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Mestalla honra a un club eterno

Mestalla honra a un club eterno

Más de 200 jugadores que han vestido la camiseta del Valencia posan con los principales trofeosMañó, que ganó títulos en los años 50 y 60, emociona a un estadio que cuida su pasado y mira al futuro al recordar la próxima final de Copa

TONI CALERO

Lunes, 25 de marzo 2019, 00:04

valencia. Se echó al suelo Ricardo Arias. Sus pulmones y piernas no estaban para más trotes, así que uno de los grandes capitanes de la historia del Valencia le dijo a Claudio Ranieri: 'finito'. El central de Catarroja se despojó de la camiseta centenaria para exhibir la Senyera, arrodillarse y besar el césped que tanto le dio. Más de 600 partidos con el primer equipos, 16 temporadas, tres títulos de postín y algunas fatigas por los campos de Segunda. El gesto de Arias contuvo todo lo vivido en más de cuatro horas de fiesta en una tarde inolvidable. Ahí derrochó Arias el sentimiento de pertenencia a un club eterno pidiendo el relevo de aquellos que están y deben continuar llegando. Mestalla aplaudió a Arias, mucho, muchísimo, pero también a Daniel Mañó, Piojo, Cañizares, Subirats o Fernando. Mestalla tuvo palmas para recordar el pasado, encontrarse con el presente de Parejo y compañía y mirar al futuro, empezando por esa final de Copa del Rey que no se va de la cabeza de la afición por decenas de citas en Liga y Europa que se entrometan hasta ese momento.

Fueron, en total, más de doscientos futbolistas del Valencia sobre el césped. La mayor reunión posible para el cumpleaños de la entidad que pudo dejar ausencias notables, prácticamente imperceptibles entre tantos históricos. Quién se lo perdió, se lo perdió. Acomodó el club los bancos para mantener los trofeos más relevantes y las leyendas se agolpaban en el palco. El protocolo envió a Forment o Sol entre otros a subir y bajar escaleras y ninguno rechistó pese a los pesares. Los familiares de los futbolistas ya fallecidos protagonizaron los primeros desfiles. La sangre de Mundo, Pasieguito o Amadeo, la de los fundadores de la entidad, de nuevo fundida con el valencianismo. Acto seguido apareció el extremo de Sueca Daniel Mañó, que levantó trofeos en los años cincuenta (Copa del Generalísimo) y sesenta (dos Copas de Feria). De esa generación, además de Mañó, estuvieron Aliaga, Ramírez, Chirri, Martí y Egea.

A partir de ahí, todas las décadas sobre el césped. De los sesenta y los setenta, Roberto Gil, Escudero, Guillot, Paquito, Cabello, Vidagany, Luis Vilar y Poli. De la Liga de 1971 con Di Stéfano en el banquillo, Jara, Antón, Enrique Claramunt, Sergio, Forment, Valdez, Gabriel Uriarte, Lico, Adorno, Meléndez, González, Kurt Jara, Víctor, Esteban, Eloy y Juan Carlos. Obviamente, los grupos se fueron haciendo más numerosos cuando se evocaron los ochenta, noventa y los héroes del doblete hasta llegar al cuerpo técnico y los jugadores (salvo los internacionales) del actual equipo.

Casi toda la historia del Valencia expuesta a los ojos de la afición y faltaba la estrella de la tarde, de esta semana repleta de actos del centenario. Mario Alberto Kempes puso Mestalla boca abajo. El Matador intentaba 'repartir' la gratitud de la grada hacia el resto de jugadores, pero en ese momento pareció imposible. Kempes lució con la bandera fundacional, luego con el '10' y la Senyera, y va a regresar a su hogar, en Estados Unidos, comprobando una vez más que Valencia siempre será su casa.

Con Pako Ayestarán, Jesús Paredes (cuánto echaría de menos a Luis Aragonés), Butragueño o Amor en el palco de autoridades, arrancó un partido que sólo era la excusa para volver a ver a los grandes. «Es un orgullo estar aquí, un honor recibir tanto cariño. Estoy feliz, feliz, de poder compartir con todos este momento», manifestó Piojo con Cañizares de entrevistador. «Tenía muchos jugadores con ganas de hacer grande al Valencia. Más que el título de Copa, lo más importante es que hicimos un proyecto de club con una idea clara de juego», recordó Claudio Ranieri, técnico de las leyendas y que en las próximas horas volverá a la faena con la Roma.

Dani Parejo hizo una pausa en la concentración de la selección española para vivir en Mestalla el último acto del centenario. Y Marcelino se acordó de la final de la Copa del Rey. Como él, toda la grada, soñando en alto con el viaje a Sevilla del 25 de mayo. «Estamos en una final pero no nos queremos quedar ahí. Llega una etapa de dos meses en que nos jugamos mucho y esperemos poder hacerlo hasta el final», dijo el entrenador. Los actos acabaron con un poema leído por el actor Enrique Arce, la interpretación del himno regional y un espectáculo de fuegos artificiales. Puro Valencia.

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