Ayala: «En el gol de Málaga le pedí calma a Kily, pero por dentro me quería volver loco»
Los jugadores del Centenario ·
El 'Ratón' recuerda con orgullo que vivió la mejor etapa de la historia, aún tiene la espina de la final de Milan y se queda con 2004 como el mejor año de su carrera
-Cuando le llegó en el 2000 la oferta del Valencia, ¿se lo pensó?
-No tenía continuidad en Milan, hablé con Zaccheroni porque yo quería jugar para ir al Mundial. Llegó la oferta del Valencia y veía que era una muy buena opción. El club estaba bien y hablé con el Piojo López, aunque él se acababa de ir a Italia. Esas charlas me ayudaron a que me decidiera a ir allí.
-Y no le salió nada mal.
-Para nada, fue una de las mejores decisiones de mi vida. Uno piensa que le va a ir bien pero me tocó un grupo de futbolistas muy competitivos, grandes entrenadores y en una etapa de madurez muy buena. Se conjugaba muy bien la juventud con la experiencia, que daba nivel y exigía.
-El equipo venía de jugar la final de Champions de París, ¿cuáles fueron sus primeras sensaciones?
-Muy buenas. Sobre todo el orden de Cúper, cuidaba mucho los detalles. Exigía mucho esfuerzo. Desde ahí el Valencia se fue forjando y tuvo una identidad propia, lo que después nos hizo ganar lo que se ganó.
-Su pareja con Pellegrino en defensa fue fantástica.
-Y también Djukic y Bjorklund, que eran los titulares al principio. Pensaba que iba a estar difícil jugar, eso hizo que la competencia le diera al equipo la seguridad que necesitaba atrás, con jugadores de jerarquía.
«Hierro habló con Cañizares: 'Ayala que salte con Drogba y le diga aquí estoy yo'»
-Había un clan argentino legendario con usted, Kily, Pellegrino y Aimar, que llegó en enero.
-Nos sentíamos cómodos, nos conocíamos, compartíamos cosas. Sabíamos cuándo uno no estaba bien, nos ayudábamos. La ciudad nos acogió fenomenal, el club iba levantando el nivel. Pellegrino era el manitas y le gustaba hacer los asados. Yo de vez en cuando le ayudaba. Lo pasábamos muy bien, venían bien para hacer grupo, compartíamos un par de horas, conoces a la persona. Después eso se traslada al campo.
-¿Le impresionó la eclosión de un jugador como Mendieta?
-Era el referente, el capitán, nuestra guía. Hombre de la casa, no sólo dentro del campo sino fuera también. Fue un gran capitán, persona y gran compañero. En el campo ya vieron lo que fue capaz de hacer.
El futbolista
Ayala es sencillamente uno de los mejores centrales de la historia del Valencia. Su garra, sus enormes saltos y su carisma marcaron una época en el área de Mestalla.
Nacimiento:
Paraná (Argentina), 14 de abril de 1973 (45 años)
País:
Argentina
Posición:
Central
Altura:
1,78 m
Partidos con el Valencia:
253
Goles con el Valencia:
12
Dorsal:
4
Debut en Liga con el Valencia:
Numancia-Valencia (0-3), 24 de septiembre de 2000, entró en el minuto 85.
Fichaje:
850 millones de pesetas
Periodo:
2000-2007
Temporadas:
7
Último partido con el Valencia:
El 9 de junio de 2007, Levante-Valencia (4-2), fue expulsado a los 52 minutos.
Internacional:
115 partidos con la selección de Argentina.
Otros equipos en los que jugó:
Ferro Carril Oeste, River Plate, Nápoles, Milan, Zaragoza y Racing Avellaneda.
-Fue la mejor defensa de la Liga, con Cañizares de Zamora.
-Cuando te das la vuelta y sabes que hay un portero que responde te da mucha tranquilidad, hasta puedes arriesgar más. No sólo estaba para parar, era activo para ordenar la defensa. Nos metió en la cabeza lo de que no nos hicieran goles y lo logramos. Fue un portero de referencia, así resultaba más sencillo defender.
-Y repiten la hazaña de llegar a una nueva final de la Champions.
-Recuerdo las noches tremendas de Champions en Mestalla, maravillosas. Me sentía como que el Valencia tenía experiencia en la competición, sabía cómo afrontar cada partido, no aflojar, eran noches especiales. Mestalla era un fortín en Europa, la gente te daba ese plus, sabías que si marcábamos un gol era muy difícil perder. Nos sentíamos fuertes.
-¿Todavía sueña con que Pellegrino marca el penalti o usted no se lesiona en Milan?
-Nos faltó eso, hubiera sido la guinda para toda la vida quedarse con esa copa. No se dio, no era para nosotros. Hubo ocasiones, pero no tuvimos fortuna. Me dieron un rodillazo en la pierna derecha y no podía seguir, fue imposible, no podía arriesgar. Y lo del penalti, es un momento que lo vive uno solo, le apoyamos pero es algo que hay que digerirlo solo. Le abracé, le tocó a él como otras veces le tocó acertar.
-Ese verano se fueron Mendieta y Cúper, llegó Benítez, ¿había dudas por el cambio de ciclo?
-Un poco, aunque Cúper dejaba una base, no estaba el equipo vacío, empezaba otra etapa. Benítez supo reconstruir y dar una vuelta de tuerca a la identidad del equipo, a sentirnos seguros, que no perdiéramos eso y así fue. Tenía muchos conocimientos de fútbol, nos transmitía su idea de juego, orden defensivo. Teníamos claro todo, los movimientos de un lateral, un mediocentro, todos estaban mecanizados. Daba tranquilidad para jugar y eso se agigantaba con el paso de los partidos.
