Meriton destruye su octavo proyecto

Peter Lim ha dinamitado su octavo proyecto. La apuesta por Javi Gracia, ese que ya había trabajado con dueños y tenía mano izquierda con sus jugadores, ha saltado por los aires. El presidente, Anil Murthy, y los tres ejecutivos que se han incorporado a lo largo de este último año, Joey Lim, Teo See Wei y Sean Bai, son los encargados de apartar los escombros y poner en marcha un plan diseñado a miles de kilómetros y comunicado por mensajería instantánea para la próxima temporada. Si es que la idea no es hacer las maletas y largarse. Nunca se sabe. Para los últimos cuatro partidos de la presente campaña, consideran que Voro es el salvador. Para la próxima, Lim dirá si es que no está pensando el singapurense en deshacerse de la mayoría accionarial del club.

El máximo accionista del Valencia sedujo a Amadeo Salvo. Y viceversa. El ahora presidente del Ibiza, con Rufete y Ayala, estaban preparados para formar un equipo que a largo plazo cumpliese el deseo del asiático de ganar la Champions. La llegada de Rodrigo Caio rompió la cuerda y Salvo, custodiado por la siempre educada Layhoon Chan, anunciaba que dejaba el Valencia aunque alegaba motivos de salud de su padre. Nuno Espirito Santo se hizo grande y respaldado por un amigo común con Lim, Jorge Mendes, estaba dispuesto a ser entrenador y algo más. Era el primer proyecto cien por cien Peter Lim. Dos hombres de su confianza al mando del club cuyo escudo decoraba las tartas de cumpleaños.

Pero la etapa idílica, que duró una temporada, empezó a enturbiarse. Los fichajes de Abdennour por 21,8 millones más variables, Aderllan Santos o Danilo Barbosa no agradaron en Mestalla, ni a nadie con un poquito de gusto por el fútbol. El Valencia se alejaba de la zona Champions y dentro del vestuario el ambiente se enrareció. Los delanteros suplentes se preguntaban por qué Rodrigo Moreno seguía siendo titular pese a que sus cifras goleadoras dejaban mucho que desear. Jorge Mendes era objetivo de todas las críticas y Nuno, que ejercía de manager general, decidió bajarse del barco antes de un Sevilla-Valencia en noviembre de 2015. Se marchó con la cabeza alta, recordando en su despedida en varias ocasiones que la temporada anterior había logrado la mejor puntuación de la historia del club (77 puntos).

Voro tomó los mandos hasta que llegó Lim y sentó en el banquillo a otro amigo suyo, un exfutbolista con cero experiencia en el blanquillo: Gary Neville. El 7-0 en el Camp Nou refleja la trayectoria de un técnico que nunca volvió a sentarse en un banquillo y que a principios de 2021 se autoproclamaba peor entrenador de la historia del Valencia. Tomó el mando Ayestarán, que formaba parte del cuerpo técnico del inglés. Pero aquello fue otro fracaso.

Por aquel entonces, Lim ya había intentado formar su tercer proyecto. Suso García Pitarch, un hombre de fútbol y de la casa, era el director deportivo perfecto. Tras el vasco, y otro periplo de Voro, propuso el fichaje de Cesare Prandelli. El técnico italiano llegó al club de Mestalla. Se las prometía felices. Ocho jornadas y alguna que otra comparecencia, como aquella del 'Fuori', en un día de Nochevieja, dimitió alegando que no le llegaban los fichajes que se le habían prometido. También recriminó a García Pitarch que no dimitiese junto a él. Era cuestión de tiempo, del de La Pobla de Vallbona, después de incorporar a Zaza y Maksimovic, certificó su adiós. Un par de meses más tarde, mientras Voro volvía a entrenar al equipo, José Ramón Alesanco se hacía cargo de la dirección deportiva. Vicente Rodríguez, quien había llegado con García Pitarch al club, se incorporó a la secretaría técnica.

En verano de 2017, a Lim le dio por pedir consejo y Javier Tebas recomendó la llegada de Mateo Alemany. El mallorquín fue nombrado director general y le dio un telefonazo a Marcelino García Toral, quien a su vez hizo lo propio con Pablo Longoria. En septiembre, el club prescindió de Alesanco y la relación entre Vicente y Longoria se convirtió en insostenible. Meriton acababa de levantar su quinto proyecto y Layhoon se había marchado de nuevo a Singapur dejándole el sillón a Anil Murthy. El presidente del Valencia lo tenía todo hecho. Sólo tenía que disfrutar desde el palco. Una clasificación para la Champions el primer año. Objetivo cumplido. Es lo que tiene dejar. Llegó la temporada 2018-2019. Una campaña marcada por el centenario. Después de un duro invierno en el que los empates tambalearon el puesto de Marcelino, Alemany, que todavía tenía credibilidad para Meriton pidió que mantuvieran la fe en el asturiano.

Llegó marzo y el valencianismo tomó la calle, vio a Kempes y al Piojo sobre el césped de Mestalla de nuevo y lloró con Parejo levantando la Copa al cielo de Sevilla. Meses después, volvía a derramar lágrimas al ver cómo se derrumbaba el Valencia campeón. Fuera Marcelino y también Alemany. Anil Murthy tomaba las riendas y Albert Celades se subía en un AVE. Pero en enero de 2020 el presidente del Valencia pidió refuerzos. Lim fichó a César Sánchez y Corona, Jorge López estaba en la secretaría técnica. Tras la marcha de Celades, César dimitió. Jorge López fue cesado en verano. Corona se erigió la mano derecha de Murthy y recomendó a Javi Gracia. El entrenador número ocho de Meriton y la cabeza visible del octavo proyecto que resistió a la sacudida de octubre pero que era la crónica de una muerte anunciada.