La grada da la razón a Layhoon

Se podrá discutir el empeño que tienen los sucesivos consejos de administración del Valencia en dilatar con tanta remodelación y ajustes el diseño definitivo del nuevo Mestalla, pero lo que es menos discutible es el razonamiento de la actual presidenta del club, Layhoon Chan, en el sentido de justificar la necesidad una reducción del aforo del futuro estadio. La dirigente, enamorada de la acústica y la 'magia' del viejo Mestalla, se pregunta y otra vez, ¿para qué construir un estadio con una estructura tan abierta -en forma de uve- y con capacidad para 75.000 espectadores?

Los datos que ha hecho público la Liga de Fútbol Profesional refuerzan la versión la mano derecha de Peter Lim expresó en la propia Junta de accionistas. Si al Valencia de ahora le cuesta llenar el actual estadio, ¿para qué estirar la cifra de espectadores si se sabe que será casi imposible verlo lleno salvo contadísimas excepciones?

En el estudio que hace la LFP según las cifras que le trasladan de manera oficial todos los clubes de Primera, los estadios españoles en esta casi primera mitad de la temporada vienen a registrar una media aproximada de espectadores del 60%, de la capacidad total de sus respectivos aforos. El balance se obtiene con los espectadores que pasan por el torno en las puertas cada vez que entran en los diferentes estadios en esas ocho primeras jornadas que cada uno ha disputado como local.

Las cifras, como se puede observar en el gráfico inferior, se pueden interpretar de dos maneras. O bien en lo que a porcentaje de capacidad se refiere o bien en cuanto a número de espectadores. Valencia y Levante ofrecen situaciones totalmente opuestas que conviene estudiar por separado.

En lo que se refiere al Valencia, la perspectiva optimista es que pese a la irregular temporada que está haciendo el equipo, el número de espectadores no es nada despreciable. Mestalla es el quinto estadio que más público entra de media, sólo superado de largo por 'monstruos' como el Santiago Bernabéu y Camp Nou, y ya a menos distancia por el Vicente Calderón y el nuevo San Mamés. Ni el Sevilla de Emery ni el Betis con su retorno a Primera han conseguido que el Pizjuán y el Villamarín respectivamente adelanten en esa particular carrera al viejo Mestalla. Por algo la afición del Valencia fue designada la pasada temporada como la mejor de España. Desde luego la fidelidad es algo que queda fuera de toda duda.

Cuando entró Amadeo Salvo en la presidencia, una de las cosas que se propuso como objetivo fue la de recuperar el número de abonados y espectadores, en claro declive desde los últimos años. Y sea por unas cosas u otras, la tendencia a la baja no sólo se frenó sino que consiguió un ligero repunte. La temporada pasada, por ejemplo, el Valencia a estas alturas del año y también después del balance ofrecido en este mismo sentido por la LFP, ya recogía un aumento del 7% de espectadores respecto al año anterior (2013-14).

Falta que pasen los grandes

La media del curso pasado en este primer tramo de la competición fue algo superior al que arroja esta. Si ahora son 38.004 espectadores, en la 2014-15 eran de 42.693. ¿Por qué se ha bajado? Hay dos razones obvias que pueden ayudar a encontrar alguna explicación. La primera, los resultados; la segunda, que todavía no han pasado por aquí los grandes de Primera.

No tiene nada que ver el Valencia con Nuno del año pasado, al de ésta. Entonces, goleaba a sus rivales y el equipo estaba de lleno metido en la zona alta. Llegó incluso a ir primero, pero solía viajar como segundo, tercero, cuarto y como mucho quinto clasificado. El juego era bueno, arrollador, y la comunión entre grada y equipo era perfecta. Cada encuentro en casa era un motivo de fiesta global.

Lo que se ha vivido en la presente campaña, en cambio, ha sido un tanto defectuosa casi desde el principio, hasta el punto de que no se ha conseguido mejorar esa séptima plaza en la tabla y equipos como el Betis, Las Palmas y hasta Getafe han podido arrancar un punto. El conflicto con Nuno quedaba patente en cada jornada como local y Gary Neville todavía no ha aportado una solución contundente.

