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Mestalla a vista de dron durante el espectacular tifo realizado en las gradas durante el homenaje.

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Mestalla a vista de dron durante el espectacular tifo realizado en las gradas durante el homenaje. vcf

Mestalla llora a las víctimas de la trágica DANA

El valencianismo muta en símbolo del pueblo unido en el dolor. Un tifo gigante con los colores de la Senyera preside un sobrecogedor minuto de silencio que llena de lágrimas los asientos del estadio

Sábado, 23 de noviembre 2024, 14:26

«Es la primera vez que salgo de Paiporta tras la DANA». Es decir, en veinticinco. La confesión es de Rafael Bermell, un joven seguidor enfundado en una camiseta del Valencia con los colores de la Senyera nada más llegar a Mestalla. Su siguiente reflexión impacta aún más: «Flipé cuando subimos el puente que lleva a San Marcelino porque cuando ví cómo estaban las calles en Valencia me dio la impresión de que llegábamos a otro mundo. A diez minutos de casa, otro mundo. Llegas de una zona de barro y observas a la gente en las terrazas tomando una cerveza. Como hacíamos nosotros antes». Tremendo. «Soy muy valencianista y volver a Mestalla es recuperar la normalidad», prosigue «pero a Paiporta le hace falta mucha ayuda. Ha pasado casi un mes de la tragedia y necesitamos que lleguen las ayudas económicas. Soy montador de pladur y para poner en marcha otra vez mi negocio he tenido que adelantar el dinero. Así le está pasando a mucha gente». Rafael viajó desde Paiporta con tres amigos, Albert, Borja y Carles, que resume lo que supone para ellos volver, por unas horas, a algo parecido a una normalidad: «Pasar un sábado con los amigos, después de todo lo ocurrido, es muy importante. Despejar un rato la cabeza y volver a tener risas».

Con una sonrisa, entraron los cuatro a Mestalla. A su casa. Allí, con el resto de la familia valencianista, tuvieron tiempo para experimentar todo tipo de sentimientos. De euforia por la victoria y de emoción, mucha, por todo lo vivido en la previa. El homenaje fue imponente. Sin más. Ni menos. Mestalla lloró a las víctimas de la DANA y honró, y abrazó, a todos los afectados. Con una testigo de excepción, la gigante Senyera que mutó en símbolo cuando fue colgada en el Bernabéu y que fue portada por niños de las escuelas conveniadas con el club de los pueblos afectados, además de personas damnificadas por la riada, voluntarios y representantes de los colectivos de emergencias.

«Cuando el agua rompió el suelo y el sol se ha escondido ya. Cuando el viento cantó el miedo, todo se volvió a callar. Llegan voces desde lejos, manos que quieren sanar». Así comienza la canción 'Voces valencianas', unos de los himnos creados tras la tragedia. La voz de Rei Ortolà y el sonido de un violonchelo fue lo único que se escuchó en la salida de los jugadores. Acto seguido, los dos equipo formador frente a la Grada de la Mar, mientras se desplegó un tifo con los colores azul, amarillo y rojo que cubrieron toda la grada. Ahí se produjo un pequeño, y precioso, viaje en el tiempo para decenas de miles de personas. Una imagen idéntica, y ante el mismo rival, se vivió para festejar la Liga de 2002. ¡Qué bonito recuerdo! Comenzaron a sonar las notas, con dolçaina i tabalet, y César Tàrrega, no pudo contener las lágrimas. Sería la primera de las tres veces en pocos minutos. La segunda, durante el imponente minuto de silencio donde él único sonido fue el del viento que arrancó el ondear de miles de Senyeras y de bufandas y donde Pepelu y Jaume Doménech, valencianos, acompañaron en el césped a los jugadores que arrancaron el partido, poniendo un enorme crespón negro sobre el césped en señal de duelo por las víctimas. El tercer momento de lágrimas, esta vez de alegría y rabia, para Tàrrega llegó cuando marcó su gol. Por Aldaia.

Las lágrimas no se vieron sólo en el césped. Llegaron a todos los sectores del campo y a la tribuna de prensa, donde algún periodista, también afectado por la tragedia, no era capaz de parar el llanto. Una familia, la de Mestalla, que supo estar a la altura para honrar la memoria y, a la vez, simbolizar la fortaleza de una tierra que se va a levantar. Que nadie lo dude. La emoción también llegó a las leyendas del club. Ricardo Arias es de Catarroja. No hace falta añadir más. «Lo estoy llevando fatal. Sigo viendo imágenes desgarradoras. Es muy complicado liberarte de ese peso cuando ves sufrir a la gente con tantas muertes», reconoce vaciando el alma hacia fuera. Lo hace antes de mandar dos mensajes. Muy claros. «La lección que nos han dado los chicos y chicas jóvenes ha sido impresionante. Han ido sin saber lo que se iban a encontrar sólo con la idea de ayudar. Para el resto, que no caiga en un saco roto la tragedia porque temo que va a ir para largo. Reconstruir todo lo destruido va a ser muy complicado porque son demasiadas poblaciones las afectadas. Hay mucha gente mayor que lo ha padecido y lo que hay que hacer es ayudar y no alardear», sentencia. Y así, entre lágrimas compartidas, un par de sustos en la grada como efecto colateral de tanta tensión emocional, cánticos recordando lo del «pueblo salva al pueblo» coreados por la gran mayoría del estadio, y volviendo a entonar el «¡Peter, vete ya!», para que el dueño de Meriton recuerde que esa foto sigue siendo fija, pasó la tarde más emotiva que se recuerda en Mestalla. Cuando se apagaron los focos, miles de valencianistas volvieron a la zona cero de la tragedia. Siguen siendo familia de bufanda. No nos olvidemos de ellos.

Las lágrimas ya habían empezado a primera hora de la mañana del sábado. Una delegación del Betis se desplazó al CEIP Orba de Alfafar, uno de los centros educativos más devastados por la DANA, para entregar material deportivo. Rafael Gordillo, una leyenda, no reprimió el llanto al presenciar la magnitud de la tragedia. Joaquín Sánchez, tampoco: «Después de pisar suelo valenciano el partido es lo de menos. Es impresionante y desolador. Se te eriza el pelo sólo de ver a los coches destrozados por el camino. Que sientan los afectados que no están solos, que no ha sido una cosa del primer día y luego quedan olvidados. Queremos hacerles saber que tienen la ayuda de todo el pueblo español». Hasta Lim dio señales más de tres semanas después de la tragedia. El máximo accionista del club donará la misma cantidad que se haya obtenido de la recaudación del partido ante el Betis. Toda ayuda es poca, bienvenido a la causa casi un mes después.

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