Borrar
Urgente La Primitiva de este lunes deja tres premios de 35.758,38 euros
Quique aplaude a la afición de Vicarage Road.
Quique: «Si algún día se dan las claves para entrenar al Valencia es una de las plazas donde mejor estaría porque hay sentimientos»
Fútbol | valencia cf

Quique: «Si algún día se dan las claves para entrenar al Valencia es una de las plazas donde mejor estaría porque hay sentimientos»

Quique Sánchez Flores, entrenador del Watford, habla para LAS PROVINCIAS: «Mestalla percibe que no hay raíces y eso impide sentir de verdad»

Héctor Esteban

Martes, 12 de enero 2016, 20:05

Quique Sánchez Flores (Madrid, 5 de febrero de 1965) vive un momento de plenitud. Donde la madurez de todas las aristas de la vida es nuclear en las decisiones. Llega un momento en el que uno sólo se levanta por la mañana con el gran objetivo a la vista: ser feliz. En Watford ha encontrado una horma para su zapato. Ha llegado por fin a la Premier. Palpa el sueño. Y da que hablar con un equipo recién ascendido, con una plantilla similar a una torre de Babel y con un distrito, el de Watford, que cada fin de semana convive en Vicarage Road. Elton John, el fan más mediatico, cambió la historia de los 'hornets' -visten de amarillo y negro como un avispón- y Quique, desde el banquillo, les ha dado licencia para crecer.

El entrenador del Watford marcó época en la banda derecha de Mestalla. En aquel Valencia desconchado en las vísperas de caer a la Segunda División, su llegada desde el Pegaso fue una de las pocas luces que se encendieron entre tanta oscuridad. Tras colgar las botas y foguearse en el Getafe, llegó al banquillo de Mestalla, donde estuvo 116 partidos. Cumplió los objetivos de estar en Champions. Después fue la víctima en 2007 de una de las decisiones más surrealistas que ha conocido Mestalla. Con el equipo cuarto, sufrió la rueda de prensa de la infamia en el Pizjuán, donde la capucha de Jesús Wollstein hoy hubiera sido tendencia en twitter. Pese a aquello, Quique no cierra puertas. Ahora, por encima de los cincuenta, los sentimientos son su única guía.

-Novenos en la tabla, doce puntos por encima del descenso, ilusión en la grada. ¿Pensaba estar así en el ecuador de la Premier?

-No. Tenemos uno de los tres presupuestos más bajos de la categoría y muchos jugadores nuevos. Hoy nos movemos entre el puesto siete y el doce. No pensábamos en ningún momento en que pudiera ser así. Queda mucho campeonato aún.

-¿Cómo llega al Watford?

-El anterior entrenador (Slavisa Jokanovic) no cerró un acuerdo con el dueño del club, Gino Pozzo. Me llega la oportunidad tras reunirme con él en Madrid. Cree que acumulo experiencia y después de hablar del proyecto, que me parece muy interesante y con posibilidades de crecer, cerramos el acuerdo. Yo estaba muy entusiasmado con entrenar en la Premier, llevaba muchos años con la idea de llegar ahí. No es fácil mostrarse, no es fácil reunirse con los dirigentes ingleses. Tengo la oportunidad de mostrar mi trabajo en un equipo establecido en Londres pensando también en mi familia.

-¿Cómo es Watford y el equipo?

-Es un club histórico (tiene 135 años) y la afición lo vive con mucha pasión. Gente muy cercana. Han vivido de todo en todas las categorías y ahora están muy felices. Subió la temporada pasada, por lo que hay una energía muy positiva. Watford es un distrito en el que viven 80.000 personas, al norte de Londres.

-Cuando Vicarage Road -21.577 espectadores- está lleno, un cuarto del distrito está en el campo animando a los 'hornets'.

-Sí y además son gente de allí. Ciudadanos establecidos en Watford, con una pasión importante. Incluso lejos de Vicarage Road siguen mucho al equipo y siempre hay unos 3.000 aficionados de los nuestros cada vez que jugamos fuera.

-¿Ha notado mucha diferencia entre el fútbol inglés y el español?

-Sí, aquí el fútbol es parte de la cultura. Uno cuando ve cómo está organizado todo, la relación con la prensa, cómo se valora el juego, el fair play... Los latinos somos más de picaresca. Aquí hay otra cultura. Todo eso para el entrenador provoca un disfrute mayor. Hace que la mente esté mucho más clara y no vas prejuzgado a los partidos. Quizá la experiencia hace que no vayas prejuzgado ni aquí ni en ningún otro país, pero que venga ya hecho me parece fantástico. No va a haber una mala jugada, los colegiados apenas se equivocan. Favorece al espectáculo.

