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Layhoon, esta tarde junto a Inma Ibáñez y Javier Solís. J. A.

Layhoon: «Lim no habla de la venta conmigo pero si la oferta es atractiva la estudiará»

La presidenta del Valencia se aleja del discurso que mantenía respecto a las intenciones del máximo accionista| La dirigente asegura que no tiene miedo de la querella presentada

Jueves, 19 de diciembre 2024, 16:37

De siempre, a Layhoon le molestaba que los periodistas le preguntasen una y otra vez por la hipotética venta de las acciones de Meriton. Es más, hasta endurecía el gesto y agriaba el tono de voz por la insistencia de esas interrogantes. En 2015 ... la presidenta hablaba sobre ello apuntando que el máximo accionista había venido para «long, long time» (periodo largo de tiempo). En 2016 surgió del hartazo propio aquello de «yo soy Peter Lim», en un intento de zanjar el asunto sin lograrlo de una manera rotunda. Después, ya en su segunda etapa, apareció la sorpresa, con aquella contestación de que había «preguntárselo a Kiat Lim». Y ahora no sólo no niega la mayor sino que admite que aunque habla bastante con él, en realidad no tiene ni idea de lo que Peter Lim lleva entre manos.

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Que se crea luego el accionista de a pie del Valencia al cien por cien ese último aspecto es algo que queda ya en función de cada uno, pero por las apreciaciones de la dirigente, el escenario que hay en la sociedad actual -al margen de la debacle deportiva- no tiene nada que ver con el que se ha querido trasladar con insistencia en los últimos ocho/nueve años. «El hijo del propietario está en el consejo y el dueño no habla de este tema -de la venta accionarial- conmigo. También es un hecho que el dueño no lo ha puesto en venta. No he oído a hablar de ninguna oferta sobre la mesa pero si es atractiva, seguramente la estudiará. No tiene ninguna prisa en vender. Tal y como lo veo yo, está comprometido con el club. El Peter Lim que yo conozco no vendería sus activos baratos. Ese es mi punto de vista sincero», afirmaba a primera hora de la tarde de este jueves Layhoon.

Este cambio de perspectiva, de un asunto de tanta relevancia como la salida de Meriton del club de Mestalla, coincide en el tiempo con la inminente -y probable- puesta en marcha de las obras del nuevo estadio, también justo meses después de la concesión de las licencias, y curiosamente tras liquidar los vínculos con CaixaBank y a punto de cerrar un acuerdo para el macro préstamo con Goldman Sachs de hasta 325 millones de euros, que permitirá al club cierto desahogo financiero al menos en los dos próximos años. Aunque es verdad que la amenaza del descenso ensucia la fotografía, desde luego son las condiciones más idóneas para facilitar la hipotética entrada de un nuevo propietario. Más aún cuando Lim ni permite ni un solo euro más de gasto ni está dispuesto tampoco a echar mano de su bolsillo. «Hacemos todo lo que podemos. Es verdad que a veces los resultados no son los que queremos. Siempre tenemos limitaciones. Peter Lim está preocupado de que en diciembre nuestra situación deportiva es la que es», dijo.

El cuánto, el cuándo y a quién se lo vende es de cualquier forma algo que guardará para sí mismo Lim, que nunca ha querido escuchar propuestas locales -muy alejadas de sus jugosas previsiones- como la que promovieron en su momento Miguel Zorío o la que deslizaba la plataforma ya desaparecida De Torino a Mestalla. Tanto unos como otros se esforzaron en impedir que las autoridades políticas favorecieran el tránsito de todo lo que tenía que ver con lo urbanístico, ligando esta cuestión a los intereses económicos de Lim. Si están o no avanzadas esas intenciones, el papelón aquí lo sigue masticando Layhoon.

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Asistencias y ausencias

La presidenta, además, vivió ayer una de esas jornadas que pasarán a la historia del club. El esperado para algunos reventón de la junta le sirvió para cargar con argumentos contra los accionistas exaltados, que impidieron lo que hubiera podido ser una asamblea jugosa. Lo sucedido, evidentemente, obligó a trastocar todos los planes. Hubo que montar a toda prisa una rueda de prensa, obligando a desinstalar la cabina de traducción que estaba montada sobre el césped y montarla a contra reloj en la sala de prensa. Allí compareció la presidenta, flanqueada por Inma Ibáñez y por Javier Solís, acompañada también además de por Germán Cabrera por los tres directivos singapurenses que habían venido para tal efecto (Kim Koh, Raymond Cheah y Ong Pang Liang). Ibáñez y Solís hicieron algún que otro apunte para, entre otras cosas, dejar claro que no se han planteado en ningún momento la dimisión.

