–Usted marcó un gol icónico, el de la permanencia de 1983. ¿Cómo lo recuerda?
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–Allá donde voy me lo recuerdan los aficionados. El hecho de que con mi gol se pudiera salvar al Valencia en el último partido, con todo lo que arrastra el Valencia y la temporada que pasamos ahí abajo, fue de película. Para mí fue el gol más importante y el que el va a marcar siempre. Todos los años se conmemora. Para mí es un orgullo como valenciano y jugador del Valencia.
–Al igual que ocurrió en aquellos años, el Valencia está echando mano de varios canteranos por la crisis. ¿Ve alguna relación entre ambas épocas?
–Hay cierta similitud. En aquella época éramos también muchos jugadores de casa. A la gente no le gusta la paciencia, pero ahora son momentos complicados y hay que estar con los que están. Y más cuando hay siete u ocho jugadores que son de aquí.
–A mediados de los 80 tampoco había recursos para fichar.
–Tuvimos problemas hasta para cobrar. Había compañeros de fuera a los que tuvimos que dejarles dinero. Estuvimos dos años en que no tuvimos el objetivo de mirar arriba, sino simplemente de salvarnos. Para un equipo como el Valencia no es agradable.
–¿Cuál es la fórmula para que funcione un grupo tan joven?
–Después de salvarnos en 1983, el club se va deshaciendo de Kempes, Solsona, Carrete, Saura... De seis o siete jugadores que habían dado mucho. Empezó a subir gente de abajo. Un equipo es un mezcla de veteranos y noveles, lo que pasa es que ese salto necesita su tiempo para que el jugador se adapte. Es complicado para la gente joven. Pero en el Valencia hay gente que ha jugado en Primera y con mucha experiencia. El conjunto no está mal.
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–¿Cómo ve el rol de Soler y Gayà?
–Se ha ido gente pero los importantes tienen que dar un paso adelante. Jaume, Gayà y Soler están haciendo lo que deben hacer. A los de casa siempre se nos exige un poquito más. Es normal. Ellos son los referentes en los que se tiene que fijar la gente joven que está subiendo como Lato, Álex, Yunus, Guillem, Hugo...
–El Valencia fue decayendo hasta que en 1986 descendió. ¿Cuál es la clave para que no ocurra?
–La Liga es muy larga. Si no sacas dos o tres resultados positivos, te vas a ver envuelto en una zona turbia y eso genera dentro del equipo nerviosismo y no te da esa confianza. Y más en un equipo que no está acostumbrado a vivir situaciones de necesidad. Eso es lo que más daño hace a un jugador de fútbol, estar acostumbrado a pelear por unas metas y de repente verte en situaciones nuevas. En esos momentos, la mejor medicina es ganar. Hay que confiar en los jugadores que tenemos actualmente y no queda otra que pico y pala. A todos nos gusta ir en Mercedes, pero los Mercedes hay que pagarlos. Es un momento complicado. Ver que el Valencia aumenta su deuda tampoco es lógico. Hay que centrarse un poquito y saber hasta dónde podemos llegar ahora. Cogiendo una racha buena, se puede ver todo de otra forma.
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–¿Debutar en estas circunstancias es un arma de doble filo?
–No es una situación agradable para los que están subiendo ahora, pero esto es fútbol y tienen que acostumbrarse a sufrir. Es un año en que igual tenemos que sufrir más de lo normal pero hay que coger el toro por los cuernos y hacerse valientes. Y queda mucha Liga aún. Pueden ser un par de años complicados para que se vaya haciendo una base de equipo, pero hay que pasarlos.
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