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ÁLVARO VILCHES
Domingo, 1 de marzo 2015, 23:10
Todos los protagonistas del Valencia admitían que el resultado del Sevilla-Atlético de Madrid era relevante... hasta cierto punto. Se centraban los blanquinegros en lo suyo, pero la jornada fue perfecta más allá de la victoria ante la Real Sociedad. El duelo del Sánchez Pizjuán acabó en tablas (0-0) y el Valencia se queda a un sólo punto de la tercera plaza. El Sevilla, quinto, ya está a siete puntos del conjunto blanquinegro, que además tiene el golaveraje ganado con los hispalenses. Un día perfecto. Sin más.
Y eso que el Atlético llegaba al Pizjuán con el objetivo de saquear el territorio donde nadie ha podido ganar aún en Liga. Los rojiblancos podían lograr una victoria de mucho valor que les permitiera mantenerse en la lucha por reeditar el trofeo liguero. Enfrente, el conjunto que dirige Emery buscaba afianzarse en los puestos que dan acceso a Europa y romper, de paso, la maldición del técnico vasco contra los 'tres grandes'. Se esperaba un partido de lucha, con altas dosis de esa intensidad tan socorrida cuando se habla de equipos broncos y que no temen ir al choque. El once del Atlético acrecentó esa previsión. El entrenador argentino prescindió de Mandzukic y Koke y apostó por un centro del campo formado por Gabi, Tiago, Mario Suárez y Raúl García.
Ambos equipos salieron al tanteo, midiendo cada acción y estudiando al rival. Las escasas muestras de calidad quedaban para los jugadores más técnicos (Banega, Vitolo, Griezmann o Arda) que veían cómo sus acciones se perdían entre la maraña de rivales dedicados enteramente a la destrucción. Tras un primer cuatro de hora en el que lo más bello que se vio en el Pizjuán fue la afición local cantando el himno de El Arrebato, el Sevilla decidió dar un paso al frente. Bacca, por partida doble, y Tiago, al desviar hacia su portería un centro de Vidal, probaron a un inédito hasta entonces Moyà.
Con Simeone dando órdenes desde la banda, el Atlético trató de tomar el control, pero el equipo estaba tan replegado que pocos jugadores llegaban a tiempo para acompañar a un solitario Griezmann. Finalmente, los esfuerzos de un omnipresente Banega echaron de nuevo atrás a los colchoneros. Precisamente, de las botas del argentino nació la mejor ocasión de la primera parte. En el minuto 27, el rosarino colgó un balón medido al corazón del área que Iborra envió al poste tras superar a Moyà. El aviso metió el susto en el cuerpo de los del 'Cholo', que optaron por encerrarse en su propio campo y esperar alguna posibilidad de contra que no se dio antes del descanso.
Sin cambios al comienzo de la segunda parte, los dos conjuntos solo crecieron en agresividad, el fútbol seguía apareciendo esporádicamente, como un visitante inesperado. Los diez primeros minutos tras la reanudación se saldaron con cuatro tarjetas amarillas y ninguna ocasión. De una de estas faltas surgió la primera oportunidad de gol en esta mitad. En homenaje al primer tiempo, Banega colgó la pelota para que Iborra cabeceara a las manos de Moyà.
El 'Cholo' buscó apretar un poco más arriba a los andaluces y dio entrada a Koke, que reaparecía tras una lesión muscular, y a Fernando Torres. El fuenlabreño, más por voluntad que por fútbol, generó dos de las ocasiones más claras de los visitantes. El 'Niño' presionó a los centrales locales y provocó dos errores que, primero Griezmann y luego el propio Torres, no supieron aprovechar. El empate no se movió y, además, ni Griezmann ni Miranda podrán jugar el domingo ante el Valencia.
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