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Si se le echa un vistazo al césped de la zona de banquillos después de un cara a cara entre Marcelino y Valverde, rápidamente se comprobará dónde estuvo uno y otro. El asturiano es un volcán en la banda. Puede pedir perdón a los colegiados decenas de veces intentando evitar la enésima amonestación, fustigar a Guedes hasta el aburrimiento, sufrir rampas por sus carreras para celebrar según qué tantos o acabar afónico de tanto gritar. Espectáculo garantizado gane o pierda el Valencia. Valverde no. El extremeño puede ver el fútbol de pie o en cuclillas, pero no suele pestañear con los lujos de Messi o el carrusel de goles del Liverpool. En Anfield atropellaban al Barcelona y Valverde era el hombre del gesto inalterable, ojos diminutos y silencio casi sepulcral. Son la noche y el día en su actitud durante los partidos y también en el verbo cuando les toca comparecer ante la prensa. Marcelino y Valverde tampoco se parecen demasiado en cuanto a idea de juego, pero, finalmente, sí comparten algo: el reconocimiento global de que ambos están entre los mejores técnicos de la Liga española.
La temporada dio vuelcos para los dos hasta el punto de que el entrenador de un solvente campeón de Liga llega al 25 de mayo casi de milagro. Valverde ha sido un reloj en el Barcelona (hizo el doblete la pasada campaña) pero la Champions le ha jugado dos malas pasadas consecutivas. Primero, la Roma. Luego, el Liverpool. De la capacidad de Valverde de actuar con decisión en los encuentros importantes se dudó muchísimo en Can Barça. Por ello hubo serias dudas de que el Txingurri continuaría una temporada más pese a haber renovado hasta junio de 2020. Fue el presidente, Josep Maria Bartomeu, quien salió a garantizar la continuidad de Valverde cuando muchos apostaban por lo contrario. En cualquier caso, el extremeño está obligado a concretar su segundo doblete como azulgrana para no empezar el próximo curso más cuestionado de lo que ya está.
A Marcelino tampoco le faltó demasiado en el primer tercio de competición para hacer las maletas antes de lo previsto. El contrato del asturiano con el Valencia recoge la misma fecha (2020) y si lo cumple será en gran medida gracias al apoyo de su plantilla y de Mateo Alemany. En Singapur no estaban muy convencidos de que el equipo remontaría, pero el tiempo dio la razón a la línea continuista. La reconversión del Valencia es histórica: nadie limó tanta diferencia respecto a la cuarta plaza como el conjunto de Marcelino, que viajará el sábado a Sevilla con el objetivo conseguido. Ser cuarto en la Liga se convirtió en la obsesión de un vestuario que, pese a la tremenda cantidad de empates y oportunidades perdidas, nunca se rindió. El ánimo es uno de los factores que alimentan la fe valencianista. Liberados por repetir en la Champions, jugar contra el actual campeón de Copa se ve como una oportunidad extra de redondear el año del centenario.
De edades similares (Valverde es un poco mayor que Marcelino), es el valencianista quien antes inició su etapa en los banquillos. El asturiano tuvo éxito con Recreativo de Huelva, Racing o Zaragoza. También en Vila-real pese a su traumática salida mientras que en el Sevilla todo le salió mal. Valverde, después de dirigir con mucho tino a Athletic y Espanyol, salió a Grecia para entrenar y ganar (tres Ligas, dos Copas) con el Olympiacos. En total, suma el Txingurri diez títulos mientras que Marcelino todavía persigue su primer trofeo.
Ambos pasaron por el banquillo del Villarreal y el Valencia. Valverde, por cierto, de forma muy breve aunque de gran recuerdo para la afición blanquinegra. Estuvo a punto de clasificar al Valencia para la Champions (se le escapó en la última jornada) después de recoger un equipo roto. Al término de la temporada, Salvo le ofreció la renovación pero Valverde no estaba muy convencido del proyecto y además en Bilbao le esperaban con los brazos abiertos y una suculenta nómina.
Desde esa temporada, el nexo de unión entre Valverde y Marcelino es Parejo. El capitán jugó por delante de la defensa a las órdenes del extremeño y dio un gran rendimiento. Con Marcelino, ya más maduro, Parejo es imprescindible. El madrileño siempre ha dicho que son los dos mejores técnicos que ha tenido.
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