Al igual que ocurre con ésta, la temporada pasada Mestalla también se convirtió en el quinto escenario con más asistencia en estas primeras jornadas de competición. El Real Madrid llevaba más público que ahora (antes 77.117 contra los 67.896), también el Barcelona (74.363 por los 73.628 actuales); el Atlético de Madrid (48.410 para los 45.209 de este año), y en San Mamés también ha bajado (de 46.050 a los 41.596). La tendencia es pues en descenso general.

En lo que al caso valencianista se refiere, habrá que estar atentos a ver cómo se desenvuelve este segundo tramo de competición. Y ahí la cifra de media de espectadores asistentes aumentará de manera considerable. Hay que entender que no es lo mismo un Valencia-Las Palmas, que un Valencia-Real Madrid, que por cierto es el primer partido del nuevo año. Por la casa blanquinegra tienen que pasar los madridistas, el Atlético de Madrid, el Sevilla, el Villarreal... Eso siempre es un motivo de cierto atractivo para el aficionado.

Otro punto de vista general es el porcentaje respecto a la capacidad total que tienen los estadios. Ahí el Valencia está situado en la undécima posición. Asegura el propio club en sus datos oficiales que en Mestalla caben 55.000 espectadores. No es lo mismo las 6.285 personas que caben en Ipurua -el equipo que porcentualmente menos butacas vacías deja como local- que los 99.354 espectadores que pueden sentarse en el Camp Nou para ver un partido del Barça. Ipurua, Sánchez Pizjuán, Bernabéu, Calderón, San Mamés, El Molinón, Camp Nou, Vallecas, Benito Villamarín y La Rosaleda estarían por delante de Mestalla en este ranking de estadios en cuanto a su afluencia y capacidad.

El Levante necesita más

Más atrás en la clasificación está ubicado el Levante. Decía el presidente de la entidad, Quico Catalán, en un reciente acto con los periodistas con motivo de los premios que concede año tras año la entidad, de la necesidad de contar con el respaldo de la grada de cara al reto de mantenerse en Primera. El club inyectó vitamina en ese sentido programando un entrenamiento del primer equipo a puerta abierta con el deseo de que los jugadores tuvieran un contacto más cercano con los aficionados.

De momento el Valencia es bastante más reacio a ese tipo de situaciones. La plantilla blanquinegra, de hecho, regresa esta tarde a los entrenamientos y la sesión será a puerta cerrada para el público. En estos días de fiesta escolar no hay previsto hasta el día 2 ni una sola sesión a puerta abierta, algo que como ya ha quedado demostrado supone un verdadero éxito de gente cada vez que se así se prepara en la ciudad deportiva de Paterna.

Pero volviendo al caso levantinista, el llamamiento de Catalán llega lógicamente por la mala racha de resultados. Entre lo poco que hizo Lucas Alcaraz con el equipo y el punto de inflexión que todavía no se ha encontrado con Rubi, la afición granota no ha estado del todo cómoda en los encuentros disputados en el Ciutat de València. En el ranking estadístico, es el tercer equipo que menos gente lleva a su estadio. Y de eso tiene que tomar buena nota la directiva, a pesar de la satisfacción de tener un número mayor de socios. Es decir, algo está pasando porque hasta los mismos abonados han acabado por darle la espalda en demasiados partidos, con el coste que ello supone deportivamente hablando.

Sólo Getafe y Eibar llevan menos espectadores a sus respectivos estadios. La cifra es muy inferior, pero en Ipurua ya no caben muchos más teniendo en cuenta la especial idiosincrasia del equipo vasco y la soledad del equipo madrileño como locales es ya un proceso histórico.

Metido como está el Levante en un momento importante con el proyecto de dar un salto de calidad en lo deportivo con el aumento de los ingresos, darle un lavado de cara al viejo Orriols es también uno de sus deseos.