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J. C. VALLDECABRES
Lunes, 25 de febrero 2019, 00:39
Transitaba Neto ayer por la zona mixta de Butarque rumbo al autobús tieso pero sin la soberbia de otro guardameta brasileño que hace no mucho estuvo por Valencia. Neto fue ayer el mejor de su equipo. Suena triste si tenemos en cuenta lo que es o lo que quiere ser el Valencia pero así es. Disimular la realidad de lo que es este equipo es un grave error. A las puertas de una final de Copa del Rey, con una eliminatoria de octavos de la Europa League un tanto favorable, teóricamente hablando, y con una Liga que nadie sabe muy bien cómo acabará, el Valencia soporta mucho de lo que es gracias a su guardameta. Aunque la comparativa es un error: es como si el mejor del Barcelona en muchos encuentros fuera Ter Stegen. Reconocía un miembro del cuerpo técnico del Valencia, poco después del encuentro, que Neto «no sólo es uno de los mejores porteros de la liga española, quizás de los mejores de Europa». Pues sí, no le falta razón.
El Valencia tiene en su plantilla un tipo capaz de asumir e incluso superar las enseñanzas que a diario imparte en Paterna José Manuel Ochotorena. Y la pregunta sirve para alimentar un debate que puede generarse a nivel popular y que en nada inyecta un menosprecio hacia el otro implicado. ¿Y si Neto es uno de los mejores porteros de Europa, por qué tiene que jugar una comprometida semifinal Jaume o incluso, una final?
El debate, deportivamente hablando, no tiene recorrido para Marcelino. El pacto, hablado en el vestuario con todos los protagonistas y seguramente contando con el consenso del propio Ochotorena, deja a Jaume para la Copa del Rey y al brasileño para la Liga y para la Europa League. Si es o no justo, lo cierto es que para el entrenador la cosa está bastante clara. Aunque le pueda pesar en lo más hondo de su personalidad. El técnico asturiano es un profesional muy exigente con los suyos y a Jaume hay que reconocerle entonces sus méritos. Si el de Almenara está o no en disposición de discutirle la titularidad a Neto es una cuestión que no se pone ahora en el debate.
Jaume, así hay que reconocerlo, no estuvo certero en sus últimas actuaciones de la misma forma que hay que admitir que en ocasiones es difícil estar al cien por cien jugando cada mes y medio, por ejemplo. Este año, Marcelino sorprendió al darle al valenciano la titularidad en el Valencia-Betis (0-0), en el de Liga. Eso fue a mitad de septiembre, volvió a jugar en Zaragoza contra el Ebro (1-2) a finales de octubre, repitió contra el rival maño en la vuelta y salió frente al Manchester United (2-1) en la despedida de la Champions League. Luego, sus apariciones se han limitado a los cruces de Copa.
Pero en Valencia hay unas ganas tremendas de jugar una final de Copa del Rey. Habría que ver entonces qué opinaría la afición si se sometiera a una supuesta votación a quién pondrían de titular, si a un futbolista de cualidades extraordinarias como Neto, capaz de sacarle dos balones casi incomprensibles a En Nesyri (el último en el minuto 90), o darle un reconocimiento mayúsculo a un futbolista todo corazón y honrado como Jaume. Comentaba Marcelino a punto de subir al autobús, en privado y en un tono algo distendido, el hecho de que se llevaban cuatro partidos consecutivos con su portería a cero. Neto tiene parte de culpa.
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