Toni Calero
Miércoles, 16 de diciembre 2015, 19:08
Sólo el gol alivia los males de los delanteros. No existe otra terapia para ellos. Está el placebo, claro, que se puede traducir en asistencias, la pelea constante, incluso la sensación de haberlo dejado todo sobre el césped. Eso únicamente sirve para tirar hacia adelante una semana, puede que dos. Sin la explosión del gol los delanteros se van apagando y pierden controles inexplicables, fallan lo imposible y dudan de todo. Hasta de sí mismos. Los de treinta millones, también. A Negredo el placebo le funcionó en sus primeros compases con Nuno, pero nunca conseguía abrazar la sensación de euforia: los tantos eran de Alcácer, de André o Parejo, pero raramente de él. Y perdió confianza. Y mientras el Valencia necesitaba al factor diferencial, el vallecano no era capaz de rozar, ni siquiera de lejos, el nivel que exhibió en Sevilla o Manchester City.
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Gary Neville es consciente de que buena parte de sus aspiraciones en estos seis meses de máster en Mestalla pasa por recuperar a Negredo. «Era el delantero perfecto en la Premier, no veo razón para que no regrese a ese nivel», dijo el británico persiguiendo la reacción del vallecano. Contra el Eibar el '7' se quedó a cero. Ni una. Pero ayer era su día. Y poco importa el nombre del rival cuando la necesidad del gol es tan acuciante. Por ello Negredo marcó y celebró con rabia su tanto, el segundo del Valencia ante un Barakaldo que llegó a Mestalla con nulas opciones de alcanzar los octavos de final de la Copa del Rey, después del 1-3 de la ida.
En el primer triunfo de Neville como entrenador de los blanquinegros consigue lo que no pudo ante Olympique de Lyon o Eibar. La Champions se quedó por el camino después de una pobre actuación, en la Liga las cosas andan torcidas desde el principio, y los torneos de eliminatorias, tanto la Copa como la Europa League, se descubren al valencianismo como el dorado en una temporada plena de turbulencias que nadie sabe cómo ni dónde acabará.
De momento, el Valencia cumplió el expediente con el Barakaldo, uno de los huesos de la Segunda División B, para estar entre los 16 mejores del torneo del KO, una competición que el pasado año despreció entregándole el pase al Espanyol y que en el presente se antoja necesaria para mantener la confianza en este segundo proyecto de Lim.
Sólo la presencia del canterano Zahibo en el once discutía -mínimamente- el protagonismo de Negredo sobre el terreno de juego. Y eso que se le escapó el primero. Los jugadores aprietan el paso cuando hay nuevo inquilino en el banquillo. El partido que ayer firmó Piatti es una buena muestra de ello. Siempre quiso el balón, desde el principio. Y fruto de esa insistencia mató el Valencia de forma definitiva la eliminatoria. A los siete minutos. Un disparo raso, el rechace de Alejandro y la cabeza de Santi Mina buscando el contrapié del portero del Barakaldo. Negredo estaba cerca, pero el premio se lo llevó Mina, ovacionado por Mestalla a su salida. Aplausos necesarios para uno de los futbolistas más jóvenes de la plantilla blanquinegra.
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Un partido tranquilo
El expediente estaba cerrado. Por fin un partido tranquilo. Los Neville se relajaron en cuanto cayó el gol de Mina. Y ni los continuos errores de Rubén Vezo en las distancias cortas quebró los nervios de Gary y Phil. El plácido encuentro copero sirvió para seguir jugando con el sistema. Esta vez se optó por el 4-2-3-1. Y el poderío físico de Zahibo permitió liberar a Parejo, de nuevo más adelantado y sin prestar tanta ayuda a la salida de balón. El canterano cortaba, el madrileño y Gomes buscaban continuamente la espalda de los centrales para facilitar la tarea de Negredo. A la segunda, no obstante, tampoco fue la vencida para el delantero vallecano. Sí acertó, y vaya si lo celebró Mestalla, pero el árbitro anuló su cabezazo por fuera de juego.
Antes había tirado de explosividad para marcharse de Pomares en el flanco izquierdo y dejar a André los honores del gol, pero el portugués la echó arriba. La recompensa no tardaría demasiado en llegar. En el ecuador de la primera parte, Negredo y André combinaron para fabricar el 2-0. Fue un toque sutil, de puntera, el que rompía el maleficio de Negredo con el gol. Servía, claro que servía.
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El Valencia estaba en octavos, así que uno de los grandes alicientes era comprobar hasta qué punto tiene hambre este equipo de Neville. Aderllan Santos dejó otra notable actuación, rápido y concentrado. En eso coincidió con Mat Ryan. Solamente el excepcional momento de forma de Jaume explica la suplencia del australiano, siempre fiable y decidido en cada una de sus intervenciones. Con la inestimable colaboración de la banda de música, Mestalla recuperó algo de la temperatura perdida en el descanso en la segunda mitad.
Contribuyó a la causa la salida al verde de Fran Villalba, el futbolista que encandiló a Phil Neville en pretemporada. El valenciano debutó, como Diallo, y ambos cumplieron de sobra en la recta final del choque. El 5-1 global de la eliminatoria alivia al Valencia, da un respiro a Negredo y otro a Neville, obligado a repetir triunfo este fin de semana en Liga, donde las urgencias son mucho mayores.
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