-¿En qué momento vieron posible ser campeones de Liga?
-Hay dos partidos bisagra, ambos contra el Espanyol, en los dos remontamos, pero sobre todo el de Mestalla, la gente se volcó y nos dio alas para ganar. Son momentos en los que supimos dar en la tecla, no descreer y logramos ganar esos títulos.
«Mestalla era un fortín en Europa, si marcábamos ya era muy difícil perder»
-Le ganaron al Real Madrid de Zidane, Figo, Ronaldo...
-Era difícil porque tenían muchos puntos de ventaja, pero Benítez tenía su discurso de que lo podíamos conseguir. Parecía complicado poder recortarles tantos puntos, pero fuimos partido a partido, pensando que si se dejaban algo nosotros teníamos que estar ahí. Y llegó el día en La Rosaleda, que fue un partido inolvidable para todos.
-Su gesto al marcar el gol queda para la posteridad. ¿Por qué lo hizo?
-Salió porque lo primero que vi fue el banquillo y al Kily saltando, así que lo miré a él e hice el gesto de que había que estar tranquilos, que no se festeja antes. Pero fue con media sonrisa, porque por dentro quería volverme loco de alegría y quitarme la camiseta, habíamos puesto en marcha la fiesta de después.
-¿Ese es su mejor recuerdo?
-Me quedo con todos los años vividos en el Valencia, no elijo un momento concreto, aunque es verdad que eso marca porque lo viví como protagonista. Se me reconoce en todo el mundo por mi etapa en el Valencia, marcó mucho mi carrera.
-¿El año del doblete fue la mejor temporada que ha jugado?
-La afrontamos queriendo ser protagonistas tras el mal año anterior. Fue interminable en lo físico y en lo emocional increíble. Fui padre, en la selección estuve en la final de Copa América y los Juegos Olímpicos, el doblete histórico con el Valencia, fue un 2004 para enmarcar.
-Ganan la Liga en Sevilla, ¿cómo recuerda aquella tarde?
-Ir a ganarle a aquel equipo, que se veía que ya era muy competitivo y ganarle era muy difícil. Pero con autoridad conquistamos la Liga. Fue increíble la convicción del equipo, esa era la clave, nos apoyábamos en el de al lado para sacar un buen resultado. No éramos todos amigos pero a la hora de jugar había una claridad de lo que queríamos tremenda. El entendimiento era total.
«Carboni no respetó mi acuerdo con Soler. Sentí una traición, pero no decidí bien al irme»
-Y después ganan la UEFA. Su primer salto con Drogba fue clave, ¿lo tenía estudiado?
-Benítez y mucha gente hablaban de Drogba, yo no lo había visto hasta unos días antes. Parecía que me iba a enfrentar al mejor nueve del mundo. La noche anterior a la final compartía habitación con Cañizares. Él estaba hablando con Hierro y le dijo: «Aquí tengo al 'Ratón', que no sabe qué hacer con Drogba mañana». Y Hierro le contestó: «El 'Ratón' sabe seguro lo que va a hacer. En el primer salto que le diga 'aquí estoy yo' y ya está». Fue así. No es que yo sacara los codos, pero iba fuerte a disputar el balón. Chocamos en el aire y él se llevó la peor parte.
-¿Se considera el mejor central de la historia del Valencia?
-No, creo que ha habido muchos centrales de mucha calidad que dieron un gran resultado. Arias, Tendillo, Camarasa, Valencia tuvo una cuna de centrales importante, no me creo el mejor, pero me tocó vivir el mejor momento del club.
-¿La marcha de Benítez fue un shock para todos del que no se recuperaron esa temporada?
-Nos dijo que se terminó un ciclo para él y nada más. Llegan momentos en los que se toman decisiones, no sentimos un abandono. A todos nos gustan los nuevos retos, no había nada que reprochar. No sé si había desgaste, para mí no, hubo ganas de nuevos retos.
-Sus últimas dos temporadas fueron con Quique, ¿cómo fue ese cambio de ciclo con Villa, Silva, Joaquín, Albiol...?
-Había un equipo enorme y un entrenador muy capaz, la identidad de equipo era la misma. Nos faltó quedarnos con algún título, con jugadores excelentes. En calidad jugador por jugador era mejor esa plantilla que la del doblete, pero en equipo faltó algo, ese título.
-Se enfadó mucho y al final no renovó. ¿Cuál fue el problema?
-Mi representante había quedado con Soler antes de empezar la temporada 2007-08, iba a firmar dos años más. De palabra eso estaba hecho. Carboni se retira y Soler le ofrece el puesto de director deportivo y él toma la decisión que no quiere firmarme dos años, sólo por uno. Para mí fue una traición. Con el tiempo pienso que debí aceptar, haber dejado de lado el orgullo y pensar que estaba muy bien y no quería irme. Me enfadé muchísimo porque no se respetaba la palabra que me habían dado. Corté todo tipo de intenciones de arreglar el contrato.
-¿Había tenido algún roce anterior?
-No, pero el director deportivo creía que para un jugador de 34 años no podías renovarle dos años, había que ir año tras año. Me enojó que el presidente, que me había dado la palabra, no dijera que ya estaba pactado conmigo. Si cuando salí del Milan a Valencia fue la mejor elección de mi carrera, la de irme no fue buena.
-Volvió hace cuatro años como secretario técnico pero no salió bien.
-Sí con Rufete, pero nos fuimos porque Nuno no fue claro con nosotros.
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