Mano derecha en la barbilla. Layhoon Chan no pestañea. Mirada al frente. Parte de los espectadores que están cerca del palco se levantan furiosos, no ... porque el Girona haya marcado el 0-2 con todo merecimiento, sino porque el equipo de Baraja está dando muestras de agotamiento mental y físico. Mestalla no está ni lleno ni vacío. Una sensación insípida de final de temporada invade el estadio mientras en la calle bastantes cientos siguen coreando consignas contra Meriton, contra Peter Lim, contra la propia Layhoon, Corona, Solís, etc… Cuadra Fernández, el árbitro del partido, parece haberse contagiado del ambiente enrarecido y pita el final de una forma inusual. Primero un pitido, luego un silencio y cuando están todos parados sin saber muy bien qué hacer, vuelve a hacer la habitual ráfaga de silbato. Se acabó el partido y se acabó la temporada en Mestalla. Se vuelven a girar muchos espectadores de la zona de tribuna hacia el palco. Allí ya no está Layhoon. Ha sido la primera en levantarse y zambullirse en el antepalco. Ya ha tenido bastante con aguantar hierática una de las tardes más difíciles que le ha tocado pasar.
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Seguramente, estamos ante el momento más delicado desde el punto de vista social y político de Layhoon en el Valencia en estos dos años que lleva como presidenta en su segunda etapa (en la primera estuvo de 2014 a 2017). En dos meses y pico celebrará su segundo aniversario desde que Peter Lim le volvió a dar los manos de la nave valencianista (17 de agosto de 2022). Y salvo que la escena cambie radicalmente, que puede cambiar teniendo en cuenta esa fecha del 3 de agosto, seguramente corre el riesgo de haber avanzado muy poco.
Sea o no el avance palpable en lo que se refiere lógicamente al nuevo Mestalla principalmente, la experiencia que vivió Layhoon el domingo fue única, seguramente la más dura de todo su periodo en Valencia. Entraron oficialmente más de 36.000 espectadores a Mestalla, pero el terremoto que causó la convocatoria de Libertad VCF puso a la presidenta y a su equipo de colaboradores en el mayor de los compromisos. Había que evitar a toda costa la fotografía que con Anil Murthy dio la vuelta al mundo, con la afición en la calle, el equipo jugando y Mestalla vacío (21 de mayo de 2022). Para Murthy supuso aquello la puntilla definitiva. Lim le guillotinaría por eso y por los famosos audios, dejando un clima social irrespirable en la ciudad.
Layhoon volvió precisamente para darle la vuelta a este angustioso panorama. De no haber sido por Baraja y sus jóvenes futbolistas, la tarde del domingo contra el Girona todavía se le hubiera complicado aún más a la mano derecha de Lim. La presidenta tiene mucho que contar de lo que está viviendo aquí, unas veces por cómo se las gasta el máximo accionista y otras por el propio carácter singapurense que prefiere blindarse antes que establecer puentes sinceros y de confianza.
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A Layhoon siempre se le ha respetado mucho más que a Anil Murthy. Tampoco es que el listón estuviera muy alto con el anterior presidente, dicho sea de paso. Pero a la presidenta nunca le habían montado una manifestación callejera de esta magnitud. Ella vino para unos cometidos: desbloquear el nuevo Mestalla, sanear las cuentas y relanzar un proyecto deportivo que hacía aguas. Pues bien, sobre el estadio, ya se sabe, sigue la guerra política y el campo está igual de parado que hace quince años. Lo de limpiar de números rojos las finanzas, es lo de siempre: habrá que vender este verano (Mamardashvili, por ejemplo) y el equipo se mantendrá con una plantilla de perfil bajo con el riego que eso supone. Y con lo del proyecto deportivo, la valía de Baraja no le garantiza ni mucho menos que la temporada que viene se pueda mejorar esa calma que se ha vivido este año, por el discreto mérito de salvar al equipo de Segunda, que es a lo único que aspira de verdad por ahora Peter Lim.
Quienes conocen a Layhoon saben que está igual de atada de pies y manos que el resto de personal del Valencia con las decisiones que se puedan tomar desde Singapur. La entrada en escena del hijo de Peter Lim es un apéndice con el que seguramente ya contaba la propia Layhoon cuando retornó al Valencia. Aquel día, además de su nombramiento, se anunciaron también como nuevos consejeros a Kiat y a Pang Liang Ong, que en el día a día del valencianismo han aportado tanto como Khojama Kalimuddin como presidente en funciones. Meriton, en aquel agosto convulso de 2022, fulminó a Sean Bai (director general), a Teo Swee Wei y al consejero Joey Lim. Borró de un plumazo cualquier herencia de Murthy. El problema para Layhoon es que no ha pasado del aprobado justo para la mayoría.
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