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Un desastre más para la colección
Fútbol | valencia cf

Un desastre más para la colección

El Valencia vuelve a causar una pésima imagen y enreda su pase a octavos

Juan Carlos Valldecabres

Miércoles, 4 de noviembre 2015, 18:01

Ya importa bastante poco si Nuno ha echado al cubo de la basura o no a un jugador como Negredo o si los jugadores son conscientes o no de que a su entrenador es difícil que le pongan la soga, al menos por ahora. Lo que importa y de verdad es que este Valencia se ha propuesto coleccionar ridículos allá por donde va, y le da igual si es en Liga o en Europa. Así, como quien no quiere la cosa, se ha complicado de tal manera la vida que, aunque sigue dependiendo de sí mismo, el tembleque general que hay es como para pensar que se puede acabar echando todo por la borda y despedirse de una manera bastante vergonzosa de los octavos. Da cierto escalofrío pensar que el Gent, un equipo novato en este tipo de tesituras, es mejor hoy por hoy que el Valencia. Pues sí, lo es. Y lo es no sólo por la magnífica impresión que dio en Mestalla hace dos semanas aunque perdiera sino porque ayer le dio un baño de todo a los de Nuno. Por eso su afición se lo pasó en grande y diez minutos después de haber acabado el partido todavía estaba el estadio lleno festejándolo con ritual y todo con sus jugadores. Da gusto ver esta entrega y esta pasión por unos colores. Qué envidia. En Mestalla no pasa esto y si en Balaídos Nuno no vuelve a acertar con la tecla, que se vayan preparando todos. Este Valencia es una ruina porque no se entiende que con lo que hay en juego, haya que esperar al minuto 80 de partido -¡sí, ha leído bien, o-chen-ta!- para anotar el primer lanzamiento que coge dirección a portería. Se lo paró el portero a Alcácer casi pegado al poste y hubiera podido entrar perfectamente, claro, pero a fuerza de ser sincero hubiera sido una ofensa para el fútbol. El Valencia sesteó de tal manera que -tampoco se asuste al leerlo- probó por primera vez lo que era un intento de chutar al rival hasta casi la hora del partido y, encima, fue por una falta un poco esquinada que Parejo la envió por arriba.

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Hasta llegar a ese momento, tuvo que transitar el equipo de Nuno por el purgatorio, sin que el portugués le pusiera remedio. Manos en los bolsillos prácticamente durante la hora y media de tostón blanquinegro, el entrenador se quedó medio grogui cuando escuchó el pitido final. No sabía si meterse esprintando al vestuario, si ir a felicitar al entrenador rival por lo bien que sabe hacerlo o si tener el detalle de salir al césped a pedir perdón a los aficionados valencianistas que estaban incrédulos en una esquina. Optó por lo más sencillo. Desaparecer del panorama. No le iría mal a Nuno tomar nota de su colega, que además de darle una lección en toda regla, fue capaz de cambiar a Raman a seis minutos para el final cuando lo había metido en la segunda parte. Eso hunde a cualquier futbolista pero el técnico estuvo dialogando con él un par de minutos mientras el juego transcurría explicándole los motivos por los que le había aguado la fiesta.

Porque, a decir verdad, para el Gent lo de anoche fue una fiesta. Currada eso sí. Con la docena de ocasiones en que lo intentó en el primer tiempo compensó lo que le ocurrió al Valencia en aquella primera mitad jugada en Mestalla. Le pasó lo mismo, que el premio le llegó después. En un penalti justo por manos de Barragán tras un frustrado intento de sacar el balón jugado. Era de esperar que en una de esas llegara. El Gent, dicho sea de paso, posee un excelente puñado de jugadores abnegados en el trabajo, que saben lo que hacen y que gozan teniendo a un delantero tan capaz como Depoitre -llamado a empresas mayores en un futuro en la Premier-, y eso que estaba medio tocado. El francés volvió loco tanto a Mustafi como a Aderllan Santos, que cada vez que se encuentra con la obligación de manejar el balón pone a todos en alerta.

No hay que echarle la culpa a los de atrás. Los capones hay que repartirlos y con generosidad. Fallaron también los del medio del campo y ni Feghouli ni Santi Mina a pierna cambiada dieron una a derechas. Para ser justos, tan sólo cuando salió ya en el tramo final Cancelo para jugar de extremo pareció tener suficiente energía en el músculo y en la cabeza para meterle miedo al Gent. Ni aún así. Sus intentos se quedaron en eso, en intentos. Cuando el Valencia se quiso dar cuenta, los belgas se habían hecho fuertes y aunque nunca renunciaron a buscar a Depoitre, ya lo hicieron sin la confianza necesaria.

Después de esa calamitosa primera parte, creyó Nuno que metiendo a Piatti por Mina -sin méritos todavía para ser titular- iba a ser suficiente. Los problemas eran mucho más profundos. Era algo así como dar una mano de pintura a un boquete. Entraría también André, quizás más capacitado, y el mencionado Cancelo. No fue suficiente. El Valencia, o mejor dicho su entrenador, no supo improvisar soluciones. Se siguió jugando, por decir algo, a lo mismo. Como en el banquillo no tenía a más delanteros -no se atrevió a sacar a De Paul- al Gent le bastó con ajustar la precisión en las marcas para sobrevivir. Con el 1-0 tenía bastante ya. Se lo había trabajado.

Bueno, ¿y ahora qué? ¿Seguimos trabajando como se empeña en decir una y otra vez Nuno o damos un golpe en la mesa y se ponen todos firmes? ¿Qué dice usted, señor Lim? A Nuno se le ha oscurecido todo el panorama y entre él y sus futbolistas están a punto de poner en un serio compromiso al dueño, a quien aún estando en Singapur le entra mal cuerpo cada vez que ve a su equipo dar una imagen tan nefasta como la de ayer. Ojo, que no es la primera. Por desgracia está siendo más habitual de lo que uno, por muy pesimista que fuera, se podía imaginar. De momento, al señor Lim, le ha ventilado ese poderoso equipo del Gent millón y medio de euros. Un triunfo tiene ese premio. Al Valencia, la hoguera.

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