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Consiguió más credibilidad el Rey Juan Carlos en 29 segundos cuando dijo aquello de «lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir»; que este lunes Anil Murthy en una larga y ficticia entrevista que ni de lejos ha conseguido convencer a los aficionados. En este múltiple mensaje, responsabilizó el presidente al propio Marcelino de su destitución; pronosticó la salida de Mateo Alemany; insistió en que Lim no va a vender; habló de mejorar la comunicación con la afición; insistió en que se malinterpretó su polémico gesto en el palco y deslizó también que en 2020 se pueden reactivar las obras del nuevo Mestalla. Lo hizo Murthy en unas declaraciones facilitadas por el club a través de su página web.
Sin embargo, no sólo las formas de transmitir estas manifestaciones oficiales han jugado en contra de Murthy, también los tiempos. El monarca, superado por la crítica después de que se rompiera la cadera en Botsuana, tardó cuadro días en gestar su particular comparecencia. El presidente del Valencia, por su parte, ha preferido ignorar a la afición durante más de un mes y quizás más tiempo de no haberse complicado todo tras mandar callar a la grada. El 11 de septiembre destituyó a Marcelino sin dar ni un solo argumento; el 17 se comprometió en Londres a explicarlo públicamente; el 5 de octubre, en un gesto sin precedentes, plantó cara a los aficionados en Mestalla; el día 8 reunió a todos los empleados de la entidad para mandarles un discurso vacío, y fue ayer lunes cuando el Valencia distribuyó esa fingida entrevista en la que se puede intuir que el dirigente ajusta sus respuestas a la lectura de un estudiado guión.
Esa exagerada preparación del discurso presidencial reforzó todavía más la impresión que da Meriton de resistirse a reconocer sus propios errores y de posicionarse siempre en un nivel más elevado que la opinión popular. Cambiar al entrenador que conquistó la Copa del Rey («era inaceptable el desafío con el modelo del club»); entrar en conflicto con Cañizares por una noble causa; no empatizar con los mismos aficionados que jalearon la llegada de Lim hace cinco años, y arrinconar a Mateo Alemany no han sido para Murthy motivos más que suficientes para pedir disculpas de una manera profunda. Admite haber cometido algún error, eso sí, pero siempre en la forma, nunca en el fondo. «No dice ni una verdad ni al médico», decía ayer una de las personas que más ha trabajado codo con codo con Murthy en los dos últimos años.
Lo primero que hizo el presidente fue echarle la culpa a Marcelino por provocar él mismo, con su actitud, el hartazgo de la propiedad. «Su proyecto era distinto al del propietario». Fundamentalmente, por el supuesto deseo del asturiano de arrinconar a jugadores como Ferran y Kang In. Desmontó además la teoría de Marcelino respecto a que la conquista de la Copa del Rey fue el factor que desencadenó la 'furia' del máximo accionista. «¿Cómo no va a quererPeter Lim ganar un título? Millones de personas de todo el mundo vieron al Valencia ganar una final al Barça de Messi«.
'¿Por qué se produjo en ese momento, con la temporada ya iniciada?' La respuesta, inconcreta, deslizó en cambio la reiterada intención de Marcelino de no contar en sus planes con Kang In y Ferran (: «En los dos últimos años, la edad media del equipo había ido creciendo y, sin embargo, Ferran o Kang In están demostrando, pese a ser jugadores con mucho margen de mejora, que merecían una mayor apuesta«. Sobre ellos y Carlos Soler, por cierto, apunta un deseo. «Estoy convencido de que todos ellos renovarán más de una vez sus contratos».
Noticias de Anil Murthy y el Valencia CF
En la cuestión de los famosos gestos hacia la grada es el único momento en el que Murthy trata al menos acercarse a lo que puede entenderse como una disculpa, pero se queda en cambio a mitad de camino. Primero porque dice que no se entendió su verdadera intención, después al recordar el estrés que llevaba por las amenazas recibidas y, por último, lo que hace es lamentar las consecuencias asegurando al menos que «no se volverán a repetir». Calificó de «malentendido» todo el conflicto que se ha dado con la campaña benéfica que había encabezado Cañizares y que finalmente no se llevará a cabo. El Valencia la había aparcado («por los momentos de tensión») y cuando quiso dar marcha atrás «nos dijeron finalmente... que ya no era posible y, por desgracia, debemos aceptarlo».
Desde que Meriton llegó, uno de los grandes problemas que ha tenido el club, sobre todo con Layhoon y Murthy, ha sido la desafección que se ha experimentado. «Creo que es nuestra responsabilidad empatizar más y mejor, yo el primero».
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