En la semifinal Bordalás no solo se enfrenta al Athletic, sino también al discurso vacío del presidente del Valencia
CAYETANO ROS
Lunes, 28 de febrero 2022, 00:57
José Bordalás, entrenador del Valencia, se preguntó, indignado, qué son las peteneras (palo flamenco de letras tristes y melancólicas) cuando el reportero Chimo Masmano le invitó, en la rueda de prensa del pasado viernes, a no alejarse del objeto de la conversación, o sea, a no salirse por peteneras. Bordalás se mostró, por primera vez, desquiciado ante los periodistas, maleducado, superado por la tensión. Tras ocho meses en el cargo, el técnico alicantino ha llegado a ese punto de hartazgo con los dirigentes en el que entraron todos sus predecesores. Atraídos por el poder de seducción de Mestalla, todos vinieron entusiasmados creyendo que ellos sí, más inteligentes y experimentados, sabrían cómo tratar con los dueños de Singapur. Pero no. Acaban sucumbiendo. Peter Lim y sus secuaces no soportan a los entrenadores y terminan por hacerles sentir su menosprecio. Nuno, Prandelli, Ayestaran, Marcelino, Celades, Javi Gracia y ahora Bordalás. A Bordalás ni siquiera se ha dignado a recibirle en audiencia Peter Lim. ¿Sabía a dónde venía? Sí. ¿Sabe cómo manejarlo? No.
El principio o el final de todos estos desencuentros es sencillo: a Lim lo que menos le importa es el fútbol. La prueba es la necesidad no cubierta durante tres años de especialistas defensivos en la plantilla después de haber sido uno de los peores del campeonato en esta faceta. El regreso de Gabriel Paulista el sábado en Mallorca ya se dejó notar a favor de los valencianistas (0-1). El Barça era una lágrima en ataque y ha fichado a tres delanteros en el mercado de invierno (Ferran, Aubameyang y Traoré) que han cambiado la cara al equipo de Xavi. ¿Cuál es la preocupación del presidente Anil Murthy? Lo expuso ante unos medios de comunicación ingleses: «Somos uno de los primeros clubes de la Liga que ha lanzado un Hub de innovación para trabajar con empresas emergentes capaces de contribuir en esos vértices que están directamente relacionados con el fútbol». La nada. El vacío. Salirse por peteneras. Cómo no va a enfadarse Bordalás. Este miércoles en Copa ante el Athletic, Bordalás no solo se enfrenta al equipo bilbaíno sino también al discurso vacío del presidente del Valencia. Es la mejor manera de combatirlo.
No a la guerra. La FIFA le regaló a Rusia el pasado Mundial de 2018 y a Catar el de 2022 de la misma manera que la UEFA ya le había cedido la celebración de la final de la presente Champions (retirada esta semana en favor de París) o que la Federación española lleva la Supercopa a Arabia Saudí. Blanquean regímenes dictatoriales y criminales a cambio de dinero muy sucio. Después vienen los lamentos. Y la hipocresía. La UEFA, regada con 40 millones anuales de patrocinio de Grazprom (la mayor compañía rusa), evitó las imágenes televisivas de la pancarta de 'No a la guerra' mostrada antes del partido por los jugadores del Nápoles-Barça en la Liga Europa. No fuera a enfadarse el patrocinador. En el otro extremo, el tenista ruso Andrey Rublev escribió 'No a la guerra' en una de las lentes de las cámaras del torneo de Dubai. La valentía de Rublev frente a la indignidad de la UEFA.
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