Héctor Esteban
Lunes, 8 de diciembre 2014, 16:13
El 26 de febrero de 1983, el Valencia de Miljanic combatía el invierno paseando junto al precipicio. El equipo, que tres años antes levantó una Recopa de Europa en Heysel, agonizaba en tierra extraña. En el infierno de la tabla, junto a compañeros de viaje como Racing y Osasuna. Aquel Valencia, con casi los mismos jugadores que fueron campeones, era un boceto cadavérico camino de la Segunda División.
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Una noche, en Mestalla, se presentó un Atlético de Madrid con la vista puesta en la UEFA. Aquel partido lo ganó un Valencia en proceso de desahucio. Ángel Castellanos Céspedes, uno de los jugadores más incomprendidos por la afición de Mestalla, soltó un zambombazo raso para superar a Mejías y darle un poco más de oxígeno al enfermo comatoso.
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