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Los jugadores del Levante se felicitan al término del derbi. :: damián torres
Morales decide un derbi eléctrico

Morales decide un derbi eléctrico

El Valencia domina pero cae ante un ordenado Levante que aprovecha dos despistes y un penalti no pitado para ganar

JOSÉ MOLINS

Domingo, 23 de noviembre 2014, 23:07

Lo que siempre se le pide a un buen derbi es que sea un partido eléctrico, con goles, que tenga tensión y unas dosis de polémica. Y de todo ese gran cóctel salió el encuentro de ayer, que tuvo de todo, y que más allá del resultado, deja la sensación de que este duelo de vecinos ya se ha consolidado en la élite. El Levante se trabajó una gran victoria coronada con el que seguramente será el golazo de la jornada, el de Morales, para salir por primera vez del descenso y frenar al Valencia en su persecución al Real Madrid y al Barcelona. Los de Nuno se estrellaron con el muro granota y desperdician la ocasión de mantenerse como la tercera vía de la Liga.

Lucas Alcaraz ha devuelto al conjunto azulgrana al camino correcto en tiempo récord, tras el desastroso inicio, y ayer entre la confianza ganada por los resultados y el extra de motivación de medirse al eterno rival, el Levante volvió a ser un equipo compacto, rocoso y eficaz en ataque para tumbar a un Valencia que enseñó los dientes en varias ocasiones en la primera parte pero que nunca llegó a clavar los colmillos.

Y es que los blanquinegros dominaron pero sin puntería. Suyas fueron las bandas, donde crearon peligro, pero perdieron la atención en dos momentos clave y el Levante olió la distracción para entrar a por todas. La primera, nada más volver del vestuario, y la segunda, mientras los de Nuno aún estaban celebrando el empate. Con dos zarpazos y una defensa ordenada les valió para derrotar a un Valencia que tuvo el balón.

Aunque es cierto que todo pudo cambiar en la última acción de la primera parte. Negredo recibió un balón alto, lo pinchó pero el control se le quedó algo largo, cuando Vyntra, en su intento de evitar el gol, tocó al delantero, aunque nunca se sabrá si lo suficiente para derribarlo y ser penalti, o Negredo hizo más por caer al ver que iba a llegar antes el portero. El árbitro no lo consideró y alimentó la polémica del encuentro. Posible penalti, ya que contacto hay, pero muy dudoso. Y de haberlo pitado, hubiera supuesto la expulsión de Vyntra.

Quizá todavía estaba pensando el Valencia en esa acción cuando salió a jugar en la segunda parte, porque el Levante apretó el acelerador y pudo marcar hasta en dos ocasiones antes del 1-0. De no ser por Diego Alves, que despejó dos clarísimas ocasiones de Víctor Casadesús y David Barral consecutivas, los granotas hubieran sentenciado en cinco minutos. Pero tanto rondaban la red que lo lograron. Cómo no, el balear, que parece en estado de gracia, y cómo no, a balón parado, el principal arma granota. Víctor cabeceó, esta vez sí, fuera del alcance de Alves tras un saque de esquina.

Fue un golpe brusco de timón al encuentro, porque hasta entonces el Valencia había dominado en una primera parte mucho más estática que la eléctrica segunda mitad, plagada de tensión y de ocasiones. Piatti comenzó creando peligro por la izquierda y problemas a Iván, que sufría cuando también Gayà se incorporaba al ataque. Todo el peligro venía por ahí, especialmente el centro de Rodrigo tras desbordar por velocidad al que no llegó Negredo por muy poco y en el rechace Gayà remató alto desde el punto de penalti. Rubén ayudaba poco al lateral, que se veía desbordado siempre. Aunque enseguida las llegadas se alternaron también desde el otro costado, con un motivado Carles Gil que superaba a Nikos y que probó a Mariño.

Todos los ataques buscaban a Negredo, peligroso con su sola presencia pero aún en baja forma. Su duelo con David Navarro fue grandioso, y el central salió victorioso, a pesar de que el madrileño dispuso de varios remates de cabeza y se asoció bien de espaldas con sus compañeros. Tanto Gayà como Carles Gil se hincharon a ponerle centros medidos, pero el punta no estuvo acertado. Nuno echó en falta a Alcácer, que quizá ayer no hubiera perdonado tanto.

El Levante estaba muy bien posicionado. Sissoko y Diop, que realizaron un partido descomunal, no paraban de recuperar la pelota y sin Parejo al Valencia le costaba mucho crear juego. André Gomes distribuía hacia las bandas, territorio en el que era superior el conjunto blanquinegro, ya que por el centro no encontraba espacios por la enorme presión de la pareja granota.

Tras una primera media hora infernal de ataques valencianistas, el Levante empezó a estirarse con jugadas aisladas de Barral, pero las dentelladas de verdad estaban reservadas para ese sorprendente inicio de la segunda mitad que pilló descolocado al Valencia. Los blanquinegros no esperaban ese panorama cuesta arriba y Nuno tras el 1-0 se vio obligado a echar mano del renqueante Parejo para dotar de creación al equipo, que se estaba atascando demasiado.

Y con el de Coslada el Valencia mejoró. El conjunto de Mestalla había ganado en alternativas. Tan pronto optaba por balones largos a Negredo (pinchó uno y se le escapó, cuando debió haber rematado), como por entradas por la banda o combinaciones por el centro. Pero siempre se topaba con el muro granota.

Hasta que tuvo que ser el propio Parejo quien encontrara el único resquicio, gracias a una gran pared con Negredo. El mediocentro batió a Mariño por bajo y dio la impresión de que en el tramo final, el Valencia se podía llevar la victoria. Pero nada de eso. Todavía con la alegría en el cuerpo, vieron cómo Morales se sacó de la chistera una barbaridad de disparo a la misma escuadra para hacer estallar el Ciutat con el 2-1 que ya resultaría definitivo.

Quedaban quince minutos y parecía una empresa muy complicada superar a un Levante que ya se iba a encerrar deliberadamente en defensa. Para ello Alcaraz sacó a Juanfran y montó una defensa de cinco hombres, con otra línea de cinco por delante. El botín de los tres puntos valía esa pena. El conjunto azulgrana acumulaba jugadores, mientras Parejo trataba de abrir el campo. Pero era muy complicado, los granotas apenas dejaban huecos y en cada disparo de los valencianistas aparecía el cuerpo o una pierna de algún defensa para despejar. Negredo se desesperaba y con él todo el Valencia, ante el gran orden mostrado por los azulgrana. Ni siquiera encontró la solución en una brillante acción personal de De Paul, que había entrado junto a Feghouli para buscar el empate, y cuyo disparo rozó el poste. Y tampoco Negredo, que cabeceó pero Mariño evitó el gol.

Sin duda el Valencia puso el juego, pero el Levante siempre tuvo los cinco sentidos sobre el césped para explotar su enorme trabajo. Con el triunfo los granotas pegan un salto cualitativo en la clasificación de la penúltima plaza a la zona tranquila que hace mirar el panorama con otros ojos, mientras los de Nuno siguen en Champions pero pierden el tren de la ilusión por un utópico título.

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