moises rodriguez
Miércoles, 1 de julio 2015, 00:01
Han bastado 18 meses para que Amadeo Salvo pasase de presentar a Peter Lim como el mesías del Valencia a desmarcarse del magnate de Singapur. En vísperas de Navidad de 2013, el empresario hablaba de la mayor operación realizada en el mundo del fútbol para defender a su inversor, una vez Bankia planteó la venta como la única solución a la deuda del club y la Fundación. Salvo planteó un pulso al banco, una defensa a ultranza de su alternativa y se salió con la suya a finales de 2014. Sólo ocho meses de consumarse la venta de la mayoría accionarial, se ha desencadenado el divorcio.
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Las primeras rendijas se vieron hace ahora un año, cuando Salvo tuvo que hacer de tripas corazón y destituir a Pizzi. Su apuesta y la de Rufete. «No hay que darle más vueltas. Él es el dueño porque ha comprado el club. Igual que te ha tocado a ti podía haber tocado a otro. Igual mañana me llama y me dice fulano y fulano... fuera», se justificó Salvo ante el entrenador el día en que negoció su finiquito.
Quizás en aquella sobremesa de junio, se dio cuenta de que su idilio con Lim no iba a ser ni mucho menos para siempre. El presidente trabajó durante todo el proceso de venta a favor de su oferta. Nunca existió otra propuesta mejor para él. Ni siquiera la de Wanda, que después se supo que se marchó del proceso por voluntad propia al ver en lo que se había convertido la negociación.
La comisión gestora, integrada por la Generalitat, el Valencia, la Fundación y Bankia, debía concluir el 12 de mayo de 2014 con un listado de propuestas para que días después el Patronato decidiera la mejor opción. Todo ello sustentado por un informe de la consultora PwC. Esa comisión tuvo cuatro patas desde el momento, a mediados de febrero, que Salvo forzara la entrada del club en esa mesa de negociación como elemento autónomo con voto, sin estar supeditado a la Fundación.
El presidente del Valencia, con la fuerza que le daba el cargo, llevó a esa comisión gestora a un callejón sin salida. Tras semanas de intensas reuniones y varias prórrogas, la comisión saltó por los aires el 12 de mayo sin acuerdo. El 17 de mayo, y en base a un informe de PwC que la propia consultora pidió que no se utilizara, el Patronato votó por unanimidad la venta a Lim. Salvo forzó con éxito la propuesta de Meriton.
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A partir de ahí el siguiente objetivo fue Bankia, que al final logró darle la vuelta a la oferta de Lim para acercarla a los intereses del banco y adelgazarla en sus beneficios para el propio club de Mestalla. De hecho, en la oferta inicial de Meriton la deuda se quedaba en 19 millones en sólo un lustro. Con los nuevos parámetros, la cifra ronda los 246 millones. El 23 de mayo, días después del voto por unanimidad del patronato, convocó una asamblea en Mestalla para presionar al banco para que firmara la operación.
Durante todo el verano, Amadeo Salvo allanó el terreno a Meriton desde Valencia. Con Bankia como objetivo prioritario y alentando con sus declaraciones manifestaciones callejeras en contra del banco. Finalmente, el 24 de octubre al borde de la medianoche se llegó al acuerdo. Durante esos meses, el presidente ejecutivo del Valencia viajó por lo menos hasta en un par de ocasiones a Singapur para tratar la situación con Peter Lim.
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