a esta jornada a dos puntos del descenso es la demostración de que el proyecto deportivo a distancia desde Singapur (pasando por Lisboa) no aporta nada bueno, ni nuevo. De este año, visto lo visto, sólo se salva Mestalla y lo poco que nos han dejado ver al verdadero ver a Gattuso. El entrenador ha luchado desde el primer día por intentar que Meriton no hiciera de las suyas, pero la realidad ha podido con los sueños del italiano. Meriton siempre es Meriton. Tras el partido contra el Almería a Meritonia, a esa legión de valencianistas que defiende la gestión y labor de Peter en Mestalla, le quedan dos opciones más para tener su día festivo: la Copa contra el Athletic y la reunión con el Ayuntamiento. A la mínima que haya una buena nueva, nos tocará aguantar el sermón de siempre, el que se vende como gran éxito todo lo que no es un fracaso. ¿Cómo podemos defender en lo que han convertido el Valencia? Demos gracias por tener un Mestalla que nunca falla a su equipo, porque si Mestalla se llena no es por Lim.

El encuentro de anoche ante el Almería no era un partido cualquiera. Era el día de confirmar la mejoría, a nivel de juego, actitud y resultados mostrada en la Copa del Rey y la Supercopa. La noche para que el equipo demostrase que la imagen ofrecida sobre todo frente al Real Madrid, pero también contra La Nucía y Sporting, no era un espejismo, sino la confirmación de que Gattuso y sus jugadores habían sido capaces de darle la vuelta a una situación que empezaba a asfixiar y a invocar a los fantasmas del descenso.

Sin embargo, el conjunto valencianista se quedó a mitad de camino. No vimos el Valencia bronco y copero de los últimos partidos, pero tampoco el equipo paupérrimo y casi moribundo que jugó ante Villarreal y, sobre todo, en Mestalla contra el Cádiz. Ante el Almería se vieron destellos de mejora respecto a los últimos partidos de Liga. Los goles llegaron, pero sigue faltando mucho.

A la plantilla de Gennaro Gattuso le falta experiencia para saber sobreponerse a decisiones arbitrales inexplicables como las de Gil Manzano. Este Valencia necesita más músculo defensivo y sobre todo intentar controlar la ansiedad que en muchas ocasiones hace que el equipo se diluya. La hoja de ruta está clara, solo hace falta ponerla en práctica.

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