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La velocidad atropella la vida y acaba con los tabúes. En el deporte también. Nadie hace unos años admitiría sentir ansiedad o tener la necesidad de parar. Quien lo sufriera se lo quedaba para él. Hasta que el primer valiente alzó la voz para ... cuidar la salud mental. Los psicólogos deportivos se han convertido en uno más del equipo técnico de los clubes de fútbol. Hay que favorecer la autoconfianza cuando vienen mal dadas y controlar la euforia cuando todo es bonito. Hugo Guillamón, a algo más de un mes para cumplir los 24 años, ha pasado por todos esos estadios vitales. En diciembre de 2022 estaba en la cima del mundo en Catar. En la convocatoria para una Copa del Mundo. De ahí pasó a la invisibilidad para Baraja. Un año completo con la mayoría de partidos en el banquillo, con pocos minutos para reclamar su espacio, con silbidos desde la grada cuando llegaba el fallo, con dudas sobre su futuro. Hasta el sábado ante el Barça. Titularidad. Gol. Alegría. Corazón. Liberación.
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En todo ese proceso no han emanado quejas del canterano. Sólo trabajo. Intentar convencer al entrenador de que se equivoca. Pero el choque emocional no es fácil gestionarlo. ¿Cómo debe hacerlo, sólo con trabajo físico, con mejoras técnicas o va más allá? «Al final un futbolista lo que tiene que hacer es su trabajo, juegue o no juegue. No es una situación fácil venir de jugar un Mundial, de ser importante, y dejas de jugar. Ha hecho una cosa que es difícil, que es centrarse en lo que depende de él en lugar de lamentarse por cosas que no ocurren o buscar excusas. Eliminar lo que no sirve y centrarse en lo que le ayuda. Es lo que debería hacer un jugador. Los psicólogos deportivos intentamos fortalecer variables psicológicas como la autoconfianza, que tiene que ver con analizar mis fortalezas y superar mis debilidades en función de la situación y plantearte objetivos que realistas y a partir de ahí tirar hacia adelante. Estar preparado para cuando el entrenador tire de él y es lo que ha hecho», afirma David Peris, presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte y profesor de la Universidad de Valencia.
La baja de Javi Guerra le dio la opción a Guillamón de acompañar a Pepelu en el centro del campo. Hasta ese momento sólo había participado en nueve partidos y en todos ellos partiendo desde el banquillo. Pero llegó el minuto 70. Ardía Mestalla. El internacional se plantaba en la frontal del área y se marcaba un zapatazo asombroso. Gol que evitaba una derrota. La celebración fue intensa. De rodillas, proyectaba un corazón con sus manos y después alzaba el brazo hacia la grada. Liberación. «Cuando se consigue el objetivo siempre hay una satisfacción. Guillamón, lo que ha hecho ha sido pelear en la sombra, estar disponible para el entrenador y el hecho de jugar todo el partido contra el Barça y marcar un gol le lleva a conseguir el objetivo y significa un bienestar para él. Por el gol y por aportar al equipo, por sentirse importante. Todo el esfuerzo tiene recompensa. Provoca una liberación. Hay una técnica de establecimiento de objetivos que te sirve para regular las variables psicológicas y aquí se justifica muy bien», relata Peris, que además de profesional de la psicología es entrenador de fútbol. «En las declaraciones posteriores al partido, Guillamón dijo que tenía que estar preparado por si se daba la oportunidad para aprovecharla. Ha preparado, ha buscado un objetivo y ha peleado con un esfuerzo grande y al final el conseguir la recompensa hace que te sientas mejor». asegura.
Pero volverá Javi Guerra y, posiblemente, vuelvan a acotarse los minutos. Una montaña rusa de emociones para un chaval que debe saber asimilar. En algunos partidos, cuando salía, se le veía con dudas, con la cabeza agachada. «Cada uno debe saber su lugar en el equipo, saber qué puede hacer. Si queremos que el jugador rinda hay que manejarse de manera adecuada. Es muy importante el manejo de pensamientos. Cómo interpreto la situación, lo que me dicen los demás. Plantear objetivos realistas. Lo ideal sería tener una ayuda de un buen psicólogo del deporte que sepa ayudarle. Que haga lo máximo que puede hacer en cada momento. Ni más ni menos. Si hago más voy a desajustarme. Es un trabajo de tiempo, de calidad, hay que saber hacerlo. Esto ayuda a que cuando tengas de nuevo la oportunidad, la aproveches», cuenta David Peris, autor de seis libros y de artículos en revistas especializadas.
En situaciones que el jugador considera anómalas, una forma de aclararlas es con el diálogo. Una charla con el entrenador. «Hay técnicos que aceptan que vayan a hablar con él y otros que no. Baraja sí tiene el perfil de aceptar hablar con sus jugadores. La sensación es que habrán tenido alguna conversación. Hay entrenadores que lo agradecen porque el jugador no busca imponerle nada. Y cada futbolista es importante porque influye en los demás, en el grupo. Es importante que haya comunicaciones con el entrenador, pero que sean constructivas», asegura Peris. Guillamón, que estudia Ingeniería Biomédica, habló alto y claro.
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