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Uno de los lemas de cabecera del despacho de abogados que capitanea Juan Martín Queralt (Valencia, 1945) presume ante sus clientes de «seriedad y profesionalidad», virtudes hoy en día que más de un aficionado siente que están fuera del manual del Valencia. El que fuera directivo con Arturo Tuzón y primer presidente de una Fundación muy alejada del paradigma actual agarró hace menos de un mes la bandera de salvación del valencianismo más herido, en un movimiento hasta ahora desconocido por la envergadura del asunto que lleva entre manos: quitarle la propiedad de una sociedad anónima a un millonario que vive en Singapur. No son pocos, tanto sus acérrimos y hasta sus críticos, que consideran que realmente el Valencia de Meriton va camino de la autodestrucción y es esa percepción la que ha empujado a este catedrático de Derecho Financiero y Tributario a dar ahora un paso adelante que otros –véase Miguel Zorío y Antonio Sesé– ya dieron tiempo atrás. Zorío lleva tiempo alejado de la primera línea mediática mientras que Sesé parece hacer la guerra por su cuenta.
Se sorprendía esta misma semana Martín Queralt que tras la irrupción de 'De Torino a Mestalla', apenas hubiera recibido llamadas de personas con cierta base blanquinegra adheriéndose al movimiento. «Ven los toros desde la barrera pero tienen que bajar en algún momento», llegaba a expresar uno de los pensadores valencianistas con más bagaje intelectual: autor de libros y publicaciones en materia financiera y tributaria y un gran apasionado de la música clásica italiana. Criado en Convento Jerusalén, desde los cuatro años iba a Mestalla, al que no perdía de vista ni cuando estuvo residiendo en la italiana Bolonia con motivo de su tesis de derecho a principios de los años setenta.
Destacan sus colaboradores en esta nueva Plataforma la pasión con la que se ha entregado a la causa Queralt, consciente también del desgaste personal al que va a estar sometido por el largo camino que falta por recorrer si de verdad en algún momento Peter Lim plantea una salida. El problema es que este movimiento, que presume de ser, entre otras cosas, la suma de todas las voluntades populares, tiene que convencer no sólo a las administraciones públicas (García-Fuster va a tener protagonismo), sino también y sobre todo al banco. Desde Bankia, por cierto, nada saben de la intención de Lim de vender. Es más, la versión que se ofrece siempre es la contraria. El dinero va a ser lógicamente y en primer y último término el gran problema a resolver.
Y es precisamente ese asunto, el de la financiación que implica también el problema urbanístico del estadio, con el que lleva cierta delantera Zorío, con el que se ha intentado sin suerte un intento de aproximación.
Mañana se celebrará la tercera reunión de esta vigorosa 'De Torino a Mestalla' donde ya habrá cierta materia importante que exponer al gran público. La urgencia es una de las premisas que se han impuesto a todos sus componentes. Por eso, uno de los planteamientos que se han barajado desde el primer momento es el de llevar con fundamento a Lim al juzgado. Sesé ha sido el último en recibir un duro golpe judicial por parte de la fiscalía.
En 1997, Martín Queralt ya se alzó judicialmente contra Paco Roig por el afán de éste de agrupar acciones y acabó siendo arrasado por aquel «Per un Valencia campió». De eso hace ya veintitrés años. Quizás demasiados para un hombre enamorado de la gloria de aquel Valencia de 1954 de Luis Casanova.
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