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Dos austriacos llamados Kurt
EL TÚNEL DEL TIEMPO

Dos austriacos llamados Kurt

El primer Jara inauguró el marcador en la final de Copa ganada ante el Athletic de Bilbao en 1967

PACO LLORET

Viernes, 19 de febrero 2016, 22:58

Jara y Welzl son los apellidos de los dos únicos jugadores austríacos que han defendido la camiseta del Valencia. Ambos se llaman Kurt y actuaron en la delantera, fueron internacionales, pero no acabaron de triunfar en Mestalla. Curiosamente, permanecieron el mismo tiempo en la plantilla valencianista: dos temporadas y, casualidades del destino, fueron compañeros en la selección de Austria durante el Mundial celebrado en España en 1982 pese a que ocho años separaba sus respectivas incorporaciones al Valencia.

Kurt Jara aterrizó en el verano de 1973 cuando se dejó sin efecto la prohibición para contratar futbolistas extranjeros y se autorizó el fichaje de una pareja por club. El primer foráneo en llegar fue Salif Keita, nacido en Mali, primer balón de oro africano, procedente del Olympique de Marsella. Mestalla no tardó en enamorarse de Keita. A su lado, Jara fue un secundario esforzado que nunca terminó de cuajar. Mientras la afición enloquecía con las filigranas de Keita, el austríaco, no encontraba su sitio en el equipo. Quizás, parte de la inadaptación se debiera a la competencia que tuvo con Valdez, el extremo zurdo por antonomasia de aquel Valencia. Los planes del club a lo largo de aquel agitado verano contemplaban el traspaso del argentino al Barcelona a cambio de dinero y el fichaje de Marcial, un sutil interior formado en el glorioso Elche de los años 60 y que también había sido miembro de la legendaria delantera del Espanyol bautizada como los 'Cinco delfines'. La operación estaba cerrada pero a última hora se deshizo. Así que Valdez y Jara lucharon por lucir el número once a la espalda. La papeleta fue para el entrenador, Alfredo di Stéfano, que trató de sacar el máximo rendimiento de ambos, incluso coincidiendo ambos en ocasiones como titulares. Valdez solía irse más hacia el centro del ataque porque Jara era un extremo zurdo de largo recorrido.

Kurt Jara venía procedente del Wacker Innsbruck, un club que dominó el fútbol austríaco a principios de los setenta, desplazando a los principales conjuntos de la capital: el Rapid y el Austria. Lo más curioso es que el Valencia había tenido otro extremo izquierdo llamado Jara, de nombre Anastasio, y de origen paraguayo. El primer Jara inauguró el marcador en la final de Copa ganada ante el Athletic de Bilbao en 1967. Con ese precedente, el valencianismo se las prometía muy felices puesto que su equipo arrancó la temporada con fuerza, se situó en la parte alta de la tabla y alcanzó el liderato a las primeras de cambio. Una brillante goleada ante el Racing de Santander coronada con un golazo de antología de Jara tras una vaselina en la sexta jornada de la Liga 73-74, hizo soñar a la afición. Esa buena impresión se consolidó en la siguiente jornada cuando el Valencia se impuso por 0-2 en Balaídos y el austríaco volvió a anotar gracias a un zurdazo impresionante.

Sin embargo, poco antes de Navidad, el Valencia empezó a deshincharse de forma alarmante hasta sumar siete jornadas sin ganar con un balance de dos empates y cinco derrotas consecutivas. Aquello parecía una maldición y futbolistas como Jara lo acusaron más todavía. Tras una tímida reacción, el equipo se estabilizó pero ya no pudo reengancharse a la zona noble de la clasificación. Jara tuvo alguna buena actuación esporádica y consiguió el gol del triunfo ante el Murcia, pero sus destellos no acabaron de convencer. En su segunda campaña estuvo más entonado y más identificado con el entorno. Su llamativa melena rubia le distinguía y complementaba su estilo de juego vertiginoso, muy académico pero algo limitado de recursos técnicos. Su aportación goleadora fue tan regular como su juego pero acabado el ejercicio, los responsables del club valencianista cambiaron al austríaco por otro rubio más rutilante: Johny Rep, procedente del Ajax que actuaba por la banda derecha, mientras que Jara se enrolaba en una exitosa etapa en la Bundesliga alemana que le iba como anillo al dedo a sus características

Kurt Welzl recaló en Valencia en 1981 como sustituto de Fernando Morena. El goleador uruguayo regresaba a Peñarol tras jugar un año en el Valencia y había que buscar un recambio de garantía. En teoría Wezl garantizaba esa aportación realizadora puesto que había llamado la atención en uno de los equipos de moda en aquel tiempo: el AZ 67 de Alkmaar. El club holandés llegó a meterse en la final de la Copa de la UEFA ante otro conjunto revelación: el Ipswich Town que dirigía Bobby Robson. Pero Welz nunca llegó a integrarse en Mestalla y buena parte del público se lo tomaba a guasa por su estilo de moverse tan particular como poco vistoso. Cuando marcaba goles, hizo nueve en la Liga en 27partidos, se celebraban como algo inevitable, pero si fallaba ocasiones claras, el rumor de desaprobación crecía por la grada. A las primeras de cambio falló un penalti decisivo en Mestalla contra el Espanyol que le marcó más de la cuenta. Por si faltaba algo, precisaba de lentillas y en un partido anduvo a gatas para recuperar una de ellas. Fue su sentencia definitiva.

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