CAYETANO ROS
Domingo, 7 de noviembre 2021
Un grito que llega para quedarse. A medida que se van sumando espectadores en Mestalla, superado poco a poco el trauma de la pandemia, el estadio va volcando su desafección contra el máximo accionista, Peter Lim. No hay vuelta atrás. Los más de 37.000 ... seguidores rugieron ayer en el minuto 19, iniciativa de Libertad VCF en honor al año del origen del club (1919), y lo volvieron a hacer al finalizar el partido, nada más marcar Hugo Duro el empate ante el Atlético. Porque Mestalla quiere dejar muy claro que seguirá pidiendo la marcha de Lim independientemente del resultado. El veredicto es el mismo. La hinchada sigue encantada con el espíritu rebelde de Bordalás, liderado esta vez por el impagable Gayà y por el sorprendente Hugo Duro, mucho mejor de delantero centro. El grito desesperado del minuto 19 ha llegado para quedarse. El símbolo del principio del fin de Peter Lim. La oposición inteligente de Libertad VCF empieza a dejar huella.
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En horas bajas en el Camp Nou. Mateu Alemany se marchó como un héroe del Valencia, encumbrado por construir, junto a Marcelino, un ambicioso proyecto coronado por la Copa del Rey de 2019, hecho añicos, poco después, por la envidia y la torpeza de Peter Lim. Cumplió dos años como un gestor hábil y competente: muchos más aciertos que errores y una constatada inteligencia para comunicar lo que le convenía a la entidad en cada momento. Siempre hubo alguien al volante. Ha patinado, sin embargo, en estos meses como director de fútbol en el Barcelona, engullido por su desnortado presidente, Joan Laporta, en las operaciones de Messi, de Griezmann y ahora de Xavi: el esperpento de que el club catarí se haya negado a negociar y de que el nuevo entrenador azulgrana haya tenido que pagar la mitad de la cláusula de rescisión. Mateu Alemany encontró en el Valencia una sociedad a la medida de sus posibilidades. En este Barça se le ve sobrepasado. Al igual que en el caso de los entrenadores, hay una persona para cada club y un club para cada persona. El Valencia hizo a Mateu grande de nuevo.
No disparen contra Javier Pereira. La grandeza de un líder se mide también por su humildad para rectificar a tiempo. Animado por sus consejeros deportivos (David Navarro y Manolo Salvador), Quico Catalán cometió el mayor error de su carrera en el Levante UD al destituir con nocturnidad y alevosía a Paco López. El equipo, pese a su mejor disposición en Mendizorrotza ante el Alavés, ha caído en picado en las últimas cinco jornadas: dos puntos de 15 posibles, 12 goles encajados. Javier Pereira vino para lograr un conjunto más defensivo, pero no tiene la culpa de que fueran a por él a China y lo colocaran, sin nada que lo avalara, al frente del banquillo de Orriols. Seguramente Paco López era el único capaz de haber salvado a este Levante: ya había salido de peores atolladeros. Pero no queda tiempo para relamerse las heridas. Es hora de actuar para el presidente. Le queda una última bala. La naturaleza de su liderazgo está en juego.
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