Anil Murthy fue fulminado por Peter Lim como presidente del Valencia en el viaje a Singapur en el que acabó siendo contratado Gennaro Gattuso como entrenador y del que Sean Bai salió como director general cada vez menos interino. El expresidente de la entidad de Mestalla ha concedido una entrevista a Channel Asia, de Valencia se marchó sin dar explicaciones públicas a la prensa en los últimos años de mandato, relatando un clima (subjetivo) irrespirable para vivir en la ciudad: «En la calle, la gente en sus coches te grita todo tipo de insultos. Cuando cruzas la calle, te gritan. En los restaurantes, la gente se te acerca y te dice 'ey, vete a tu casa, ¿qué haces aquí? Es un acoso diario. Era como una pesadilla. Empeoró exponencialmente este año... No se podía vivir. No puedes caminar por las calles. Tenía miedo de ir al supermercado... No es que temiese por mi vida, simplemente podía sentir la hostilidad. Sientes ansiedad, no es forma de vivir. No podiamos salir a comer a ningún lado. Íbamos a un restaurante y la gente te acosaba, incluso en restaurantes de renombre, nos escondíamos en una habitación privada en algún lugar». Son acusaciones generales del presidente que mandó callar a la afición valencianista en Mestalla.
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En la entrevista, Murthy reconoció que no ha vuelto a hablar con Peter Lim desde que fue despedido de su cargo en el Valencia: "Cuando sea el momento adecuado hablaremos de todo, pero se están produciendo muchos cambios. El enfoque en este momento es apoyar al equipo. Creo que cuando las cosas se calmen, espero tener la oportunidad de hablar con él". El expresidente, que aseguró que la decisión de dejar el cargo a final de la temporada 21-22 ya estaba tomada por su parte junto a su familia por los episodios descritos, afirmó en la misma entrevista haber recibido en Valencia amenazas de muerte y que su mujer y sus hijos también salían en algunos de esos mensajes: "El mayor ya tiene 15 años. Le han llegado a decir 'es culpa vuestra, por haber venido a Valencia'. Intenta mantener la calma, pero al cabo de un rato también acaba enfadado. Cuando no era en la calle era en redes sociales. Tuve que cambiar mi teléfono cada año debido al acoso”.
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