Maxi mete a Gracia en problemas

A Maxi Gómez se le está torciendo pero de verdad la temporada y quizás sin ser consciente él mismo, está poniendo además a Javi Gracia en un serio compromiso. La metedura de pata del uruguayo el domingo, cuando soltó al árbitro aquello de «la concha de tu madre» va a tener más consecuencias de lo que el delantero se imagina. Para empezar, a su entrenador le obligó después a hacer todo tipo de requiebros cuando trató en sala de prensa de defender no sólo la titularidad del delantero sino su continuidad cuando los números reflejan que este Maxi está en el momento más bajo de su carrera como profesional, desde el punto de vista goleador. Pero, además, la excesiva verborrea del uruguayo va a provocar que el Comité le apriete las clavijas por deslenguado.

A falta de lo que determine este organismo de la Federación, Maxi se expone a quedarse varios partidos en la grada. Dependerá si el Comité califica las palabras del jugador como menosprecio o como insulto. Es importante el matiz porque variará considerablemente el castigo que se le va a aplicar en cuanto a número de partidos. El artículo 117 del Código Disciplinario refleja el menosprecio: «Dirigirse a los árbitros, directivos o autoridades deportivas en términos o con actitudes de menosprecio o de desconsideración siempre que la acción no constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos o por tiempo de hasta un mes».

Más duro será si es insulto. Ahí la cosa se puede estirar: «Insultar, ofender o dirigirse en términos o actitudes injuriosas al árbitro principal, asistentes, cuarto árbitro, directivos o autoridades deportivas, salvo que constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de cuatro a doce partidos», dice el artículo 94. Quedan ocho jornadas para que acabe la temporada.

Es la cuarta vez que Maxi es expulsado en su trayectoria. En el Celta, en un partido contra el Getafe, vio dos amarillas en el mismo minuto (37') por protestar menospreciando al árbitro. La segunda por aplaudir la decisión de enseñarle la primera tarjeta.

Por lo tanto, por muy poco que tenga que quedarse sin jugar, el final de campaña dejará al uruguayo con unas cifras pírricas teniendo en cuenta que es el hombre en el que más confianza ha depositado Gracia y que lleva también varias jornadas aportando lo que puede menos goles. Desde el 4 de enero no marca.

Y si a esto le añadimos que únicamente lleva anotadas cinco dianas, se puede decir que Maxi está cuajando su peor temporada con bastante diferencia. Difícil va a ser que pueda llegar a los 9 tantos que consiguió el ejercicio pasado, la cifra más baja en su curriculum.

Repasando sus estadísticas, los 5 goles que tiene en los 25 partidos disputados le sitúan con una media de un gol cada 440 minutos. A ese ritmo, será imposible en las ocho jornadas que dejar una apariencia positiva.

Nunca se había quedado con esa cifra tan baja. En Defensor hizo 14 goles en la temporada 2015-16, la siguiente quince; ya en el Celta (2017-18) llegó a los 18 en 36 partidos de Liga; algo menos en la 2018-19: 13 en 35 encuentros. Y fue en el Valencia donde empezó a bajar precisamente su olfato, con 9 dianas el curso pasado y los 5 actuales.

Que Maxi ha provocado situaciones en las que se ha beneficiado el equipo, pese ano marcar, es innegable, pero al delantero siempre se le exigen goles y Maxi tiene un déficit importante en ese sentido. El problema es que Gracia tiene muy claro que el delantero titular es él. Por eso se producen situaciones que molestan a la afición, como ver que contra la Real Sociedad y cuando parecía que se necesitaba un revulsivo para buscar la remontada, el técnico dejó en el banquillo a Manu Vallejo –sobre todo– y a Cutrone, que venía de marcar dos con la selección sub-21 italiana.

Gameiro es hoy por hoy el segundo delantero blanquinegro y es difícil acertar en el papel de Vallejo. Lo de Cutrone es todavía más complicado de entender aunque hay que encuadrarlo en el mismo grupo en el que se encuentran Ferro y Cristian Oliva. Han venido... para casi nada.