Juan Carlos Valldecabres
Viernes, 19 de junio 2015, 22:08
¿Va a arrojar definitivamente la toalla Rufete? ¿Se queda en estas tensas condiciones o da un sorprendente paso atrás para volver a hacerse cargo exclusivamente de la Academia? El valencianismo se debate ahora en torno al futuro del manager general deportivo, un hombre que ha decidido alejarse de la primera línea justo en el momento en el que su cargo está más en entredicho que nunca. Ayer, un día después de que apareciera en Valencia Amadeo Salvo, Rufete no se dejó ver -al menos que se sepa ni por las oficinas del club ni por la Ciudad Deportiva, su lugar habitual de trabajo.
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Layhoon Chan regresa pues a Singapur con la sensación de haber cerrado la crisis y de haber dejado muy claro cómo quiere Peter Lim que funcione el club. Y por ahora, Rufete sigue luciendo el cargo de máximo responsable valencianista. Otra cosa es la interpretación que se le pueda hacer en estos momentos a sus especiales circunstancias de trabajo. Desde luego la imagen que ha transmitido Salvo en su primera aparición pública después de los días de asueto que se tomó ni mucho menos es tan trágica como todo lo que se ha venido comentando. A la espera de que aterrice en la ciudad Rodrigo Caio (el fichaje de la polémica), algo previsto para este domingo, Nuno sigue siendo el entrenador y Rufete su 'jefe'. Eso dice la teoría. La primera gran crisis deportiva del Valencia desde que compró las acciones Peter Lim, justo hace seis meses, queda en entredicho.
Precisamente ayer se cumplieron dos años de la presentación de Rufete como responsable de la Academia. Para eso lo trajo Salvo al Valencia y lo firmó hasta 2016. Aquel 19 de junio de 2013, día de su puesta en escena, Braulio Vázquez aún mantenía su cargo como director deportivo aunque de inmediato se destaparon las especulaciones sobre el futuro, basándose sobre todo en la escasa confianza que mantenía por entonces el presidente con el hoy secretario técnico del Valladolid. «Espero que unifiquemos los valores personales, que seamos capaces de saludarnos y darnos la mano entre todos. El jugador que suba de nivel, que sepa qué es lo que tiene que hacer», ofrecía en su presentación Rufete como uno de sus lemas de cabecera. Cinco meses después, el 25 de noviembre, Rufete ocupaba el sillón de Braulio. Hoy, las preocupaciones de Rufete están muy alejadas de esa búsqueda de valores e identidades para los chavales de la cantera.
Con mantener el difícil equilibrio del cargo con las peticiones y procedimientos de Nuno ya tiene bastante. Eso, y acabar de configurar una plantilla que debe arrancar en poco más de diez días. A este Valencia aún le falta fichar un portero y ese jugador de banda que se buscaba teóricamente para elevar la competencia con Feghouli. Rodrigo Caio es quien ha provocado indirectamente que se descarte a Imbula, por quien había apostado firmemente Rufete. Nuno se ha salido con la suya.
Con todo este tira y afloja interno que se vive en el club, es hasta entendible que haya operaciones que acaben perdiéndose con el tiempo. En Vigo, por ejemplo, mantienen la sensación de que Augusto Fernández -un mediocampista argentino que gusta a Nuno- no acabará recalando en el Valencia. Al parecer, tiene una cláusula de 15 millones de euros pero de la misma forma el Celta está obligado a venderlo si el Vélez -posee la mitad de sus derechos- acepta una propuesta a partir de los 5 millones. Augusto llegó al Celta como extremo derecha pero con Luis Enrique se reconvirtió a mediocampista defensivo. El Valencia está pendiente de encajar su planificación de gastos con el fair play financiero al que le obliga la Liga.
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