-¿Se ha visto con Elton John?

-No, he hablado con él. Tras el partido ante el Newcastle, que ganamos, y la verdad es que fue muy simpático. Es un ídolo mundial y en Watford es un emblema. Fue el hombre que cambió la historia de este club -el cantante lo compró en 1976 y alejó el fantasma de la desaparición del Watford-.

-Jurado dijo que el gran secreto del Watford es que se vive como en una familia.

-Sí y debería valer para todo. Esa debería de ser la premisa. En cualquier empresa o equipo si la atmósfera entre personas es buena se genera un compromiso, una idea conjunta, un buen tejido de piel donde todo el mundo se siente reconocido. Es fundamental. Más allá de organizar un equipo en el aspecto táctico, físico y técnico yo creo que hoy en día, en el siglo XXI, el fútbol necesita mucho de comprensión, intuición y de manejar los sentimientos.

-Ranieri en el Leicester; Hiddink en el Chelsea, usted... La Premier recuerdan a Mestalla.

-Sí, me considero como su hijo. Gente que tengo por encima de mí, que han pasado antes que yo y a los que tengo un respeto enorme. Me tienen mucho cariño. Sabemos que algo nos une. Tanto con Guus como con Claudio. Fue una experiencia brillante enfrentarme tanto con uno como con el otro. Además nos endulzamos. A mí me gustaba el equipo de Ranieri, a Claudio le encantaba el mío, con Hiddink lo mismo.

-¿Aplica en sus equipos lo que exprimió de Hiddink cuando era su entrenador en el Valencia?

-Guus sabemos como era. Una magnífica persona, que le gustaba mucho jugar bien al fútbol. A los que nos gustaba jugar bien a la pelota se lo agradecíamos mucho. Sus entrenamientos estaban dedicados a las posesiones, al balón. Con el tiempo me voy pareciendo más a Guus. Toda aquella organización con la que yo partí como entrenador se ha convertido en algo más agradable. No sólo es organización sino es un balance ofensivo y defensivo que tiene que transmitir. Mi compromiso con este tipo de entrenadores como Hiddink es alto, me siento reconocido.

-Supongo que sigue al Valencia.

-Sí.

-La situación ahora mismo no es la mejor en lo deportivo.

-No es la idílica. Es lo que hablaba y más en una afición como la del Valencia que siempre ha sido de sentimientos, de expresión, de querer saber lo que ocurre y manifestarse siempre a favor de su equipo. Todo eso, cuando pasé el año pasado por Mestalla, sí que lo noté. Había armonía, felicidad y el protagonismo estaba en el campo. Pero creo que ese foco actualmente se ha perdido. Creo que no hay una armonía necesaria, la expectación necesaria, el sentimiento necesario. La grada percibe que no hay raíces y cuando no hay raíces es difícil sentir de verdad.

-Se refiere a la propiedad de Lim o a otras cuestiones. El dueño del Watford no es inglés sino italiano.

-Cuando me refiero a raíces no me refiero a que quien dirija al Valencia tenga que ser valenciano sino a que lo que se cree tenga un sentido, que se transmita hacia quién va dirigido el espectáculo. El del Valencia va dirigido a los valencianos y a la afición valencianista. El año pasado siendo el mismo dueño se transmitió un cariño, se transmitió un respeto por los gustos de la afición y una serie de valores que la grada detecta rápidamente. Este año no tanto. Eso se ha perdido. En lo de la raíz me refiero a transmitir no de dónde es cada uno.

-¿Sentimiento es aquello que usted vivió aquel año en Segunda con el Valencia?

-Sí, porque la afición es el motor de todo. Los futbolistas al final juegan para la afición. Si eso se quiebra, pierde atractivo. La gente se mueve por lo que ve, por lo que le gusta, lo que siente, lo que se imagina. Esa conexión es fundamental.

-¿Ha impactado en Inglaterra la llegada de Neville al Valencia?

-Aquí es muy mediático. Ha estado muchos años en medios de comunicación. Ha tenido bastante impacto. Al final es como todo. Un entrenador ha de empezar un día a ser nuevo más allá de la edad. Ahora necesitará experiencia, conocer cuanto antes a sus jugadores, en un liga competitiva, el tema del idioma. Un montón de cosas pero sobre todo conocer los gustos de la afición.

