J. CARLOS VALLDECABRES
Lunes, 2 de noviembre 2020, 00:02
valencia. Seguramente, algo dejó de funcionar como es debido en el Valencia el día que, de un plumazo, abrió de par en par las puertas para que se marcharan gratis Hélder Postiga, Jonathan Viera y Jonas (se fue al Benfica, con el que bien se relaciona Jorge Mendes). Independientemente de los criterios deportivos que se siguieron por estos futbolistas y de la situación de mercado que tenían en ese momento (el delantero brasileño siguió marcando goles en Portugal), por el primero se había pagado en su momento algo más de tres millones de euros, por el segundo 2,5 y por el tercero 1,2. La salida de los tres, ya comenzada la temporada 2014-15, se produjo con Amadeo Salvo de presidente pero ya bajo la tutela de Peter Lim (lo primero que hizo fue poner a Nuno en el banquillo). Bien es verdad que nada por entonces hacía presagiar que el Valencia, seis años después y en el séptimo proyecto de Meriton, desprendiera una sensación amarga que, para muchos aficionados, es un anuncio de la decadencia a la que aparentemente parece conducir la gestión del actual dueño.
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A la espera de que Valencia y Atlético de Madrid den por oficial el acuerdo de traspaso de Kondogbia, que ayer por la mañana pasó reconocimiento médico en Madrid, su marcha viene a significar la ejecución tácita del Valencia en lo que a las aspiraciones deportivas de esta temporada se refiere. A Gracia, la plaza incluso de la Europa League, le puede quedar lejos sin el francés pese al empate de ayer.
Hasta ahora, Anil Murthy todavía no ha manifestado públicamente cuál es el objetivo del Valencia esta temporada. Eso sí, en la propuesta que convenció a Bankia, Meriton le especificó al banco una proyección de disputar cada año la Liga de Campeones. Sólo lo ha cumplido en tres ejercicios.
Independientemente de la guerra de cifras que Valencia y Atlético tienen ahora por la 'operación Kondogbia' (20 millones filtra el primero mientras que los madrileños dicen que se ha cerrado por 10 más otros dos por objetivos), el vacío de plantilla que ha hecho Meriton este año le aúpa a la segunda posición del ranking particular desde que asumió las acciones blanquinegras. Sólo el verano de 2016 le supera en dinero recaudado, si bien aquella temporada como contrapeso sí se firmaron futbolistas y la plantilla mantuvo -al menos en apariencia- bastante más nivel (aunque luego terminó en el duodécimo puesto). Aquel verano de 2016 fue cuando se vendió a Mustafi por 40, a André por 35 y a Alcácer por 30 como operaciones más importantes.
Pero si se repasan estas siete temporadas que está Meriton pilotando el club de Mestalla, el número de futbolistas que han salido por traspaso o rescisión de contrato supera los sesenta, con casi 400 millones de euros recaudados. Ahí están metidos desde los pellizcos por jóvenes como Nabil (300.000 euros) y Ferhat (200.000) hasta los 45 millones de Otamendi, el futbolista que más dinero ha dado en este periodo singapurense. Lo peor de todo, y que no había pasado, es que la competición se haya iniciado sin fichajes. Hay que esperar a enero. Si Lim quiere.
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