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Peter Lim, junto EFE
Valencia CF | Mudanzas Lim

Mudanzas Lim

Todas las áreas del Valencia han acabado con cadáveres desde que Meriton tomó el control del club en 2014. Cuatro cambios de presidencia evitan que el proyecto tenga una estabilidad

Viernes, 19 de agosto 2022, 00:06

Las direcciones de Real Madrid, el Atlético o el Villarreal podrán hacerlo bien, mal o regular, pero al menos saben lo que tienen que hacer. Existe un equilibrio en la sala de creación y la línea de trabajo está marcada para que los empleados la sigan, en los despachos y en el césped. El Valencia es la antítesis de estos clubes. La inestabilidad es la nota predominante desde que Meriton, con los facilitadores Amadeo Salvo y Aurelio Martínez haciendo bien su labor, tomó el control accionarial del club en 2014. Los cadáveres (desde el punto de vista profesional) se acumulan en los cajones. No se salva nadie, ni los cargos ejecutivos ni los curritos. Cualquiera es susceptible de caer en desgracia en cualquier momento y sin saber el motivo. La sensación de autodestrucción sobrevuela la avenida de Suecia y la calle Micer Mascó. Cambios y más cambios para seguir en el barro. Con Peter Lim ya no sabes qué frase hecha elegir: si el hombre que tropieza en la misma piedra o los experimentos con gaseosa, y por este motivo ha vuelto a recurrir a Layhoon para comandar a una entidad desnortada que se acentuó con Anil Murthy en el despacho de la zona noble. Cuando ninguno de los que están por debajo te valen, quizás deberías pensar que el que sobra eres tú. El problema es que nadie le hace ver esta anómala situación al jefe supremo. Y, además, la desconfianza prima. Peter Lim sólo confía en Layhoon. En nadie más. Por eso, pese a que la ejecutiva decidió en 2017 que no quería seguir en Valencia, ahora ha tenido que volver a tomar el control por decisión del empresario. Es casi la única con hilo directo, a la que se une ahora el heredero del imperio. Se va cerrando el círculo en torno a Peter Lim. Ya no hay nadie en el consejo que no sea asiático (por cierto, ayer José Pérez, líder de Libertad VCF, desvelaba que el consejo jamás se reúne y que cada miembro recibe una carta, que es el acta del consejo, para que sea firmada) y se ha eliminado todo rastro del anterior presidente. Sorprende especialmente el despido de Sean Bai, al que hace tres meses se le llamó a Singapur para que dirigiera el club de manera interina y ahora, implicado en la vorágine de fichajes junto a Corona, se la da el finiquito. Por cierto, ayer tanto Joey Lim como Teo Swee Wei acudían al club para recoger sus pertenencias y despedirse de los trabajadores. Ya son historia del Valencia aunque con el paso de los años nadie se acordará de ellos.

Con cada cambio la maquinaria tiene que volver a ponerse en marcha. El consuelo es que Layhoon conoce la entidad y llevaba ya unas semanas de máxima implicación. Al principio centrada en desencallar las obras del nuevo estadio (por ahora sin excesiva fortuna) pero ahora ya con la vista puesta también en la coordinación del club y pendiente de cómo cuadrar las cuentas con la exigencia de Gattuso de traer algún fichaje que aumente la competitividad en un equipo que no puede permitirse otro año en la mediocridad. Necesita volver a Europa, pero para ello hace falta una gestión deportiva estable. Se anunció en la destitución de Anil Murthy que llegaría un director deportivo y nada se ha cumplido. Nadie sabe quién dirige realmente el área más importante de un club de fútbol. Ahora sólo Corona (que llegó como segundo de César Sánchez) está en ello. Se cambian entrenadores casi cada año y al final se recurre a las sugerencias de Mendes, el amigo de Peter Lim. Así es como no se debe dirigir un club.

A nadie sorprende la omnipresente presencia de Jorge Mendes en la mayoría de operaciones. Su huella se acentúa cuando en el banquillo se sienta un representado del propio dueño de Gestifute. Pasó con Nuno Espírito Santo –dos días después de una reunión en la sede de la empresa de Amadeo Salvo donde el agente apareció con Layhoon Chan se despidió a Pizzi– y ahora está sucediendo desde la llegada de Gattuso. El calabrés firmó su contrato tras entrevistarse con Peter Lim en Singapur. Mendes también estuvo allí para confirmar que seguía teniendo potestad para negociar en nombre del Valencia opciones de entrada y salida en el mercado. Desde ese viaje, el dueño de Gestifute ha participado en tres de las cuatro operaciones que ha cerrado el Valencia. Tras la cesión de Lino del Atlético y la venta de Guedes al Wolverhampton (por 30 millones y algo más de 5 en variables) la entidad de Mestalla cerraba la cesión sin opción de compra de Nico González. Sumando el traspaso de Guedes a los Wolves –el club fetiche de Gestifute donde su dueño tiene el 20% de la compañía de intermediación– Mendes ha participado en operaciones de compra y venta por valor de 400 millones con el Valencia de Lim. En esa suma sólo están contabilizados los pagos de las transacciones que han conllevado algún traspaso. A ellas habría que sumar la llegada de agentes libres (como los técnicos Nuno o Gattuso) y los jugadores cedidos, como Lino y Nico.

Ahora parece que Lim se ha dado cuenta de que los ensayos no valen (Murthy) y devuelve el club a su mejor gestora. Pero falta gente de fútbol con criterio. Todavía se echa de menos a Mateu Alemany y a Marcelino.

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