-¿Es un atrevimiento iniciarse en una plaza como el Valencia?

-Bueno, uno cuando es joven en cualquier trabajo es bastante inconsciente y al final la inconsciencia es necesaria. Si uno se plantea demasiado las cosas se vuelve cobarde y tampoco es bueno. Uno tiene que tener claro si se siente preparado o no. Si das ese paso y te sientes preparado, pues fantástico. Pero si das el paso y no te sientes preparado, acabarás en el precipicio.

-El Real Madrid ha tirado a Rafa Benítez arriba en la tabla. Me recordó a su caso en el Valencia. ¿En Inglaterra hay más pausa en los proyectos?

-En Inglaterra han cambiado mucho las cosas. Ya no hay tantos dueños ingleses. Lo de Benítez no me parece nada nuevo. En el fútbol en general los proyectos son bastante cortos y lo que hay que intentar es hacerlos sólidos y dinámicos. Son dos términos que no se deben contradecir en el mundo de fútbol.

-¿Todavía piensa en lo que pasó aquel día en el Pizjuán en 2007?

-No, no me he parado mucho tiempo en ello. No tuve la suerte de coincidir con alguien en la dirección que valorara los resultados. En el plano deportivo no hay mucho más que ver. En lo personal probablemente era más inexpresivo. Ahora transmitiría mejor mi emociones. El máximo dirigente -Juan Soler- no supo leer los resultados, no los apreció y al final salí perjudicado. Pero no aprendí mucho de esa lección, porque cuando no encuentras una explicación a las cosas lo mejor es pasar página lo antes posible, trabajar para mejorar y mostrar con el tiempo que mi trabajo pudo ser bueno.

-¿Le gustaría volver al Valencia?

-Si me pregunta entre conservar amigos en Valencia o no entrenar y ver a un equipo que quiero como al Valencia desde la distancia, prefiero verlo desde la distancia. Pero si algún día se dan las claves necesarias para que yo pueda entrenar al Valencia diría que es de las plazas en las que mejor estaría porque hay sentimientos. Además de lo que pudiera aportar si hay sentimientos mucho mejor.

-¿Son necesarios los directores deportivos?

-Los directores deportivos se han de preparar para ser directores deportivos; los dirigentes, para ser dirigentes, y los entrenadores, para el banquillo. Nunca he sentido que yo tenga que estar por encima de un director deportivo. En Inglaterra la figura del manager es diferente. Lo que no puede ser es que la figura de un director deportivo destruya a un entrenador. Un director deportivo preparado es esencial en un club.

-¿Se equivocó con Juan Mata?

-A lo largo de mi carrera, que son 12 años, seguro que habré cometido alguna injusticia. Pero estoy convencido de que habrán sido muchas menos que las decisiones justas que he tomado. Con el tema Mata, la información que llega no es la lectura justa. Un chico de 19 años que llega al Valencia y tiene a Vicente, a Silva, a Gavilán... Mata necesitaba tiempo y lo encontró en el revuelo de la temporada cuando todo se vino abajo. Pero Mata hubiera sido un buen jugador conmigo y sin mí. No me siento partícipe de un caso Mata. No jugó porque había grandes futbolistas y yo no estuve tanto tiempo.

-En Getafe colocó a Jona de titular cuando parecía el tercer portero. Luego se marchó del equipo porque no estaba a gusto. ¿Llega una edad en que no se consienten intromisiones?

-Hablando de justicia lo de Jona es un ejemplo. La acumulación de las decisiones injustas van en contra de un técnico porque un vestuario no lo respeta. Al final el tercer portero era mejor que el primero desde mi punto de vista. Me pasó con De Gea en el Atlético. A mí los jugadores no me tienen que agradecer. La realidad se defiende sola. Y con mi adiós al Getafe, sé lo que quiero para mi vida personal y deportiva. Tengo 50 años. Para mi profesión, que es cambiante y dura, quiero tener la libertad de tomar todas mis decisiones y el respeto necesario para las personas. En el momento que alguien me pueda mentir, engañar o utilizar es un lugar donde no quiero estar. Voy donde me siento feliz. La profesión me apasiona pero no a cualquier precio. Quiero disfrutar de la vida.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Quique: «Si algún día se dan las claves para entrenar al Valencia es una de las plazas donde mejor estaría porque hay sentimientos»