![Layhoon cava su propia fosa con la afición del Valencia](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/09/09/1469022514-RRYvZGSivGz1UbcC5nw6ZaP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Muchos de nosotros crecimos familiarizados con el nombre de Valencia, por esas naranjas dulces y jugosas que tanto nos gustan a todos. Cuando era una niña, mi madre siempre insistía en que mi hermano y yo compartiéramos una naranja después de cenar...« A Layhoon Chan ... le ovacionó la junta de accionistas por estas palabras aquel 2 de diciembre de 2014, no sólo por esa parte del discurso, un tanto pueril, sino porque representaba la ilusión por un salto hacia la élite europea. Se caminaba hacia la gloria continental. Nueve años después, quien evoca el recuerdo de aquel día en el Palacio de Congresos que supuso la puesta en escena de Meriton sólo se arriesga a indigestarse. »El objetivo es la permanencia«. Ya no es tiempo ni de naranjas. El presente del Valencia duele pero el futuro del club asusta más todavía.
Layhoon Chan y Peter Lim se conocen desde hace casi 35 años, más de media vida en lo que a la presidenta del Valencia se refiere. Entre ellos se supone –porque nunca han permitido ni una ni otro una entrevista de estilo más personal– que hay amistad y una fidelidad por encima de todo. Aún a pesar de esa confianza que se tienen, es más que probable que Lim no sea plenamente consciente, en toda su extensión, a lo que se va a exponer Layhoon a partir de ahora. Nunca un vídeo de trece minutos –tres más que la otra autoentrevista de Lim en 2015– ha causado tanto daño y decepción.
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Una de las cosas que siempre decía Mateo Alemany es que cuando un club decide montar una rueda de prensa, cuanto menos tienes que asegurarte metafóricamente hablando el 'empate', entendiéndose el empate el superar de manera indemne las comprometidas preguntas que pudieran hacer los periodistas. Pues bien, este 6 de septiembre de 2023 ha supuesto un punto decisivo en la actitud de la afición hacia la presidenta valencianista. Layhoon se pegó con ese vídeo un tiro en el pie y los hay que van más allá señalando que la dirigente se ha cavado su propia fosa ante el pueblo. La incorporación antes del verano de un nuevo director de comunicación no ha supuesto un cambio a mejor en la relación de Meriton con los medios y, por añadidura, con la afición. Y eso que en febrero decía ella misma: «Podemos ser críticos, quejarnos de la situación del club, del equipo, pero todos tenemos que tomar conciencia, yo voy a seguir dando la cara para dar explicaciones», poco después de manifestar que el deseo de Lim era «construir un gran club».
Era tan esperada esa rueda de prensa de Layhoon y de Miguel Ángel Corona para explicar el esperpento con el que ha acabado el Valencia el mercado de fichajes, que la decisión final de blindarse y huir de los periodistas lo único que ha conseguido es que el frente, a veces tan disperso, se haya unificado en sus críticas. Ni una sola voz ha dado cobertura ni al sistema que se utilizó ni a lo que en ese discurso se dijo, hasta el punto de despertar y agitar a los diferentes sectores de la oposición que se habían aletargado durante el periodo estival. El ambiente que se espera el sábado que viene contra el Atlético de Madrid se ha enrarecido.
El problema es que Layhoon, en esta segunda etapa y al igual que lo experimentó al final de su periplo anterior, no sólo no ha conseguido mejorar su imagen popular sino que la ha empeorado todavía más. Y no porque hubiera faltado a la verdad cuando dijo lo de que el objetivo del Valencia no es otro que la salvación, sino porque no es la primera vez que se traiciona a sí misma. «Entrar en la Champions continúa entre los objetivos que tenemos a largo plazo», decía en diciembre de 2016. Ahora es evitar la Segunda.
Su predisposición en 2015
El peor enemigo que hay para un dirigente es la hemeroteca, más aún cuando ésta descubre una versión que se aleja mucho de la realidad. Layhoon habla poco, pero después de aquella rueda de prensa de febrero pasado (una de las más tensas de la historia blanquinegra), posiblemente aún lo hará mucho menos. Eso, a pesar de que en 2015 precisamente decía justo lo contrario: «He aprendido que tengo que hablar más, no es algo que sea natural en mí, pero lo puedo entender y si esta es la manera de comunicar con los medios de comunicación y los aficionados, es importante que me ajuste a ella». Así pensaba y hablaba en diciembre de 2015, aprovechando una visita al diario Superdeporte, cuando todavía Meriton intentaba ofrecer una imagen cercana.
