Con el contador del ejercicio 21-22 a cero, tras el cierre contable del 30 de junio, la situación del Valencia vuelve a estar –lamentablemente– más cerca de la causa objetiva de disolución que de la mayor transacción del fútbol mundial que se vendió como ... lema de campaña para la venta de las acciones de la Fundación. El club no ha logrado cerrar ninguna gran venta (con Guedes y Soler como grandes perlas en el escaparate) en un mercado que ha iniciado el verano con la mayoría de clubes en Europa en números rojos. A falta de conocer la cifra real de pérdidas, lo que es seguro es que Meriton ha batido su propio récord de déficit en un curso desde que es máximo accionista. Hasta ahora, esa marca eran las pérdidas de 36,2 millones de la temporada 17-18. En el presupuesto aprobado en la última junta –el que englobaba la realidad del ejercicio que terminó ayer– se asumieron pérdidas de 36,59 millones con una previsión de 37,7 millones de beneficio neto en venta de jugadores, con lo que el agujero real es de 74,3 millones. El de 2021 fue de 73,64, pero se logró facturar 42,44 de beneficio neto en venta de jugadores para amortiguar el golpe. En esta ocasión, no se podrá evitar. La deuda acumulada es de 391,28 millones en la última tasación, con lo que cuando se ponga en negro sobre blanco las pérdidas reales de la última temporada, se volverá a superar la cifra de 400 millones.
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La cruda realidad del proyecto de Meriton es que ha dado pérdidas en siete de las ocho temporadas al mando. Sólo en una de ellas, la 18-19, el club acabó dando beneficios pero a la cifra positiva de 1,3 se llegó tras un ejercicio de ingeniería financiera con el Barcelona, con Mateo Alemany como ejecutor de lado valencianista, donde se intercambiaron las cifras de la compra y venta respectiva de Neto y Cillessen para que, en ese caso, el Valencia contabilizara antes del 30 de junio la venta del brasileño y después del 1 de julio la compra del neerlandés. En la primera temporada de Lim al cargo, la campaña 14-15, las pérdidas fueron de 1,7 millones. En la 15-16 ascendieron a 31,4 millones, 27,1 millones en la 16-17, los 36,2 referidos de la 17-18, 8 millones en la 19-20 y 31,2 en la 20-21. Un acumulado de 134 millones de pérdidas para el Valencia con Lim al mando. Si la sangría del cierre del ejercicio 21-22 supera los 66 millones, el déficit acumulado con Meriton como máximo accionista se disparará por encima de los 200 millones.
El drama asociado del agujero contable tras no poder vender jugadores es que el Valencia volverá a asomarse a la quiebra técnica. Un escenario reciente y que Peter Lim tuvo que sortear capitalizando los créditos que le debía el club en acciones. La auditoría de Ernst & Young, firmada por Amparo Ruiz Genovés, alertó que a 30 de junio de 2021 el club estaba en esa situación al estar en 558.000 euros por debajo del límite que marca la Ley de Sociedades, que dictamina que una empresa se sitúa en el umbral del cierre de persiana cuando su patrimonio neto está por debajo de la mitad de su capital social. A esa situación límite se llegó, entre otros motivos, por una pretérita decisión de Lim de hacer malabares con los números de su nefasta gestión y en 2018 se aprobó una reducción de capital, para pasar de 86,94 a 21,59 millones para compensar pérdidas. Tras la doble ampliación de capital, donde Lim pasó a tener el 90,5% de las acciones y donde los pequeños tenedores de títulos suscribieron sólo 497.420 euros comprados, el nuevo capital social del Valencia es de 34,72 millones tal y como recogió el BORME a finales de marzo. Ahora, Layhoon Chan y Kim Koh están en Valencia, entre otros motivos, para encontrar junto a la directora financiera Inma Ibáñez, la fórmula de evitar el abismo financiero en esta ocasión. Miguel Zorío, portavoz de Marea Valencianista, advirtió este jueves que si el club vuelve a entrar en causa de disolución objetiva, como marca el artículo 361.1 de la ley de sociedades anónimas de capital, «Lim tendrá dos meses, que es el plazo que marca la sentencia del Tribunal Supremo para que los administradores de la SAD actúen con transparencia y eviten su responsabilidad penal». En el terreno deportivo, la temporada contable 22-23 arranca para el Valencia con un límite de Fair Play financiero de entre 42-45 millones para el coste total de plantilla. En el último presupuesto, el gasto de plantilla inscribible en la LFP era de 74,66 millones. Toca seguir recortando.
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