Aunque por supuesto su nombre salió a relucir, desde luego no hubo ni rastro de Kiat Lim, quien hace dos años confesó, coincidiendo con su entrada en el consejo, que se iba a volcar de lleno en la actividad blanquinegra. Nunca más se supo de él. Esta vez estuvo -supuestamente- conectado vía on line para ver al menos los trece minutos que duró la asamblea. Se ahorró el palizón del viaje. Su presencia hubiera aumentado todavía más la intensidad de las protestas. Curiosamente, tampoco se dejaron ver por la tribuna de Mestalla responsables de colectivos tan importantes y que nunca faltaban a la cita anual como Vicente Vallés, presidente de la Asociación del Pequeño Accionista, y Fede Sagreras (Agrupación de Peñas).

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De Kiat, lógicamente, tuvo que volver a hablar Layhoon, en un intento de defender casi lo indefendible. Difícil tarea la de la presidenta, que ya perdió hace mucho tiempo el efecto que en su primera etapa causaba su discurso. Eso sí, ventiló el asunto del cambio de rumbo de Kiat por la vía rápida. «Es verdad, vi la importancia de la participación de la propiedad y convencí al hijo para que estuviera en el consejo, estaba entusiasmado. Quería participar más pero luego, cuando pasó el tiempo, empezó a comprometerse con otras partes del negocio. Sí que estaba presente hoy en la junta. Si le diera igual no hubiera estado presente. Hablo con Peter Lim regularmente, esta semana he hablado con él. No penséis que a la propiedad no le interesa el club. Si no le interesa no hubiéramos aprobado la financiación para completar el nuevo estadio».

«No soy perfecta»

Fue en ese momento cuando pasó al ataque. No es la primera vez que utiliza a la prensa como responsable de no se sabe muy bien qué. «No sé qué más puedo decir para que me escuchéis. Tengo la impresión de que todo lo que yo diga aquí... luego lo vais a distorsionar. Es una pérdida de tiempo», afirmó, sin ser seguramente consciente de que habla a los periodistas una vez al año. «No tiene ningún sentido. Estoy encantada de hacerlo, no soy una persona que oculte los problemas. No soy perfecta, no hago todo perfectamente bien. Quizás sea la peor presidenta de este club, pero pienso en este club por encima de todo».

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Precisamente sobre las gestiones realizadas en el Valencia tanto por el máximo accionista como por sus directivos hay una querella en marcha. El juzgado es para algunos de los que asistieron ayer a la asamblea la única vía factible para desalojar a Meriton de la sociedad. No parece por ahora quitarle el sueño. «No sé de qué trata esta querella, no hemos recibido ninguna notificación ni documento. No me da miedo ninguna querella porque lo que he hecho siempre es adecuado en el mejor interés del club. No tengo miedo».

Ni temores ni mentiras. Uno de los cánticos que se escucharon en la mañana de ayer en tribuna fue uno que ya empieza a ser habitual en los partidos en Mestalla. «Layhoon Chan, mentirosa». La singapurense habló sobre ese calificativo. «No miento cada vez que nos vemos. Siempre he sido muy transparente y sincera respecto del trabajo que hacemos. No soy una persona de mal corazón, no soy astuta ni soy mentirosa. Ni tampoco a mis empleados les enseño cómo hablar ni les digo lo que decir. Si la sociedad valenciana es una familia, os pido que apoyéis al equipo y al entrenador. Hoy el dueño es Peter Lim, mañana será otro».

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De lo que no quiere saber nada es de Anil Murthy. Lo hizo ya desde el primer día que aterrizó por segunda vez en Mestalla. De hecho, a él le responsabilizó del cambio de requisito para asistir a las asambleas (Murthy lo paso al 1% del capital). «Cuando llegamos eran once acciones. Al volver yo he vuelto a una acción. No puedo responder por lo que hizo el presidente anterior. Podría -ella misma-no haber hecho nada».

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