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El abrazo final. Amado Salvo y Layhoon, en el momento final del acto de despedida del presidente ejecutivo.
«El Valencia está en buenas manos»

«El Valencia está en buenas manos»

También dimite el consejero Manuel Peris y a la marcha de Rufete, Ayala y Salvans se unen cuatro miembros de la Academia y Douwens

Juan Carlos Valldecabres

Miércoles, 1 de julio 2015, 22:52

Amadeo Salvo Lillo ya es historia en el Valencia. En una despedida con más expectación por lo que se podía decir y al final no se dijo del todo, el ya expresidente ejecutivo decidió públicamente mantener viva hasta el último momento su decidida fidelidad hacia Peter Lim. Lejos de entrampar a quienes desde el 1 de diciembre pasado han sido sus compañeros de viaje, el exdirigente recurrió a su discurso para mantener el equilibrio entre sus verdaderos sentimientos, obligaciones y pensamientos con la situación real que entre unos y otros han empujado al Valencia de Lim a su primera gran crisis institucional.

En los 45 minutos de exposición que duró la comparecencia de Salvo, sentado junto a la presidenta, Layhoon Chan, dio la impresión por momentos de que los ceses en cadena que se han producido no son del calado que realmente tienen ni deben afectar al presente más inmediato (sin fichajes, los jugadores aterrizan el domingo) ni a medio plazo, por el nuevo escenario que se va a vivir a partir de ahora en la toma de decisiones. Layhoon asume oficialmente el rol de Salvo y Nuno oficiosamente, por si alguien tenía alguna duda, el cometido de Rufete.

No quedó del todo claro si se va a fichar un nuevo director deportivo, ni quién será el nuevo responsable de la Academia, ni tampoco quién hará de portavoz de una directiva sin presencia de consejeros españoles, ni tampoco quién asumirá esa conexión tan estrecha que hasta ahora mantenía Salvo con el aficionado blanquinegro. Eso sí, con el anuncio de una nueva ampliación de capital, Lim será todavía más dueño si cabe de la sociedad. «Ahora, el Valencia está en buenas manos y tiene un gran futuro con Layhoon y Peter Lim», apuntó el exdirigente, emocionado a los cuatro minutos de su discurso y desaforado por momentos cuando le tocó defender cuestiones como la del dinero que va a percibir del club.

Desde luego, la marcha de Salvo ensombreció el ruido de las diferentes explosiones que ha sufrido y sufre el Valencia por dentro. El club ha quedado descabezado en cuanto a la que era la dirección deportiva (Rufete, Ayala, Salvans y otros cuatro miembros de los escalones inferiores de la Academia se van); y ayer se conoció que también su consejo de administración padece otra baja (Manuel Peris) y hasta el departamento de marketing se ha visto afectado en este revolcón general (Douwens negocia también su salida). Aún deslizando alguna ligerísima crítica, Salvo procuró no dar ni un solo arañazo sobre los buenos fines del millonario de Singapur.

Antes, quiso explicar que desde el 24 de mayo el dueño sabía lo que iba a pasar. Se lo dijo en el desayuno que mantuvieron en el hotel de Valencia. Un motivo llevó a Salvo a comunicarle su firme decisión, marcada en un primer momento para diciembre. «Mi padre está enfermo de cáncer». Lim le dejó abierta la puerta para que alternara su dedicación familiar y la atención a la empresa con el club, pero ha preferido cortar por lo sano. «Mi contrato es un contrato normal, no está blindado y es abierto. Iban a ser momentos duros y difíciles a nivel personal y no podía entregarme al Valencia en cuerpo y alma. Me dieron absoluta libertad para poder hacer lo que quisiera. Dejar un cargo de tanta responsabilidad a mitad de temporada -en diciembre- no es lo correcto».

Repasó en su plática Salvo los motivos que le llevaron en 2013 a dar el salto desde la Fundación a la presidencia. «A mí y a mis compañeros de consejo -algunos estuvieron presentes anoche en la sala de prensa- nos tocó vivir la decadencia de 94 años de historia, de un club en bancarrota, con una deuda que nadie iba a pagar. Mestalla se vaciaba y el ambiente no era bueno». Insistió en la transparencia del proceso de venta y dejó claro que si lo volviera a ocurrir «lo haría igual, no por Meriton sino porque era la mejor oferta. Estamos en buenas manos».

Por supuesto, había dos cuestiones con miga. Por un lado el papel que juega Mendes (de fondo los fichajes de Cancelo y Rodrigo Caio) y, por otro, las desavenencias surgidas con Nuno a raíz de estos fichajes y que provocaron el adiós de Rufete -no estuvo presente en el acto y se despidió por carta- y compañía. «Cuando no estoy de acuerdo con alguien lo digo. Nuno necesita nuestro apoyo. No es cuestión de gustos y no gustos, es cuestión de realidades. Claro que discuto con Nuno, mil veces, pero con él y con todo el mundo».

Respecto a aquello de que Mendes no era nadie en el Valencia, lo quiso aclarar Salvo recordando que lo dijo dentro de un contexto en el caso Otamendi: «Dije que no es nadie en el Valencia para tomar esa decisión. Es más, Mendes es amigo de Peter Lim y querrá lo mejor para el Valencia. El que pinta en el Valencia es Peter Lim. Podrá tener los asesores y los amigos que quiera».

Aclaró que Rufete y compañía se van porque se marcha él, esquivando el conflicto que había. «Aquí nadie va a poner paños calientes. La forma de trabajar de la parte deportiva ha cambiado. A Rufete le dije el lunes que me marchaba y hay gente que ha decidido salir. La forma de trabajo podía haber sido mejor. Es otro Valencia. Las decisiones son diferentes. Tenemos un dueño y las decisiones las toma los dueños. Va a seguir siendo así por fortuna para el Valencia. Nadie critica en Europa la toma de decisiones de un dueño».

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