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Un aficionado, mientras enfilaba el camino de la calle tras el pitido final, le dijo a su acompañante: «Al menos el equipo genera confianza». Esa es la clave del nuevo proyecto. La temporada pasada y la anterior, Mestalla sabía que el Valencia CF hubiera caído a plomo a partir del minuto setenta. El Atlético se hubiera llevado la victoria a casa por pura inercia. Ayer no. El respeto maniató a los dos equipos. Atlético y Valencia trabajaron más para no perder que para ganar. Un detalle, ni un sólo fuera de juego se pitó en todo el partido. El Valencia no disparó ni una sola vez entre los tres palos. El Atlético, cuatro. Al proyecto de Marcelino y Alemany le ha faltado la guinda del delantero, y ellos lo saben. Las estadísticas son frías, pero son el mejor indicador para valorar en casa los números del equipo. El Valencia buscó la portería contraria pero se quedó muy lejos de eso que en el fútbol llaman peligro. Deberes pendientes para el mes de enero. En todo lo demás, progresa adecuadamente.
El partido se movió en el centro del campo. Trabado. No era día para la poesía. Músculo, pura fibra. Ahí es donde hubo que partir el bacalao. Para destruir, dos panzers como Kondogbia y Thomas. Y para crear, si es que en alguna ocasión hubo espacio para eso, Parejo por los locales, y lo que pudieron hacer Koke y Saúl. La anarquía se quedó a la izquierda, con Andreas Pereira y Carrasco. Dos tipos ajenos al planteamiento de ambos técnicos. Ambos fueron sustituidos. El problema es que Simeone y Marcelino se parecen tanto en su concepción del fútbol que el partido chocó contra una pared. El punto, visto el calendario de los de Marcelino, se da por bueno. El Valencia ha salvado al Real Madrid y al Atlético sin derrota. Todo suma en un camino largo con aspiraciones europeas. La temporada pasada el club de Mestalla lucía por estas fechas un rosco en el casillero.
Valencia CF
Neto, Montoya, Gabriel Paulista, Garay (Murillo, m.73), Gayà, Kondogbia, Parejo, Carlos Soler, Andreas Pereira (Guedes, m.61), Zaza y Rodrigo (Santi Mina, m.70).
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Atlético de Madrid
Oblak, Juanfran, Savic, Lucas Hernández, Filipe Luis, Thomas, Saúl, Koke, Carrasco (Gaitán, m. 60), Correa (Gameiro, m.72) y Vietto (Fernando Torres, m.64).
Árbitro José Luis González González (colegio de Castilla-León). Amonestó por el Valencia a Montoya
Incidencias Partido disputado ante 45.000 espectadores que presenció en el palco el ex jugador argentino del Valencia Pablo Aimar. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los valencianistas fallecidos durante la pasada temporada.
Ayer, a peso, el Atlético estuvo más cerca de marcar. El que anotara se llevaba el partido. Vietto, una sombra de aquel chico que maravilló en Villarreal, malogró al cuarto de hora una gran ocasión que hubiera sido el primera paso para reconciliarse con su pasado. El resto de oportunidades murieron en las manos de Neto. Con más o menos fortuna, pero muertas.
El Valencia anduvo muy ordenado en defensa. El proyecto cuenta con unos centrales como pilares sólidos de un bloque en construcción. Garay y Gabriel Paulista dieron consistencia. El brasileño es titular indiscutible en este equipo. Va a ser la prolongación de Marcelino porque para eso lo ha convencido. Los problemas físicos llevaron a Garay a la ducha antes de hora. El argentino es un saco de teclas en este inicio de temporada. La titularidad de Murillo es cuestión de tiempo. Además, los laterales estuvieron ordenados. Ayer, la misión era diferente. Para Montoya el incordio de Carrasco, mientras Gayà pudo ofrecerse más en ataque ante el pluriempleo de Koke.
Más valencia cf
No perder fue mejor que el empate. No hace mucho el equipo se hubiera descosido, roto, catastrófico. Ayer, la portería a cero es un ingrediente más para sumar. Para darse cuenta de que el camino escogido es el correcto. Marcelino, en la zona técnica, braceó más de lo habitual. No pareció que le gustaran algunos de los movimientos. Especialmente en la segunda parte. Parejo intentó mover al equipo como pudo. Complicado en ese cuerpo a cuerpo. El caño a Carrasco, caviar. Tampoco ayudó el árbitro, que hizo la vista muy gorda con algunas de las entradas de los jugadores atléticos. No por duras sino por insistentes. Thomas no debió terminar el partido sin amonestación. Marcelino apostó por Andreas Pereira por la izquierda. El ex del United se mostró vistoso pero poco efectivo. Guedes, el otro novato, tuvo el interés de cambiar el partido. Y estuvo a punto de lograrlo a diez minutos del final. Una cabalgada suya por la izquierda estuvo a punto de encontrar petróleo. No lo logró pero aportó ritmo a ese tramo final que despertó el aliento de Mestalla. La grada y el equipo disfrutan de esa reconciliación.
Hubo voluntad pero faltó capacidad. El Valencia ha desembolsado 58 millones de euros por sus tres delanteros. Cero disparos entres los tres palos. Hay que insistir en el dato. Zaza, voluntarioso, esforzado y leal, se movió tan lejos del área de peligro que los centrales del Atlético pasaron la tarde en Mestalla. El italiano sube, baja, busca el balón, pelea, defiende, cambia el juego... pero no remata. Y si lo hace, casi nunca entre los tres palos. Las estadísticas son tan frías como caliente el corazón del italiano. En ocasiones transita más pendiente de la falta que del balón. Marcelino tiene trabajo para canalizar las revoluciones de su delantero.
A su vera Rodrigo, un profesional disciplinado, trabajador y con falta de gol. No debe de ser un problema si sus virtudes se exprimen en favor del colectivo. La clave es si Zaza es una buena pareja de baile. Guedes toca a esa puerta de la delantera con fuerza. El luso puede ser alternativa con vistas a la titularidad. Y un apunte en banda con Carlos Soler. El canterano necesita un rodaje pero, a primera vista, quizá puede ser más sobresaliente en otras posiciones.
Al margen de la frialdad de las estadísticas, es cierto que el Valencia transmite ese aroma de tiempos pasados. De plantar cara a aquellos que siempre fueron de la misma liga. La inercia debe llevar al equipo al sitio que nunca debió perder. Ayer el Valencia se pareció al Atlético. La frase resume el concepto de este proyecto. A partir de aquí, una vez superado el complicado inicio de temporada, llega el momento de perfilar con claridad los objetivos.
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