No obstante, se encuentran reflexiones y manifestaciones de todo tipo. Desde aquella que decía que Gary Neville «es un entrenador excelente que posee cualidades que necesitamos», o cuando trataba también de argumentar que el fichaje del técnico inglés no había sido por capricho de Peter Lim. «No se trata de amistad con Peter sino de cualidades de Gary, para liderar el Valencia».
Eso, o cuando en un castellano forzadísimo quiso defender la contratación de un Prandelli que acabaría después tan desquiciado como ahora la afición del Valencia: «Él es muy respetado en el mundo del fútbol y le veo convencido de devolver al Valencia donde debe estar».
El regreso de Layhoon a Valencia, después del desastre que dejó Anil Murthy, fue tomado por muchos como un atisbo de esperanza. De falsa esperanza. Mejorar a Murthy era relativamente fácil. Sólo con la coherencia y educación que pone en el trato Layhoon, la escena cambia sustancialmente de color. Se acabaron los miedos de los propios empleados, atemorizados con coincidir por ejemplo en el ascensor con el presidente cuando éste venía de un homenaje gastronómico. Pero eso no basta para satisfacer el abandono que siente la afición. Precisamente después de que el equipo se salvara en la última jornada de la temporada pasada del descenso y cuando el número de socios ha sufrido una subida importante (38.500), Lim ha decidido dejar colgado al Valencia y, por consiguiente, poner en evidencia a los ejecutivos.
Pero de ellos nunca saldrá ni una sola palabra que pudiera rozar ni de lejos al máximo accionista. Eso significaría la 'muerte' laboral. Por eso, nunca extrañó la defensa que hizo Layhoon cuando más alerta estaba la afición con los fichajes que venían de la mano del agente portugués y amigo personal de Lim, Jorge Mendes. «Mendes no controlaba el Valencia. Es verdad que nos ha asesorado y si lo ha hecho es porque nosotros le hemos preguntado, pero las decisiones siempre las ha tomado Meriton», decía la presidenta en 2015.
No obstante, entre las manifestaciones que más herida dejaron fueron las que hizo en la convención de peñas (13-8-2016). «Paco Alcácer es jugador del Valencia. No queremos vender a Paco Alcácer. No quiero vender a Paco Alcácer», insistió, apenas horas antes de que se destapase la venta del delantero de Torrent al Barcelona.
No miente pero no aprende
Uno de los lemas más repetidos cada año, cuando ha tocado hacer balance del ejercicio, ha sido la de aprender de los errores. Es un guión que se repite con cierto descaro. Incluso en discursos de la dirigente en las Asambleas. «Nosotros hemos aprendido», decía por ejemplo ante los peñistas en agosto, mientras que en noviembre declaraba a los accionistas en la junta: «Yo no miento a la afición, no piensen que estamos aquí para decir algo y dejarles contentos o tristes. Siempre contaré los hechos y si no lo sé, no diré nada. Hemos aprendido las lecciones para no cometer errores otra vez». Curioso.
Pero Layhoon tiene genio. Y lo ha sacado alguna que otra vez ante los periodistas. Y si no, sólo hay que repasar lo que dijo en una rueda de prensa en 2016, con García Pitarch a su izquierda. Fue ese día cuando dijo aquello de «yo soy Peter Lim y estoy aquí sin mi familia y con la misma paga. ¿No veis lo comprometida que estoy con el club?».
Esa tarde fue tensa por su parte, rayando incluso la soberbia. «El clima en la ciudad se ve afectada por lo que los periodistas escribís. Culturalmente somos un poco distintos pero si puedo, solo me gustaría decir una cosa una vez, no somos gente que repite las cosas muchas veces porque nosotros creemos que si decimos algo en serio, se dice una sola vez. Es suficiente pero he aprendido y entiendo que en Valencia hay que repetir diez o cien veces».
Pues repetir, lo que se dice repetir, sí ha repetido infinidad de veces lo de que Lim no quiere vender. Prácticamente, cada vez que se le ha puesto un micrófono delante, la presidenta ha insistido en lo mismo. «No hay ninguna intención de vender. L ohe dicho muchas veces desde que llegue», se esforzaba en febrero sin perder los nervios. Ella y Corona aguantaron. Esta vez han preferido no correr el riesgo.
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