El mercadeo enreda el drama de Mestalla

El ridículo frente al Barcelona pasó factura a todos, incluido a un Corberán cuyo planteamiento quedó demasiado pronto en evidencia. El de Cheste ha sufrido en su sexto partido al frente del Valencia (4 de Liga y 2 de Copa) una de esas lecciones que curten a los entrenadores. Lo que pasa es que el inoportuno atrevimiento que exhibió el Valencia arrastró a todos sus futbolistas. Por eso, una de las dudas que se tienen que despejar esta tarde es ver primero el diseño de partido que realiza el entrenador y otra saber cómo gestionan los jugadores su rehabilitación motivacional ante la propia afición.

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El problema con el que se encuentra el Valencia es que las últimas horas de esta ventana de fichajes van a ser más intensas de lo que parecía en un principio. Como llegaron tan pronto Sadiq y Aaron, daba la falsa impresión que el miedo al descenso había hecho que la maquinaría valencianista iba a acabar con la dinámica de los últimos años. El Valencia siempre parecía abonado a apurar los plazos antes de reforzar su plantilla y siempre recurriendo a jugadores de un perfil de bajo coste.

De hecho, Corberán trasladó, desde el día en que llegó, la sensación de que en Singapur había también miedo al descenso y que el Valencia ahora sí iba a permitir el gasto necesario para remediar los desajustes de la plantilla. Costó sacar a Caufriez y este sábado parecía haberse enfriado considerablemente el pase de Dani Gómez al Zaragoza. El delantero volvió a ejercitarse en la última sesión al margen de sus compañeros. Pero hasta la noche de este lunes hay tiempo y todo tiene la pinta de que los casos afectados se van a resolver a última hora.

El problema con el que se puede encontrar Corberán es morrocotudo, en un escenario en el que finalmente se queden en el vestuario aquellos a los que el técnico ya les ha dicho que mejor se busquen la vida fuera. Eso por un lado. Por otro estaría el hecho de que el club satisfaga los deseos expresados por su nuevo entrenador tras detectar las necesidades. El Valencia no puede permitirse lujos de dejar pasar partidos sin puntuar por culpa de no tener los elementos adecuados en su plantilla. Baraja acabó por asumir con bastante disciplina la manera tan peculiar que tenía el Valencia por afrontar el capítulo de refuerzos. Corberá, de momento, se muestra fiel a la línea oficial. Todo ideal para Singapur.

Pero la confianza del entrenador era de contar con ese mediocampista ofensivo que le diera lo que hasta ahora, por ejemplo, Almeida no ha podido ofrecerle. El elegido, tras los que se han ido quedando por el camino, era Suso Fernández (19-11-1993). El gaditano apenas ha jugado con el Sevilla esta temporada (205 minutos) y termina contrato este mes de junio con los del Pizjuán. El Sevilla no quiere hacerse cargo de ninguna de las cantidades que le restan por percibir y ahí puede estar una de las claves. Hasta García Pimienta, su todavía técnico, se pronunciaba sobre la situación de Suso. «Es un jugador más de la plantilla y me imagino que tendrá ofertas porque es un grandísimo jugador. Entiendo que si hay una oferta que le interese se marchará y si no se quedará. No se pierde ningún entrenamiento, entrena bien y tiene calidad, pero no ha participado tanto. Ninguna queja con él».

Lo bueno al menos para Corberán es que para esta tarde ha recuperado las piezas que tenía de baja. Mosquera vuelve tras la sanción, Barrenechea se perfila como titular pese al corte en el pie y Hugo Duro parece haber superado las molestias que tenía estos últimos días. El Celta –con sólo dos caras nuevas en su plantilla y cuatro bajas– llega a Mestalla sumando cuatro de los últimos 15 puntos, curiosamente uno menos que el Valencia.