El viernes es la cita. El Valencia celebrará su junta de accionistas anual y salvo sorpresa será aún más insulsa que la última, que se ventiló en un santiamén con récord incluido de tiempo. Meriton ha conseguido sustituir la 'traca' habitual de las asambleas por un monótono trámite a contrarreloj, cada vez con menos voces críticas pese a que cada vez la deuda sube un poco más (563 millones). Volverán Miguel Zorío y Antonio Sesé a encabezar el sector argumentado de oposición que pondrán a prueba a un Anil Murthy con más experiencia pero mucho más tocado que el año pasado a nivel popular. Además, la diferencia respecto a la asamblea de 2018 es que esta vez el presidente se encontrará solo. Ya no tiene a Mateo Alemany a su izquierda para que le amaine el temporal cuando éste se agite. Llegará Murthy a la cita 93 días después de que Peter Lim cercenara la cabeza del entrenador que le hizo campeón y 36 después de que el mencionado Alemany firmara el finiquito de su contrato. Desde entonces y aunque habló de que iban a solucionar pronto esos vacíos, en lugar de fichar un director general y/o un director deportivo, el presidente ha contratado un director de estrategia, sin experiencia en este tipo de desafíos, para que mejore –sobre todo– la imagen del propio Murthy de cara al aficionado. El anuncio de la contratación de Celades se produjo apenas unas horas después de que se hiciera público el despido de Marcelino. De la vacante de Alemany no se sabe nada, salvo que Murthy ha asumido el rol de negociador para las renovaciones.
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A Meriton, votación al margen porque en eso no hay ningún tipo de incertidumbre, sólo le pueden salvar moralmente golpes de efecto de contundencia y hoy por hoy el único tema de peso que significaría un aplauso unánime y rotundo del accionariado sería el anuncio del acuerdo definitivo con ADU para reactivar las obras de Mestalla. Desde la Cooperativa se ha venido defendiendo el proyecto presentado como la única salida que tiene el Valencia para solventar de una vez por todas y diez años después del parón de las obras el cambio de estadio. El problema es que Lim todavía no había dado el visto bueno a la propuesta de terciario que tiene sobre la mesa. ADU ha metido presión al Valencia para llegar a la junta con todo resuelto pero desde el club no ha habido una respuesta, ni en un sentido ni en otro.
Hace un año, el presiente escogió un tono prudente cuando en su discurso hizo referencia al tema del estadio. Habló de que estaban esperando las licencias, admitió como siempre que manejaban propuestas dando a entender que no habría problemas en la operación pero deslizó también que muchos aficionados no querían moverse del viejo campo. En el sexto proyecto de Lim, los avances sobre el nuevo Mestalla han sido de rango burocrático y de maquillaje respecto a planos e intenciones. Lo de ADU, pese a firmarse el preacuerdo, todavía sigue ofreciendo demasiadas dudas.
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