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Héctor Esteban
Lunes, 18 de abril 2016, 21:26
José María García Pérez (Madrid, 13 de noviembre de 1944). Durante años entró cada día en el dormitorio de los españoles. Cambió la radio y la forma de escucharla. Incluso pudo influir en la tasa de natalidad. Dominaba la medianoche con Supergarcía pero su poder se hacía efectivo al amanecer. Todos hablaban de él. Desde el deporte gobernó España. Empezó en el diario Pueblo para pasar a TVE, la SER, Antena 3, Cope y Onda Cero. Ayer estuvo en Valencia para acompañar al periodista Vicente Ferrer Molina en la presentación de 'Buenas noches y saludos cordiales. José María García, historia de un periodista irrepetible' (Córner, 2016). Una biografía no autorizada. «Su lectura es convulsa, aún no lo he terminado», reconoce García, que llenó el Ateneo Mercantil. En abril de 2002 dejó la radio. Sigue esperando algo que le atraiga con la libertad como condición innegociable. Sólo interrumpe la entrevista para atender una llamada de Juan Sol.
¿Tanto poder ha tenido García?
Yo en la lectura veo una imagen en la que me cuesta reconocerme. Nunca he creído tener el poder que se dice de cambiar gobiernos, parar huelgas, desviar aviones... Durante 15 años llamé a Pablo Porta -expresidente de la RFEF- Pablo, Pablito, Pablete y siguió en el cargo hasta que llegó un ministro que en diez minutos hizo un decreto chapucero e injusto que se lo cargó. Incluso mis enemigos dicen que mataba por una exclusiva. Hice alguna barbaridad pero no fui tan malo.
¿Qué le llevó al éxito?
Cuando Martín Ferrand me llama para Hora 25 le dije: a partir de la medianoche no nos van a escuchar ni nuestros familiares. Me inventé cosas para ponerle voz a la televisión. Entrevistas en vestuarios, aparatos en los coches de la Vuelta.
Fue a los Juegos de México y acabó cubriendo una matanza estudiantil. Su imagen en el 23-F en la unidad móvil es un icono.
Era un comunicador que hacía deportes por accidente.
¿García hacía lo que le daba la gana?
El diario Pueblo fue una escuela de periodismo. Hermida, Tico Medina, Yale, Plaza, Olano... Aparezco con veinte años y empiezo a destacar como reportero. Me encanta la noticia. En México leo El Sol y veo la situación estudiantil. Le digo a Emilio Romero, que era un director director, que los Juegos pueden esperar. Es la matanza en la plaza de las Tres Culturas. Una exclusiva mundial. El 23-F me dicen en la SER que hay que hacer el programa normal y yo digo: ¡cómo vamos a hacer un programa normal con el Congreso secuestrado!.
¿Siempre fue libre en su trabajo?
Sí y cuando no lo fui me marché. Salvo en la Cope, que me equivoqué al irme, de los demás sitios me fui para defender mi libertad, que era la de mis oyentes.
¿García fue libre de García?
Siempre. Soy impulsivo y poco reflexivo. Ahora lo pienso todo más. La vida me cambia en 2005 cuando me detectan un cáncer. Ahora veo el vaso medio lleno. Busco la paz no la revancha. Un día me llama De la Morena -su guerra en las ondas fue histórica- y ahora tenemos una relación fluida.
¿El cáncer reconocilia?
Te hace analizar. Te trae luz. Mi lucha era por ser el primero en tener una entrevista cuando lo importante era tener la mejor entrevista.
¿La política quiere dominar el deporte?
Hoy la edad de oro del deporte español es un milagro. Somos la hostia de buenos los españoles y hemos sobrevivido a nuestros políticos. Hay olímpicos que se lo pagan todo. Ni ley de mecenazgo ni de patrocinio.
El PP vendió el Valencia.
Y lo dejaron colgado. Ese fue mi primer problema con Aznar, que le quería regalar al Real Madrid 150.000 millones de pesetas por las torres. Aznar me dice que hay que ayudar al Madrid y yo le digo que se equivoca. Es el presidente del Gobierno. Por qué no ayuda al Valencia o al Atlético. Es una vergüenza. El disparate se puso de manifiesto en la final de Lisboa donde el presidente del Real Madrid se levanta a saludar a Aznar tras el gol en el minuto 93.
A Valencia ha llegado Peter Lim. ¿Le gusta el nuevo fútbol?
¿Qué hace aquí Peter Lim? No conozco ningún caballito blanco en el fútbol. El que pone un euro se quiere llevar quince. Lim, con dificultad, distingue entre una palangana y un balón. Lo del entrenador (Neville) ha sido el ejemplo. Me gustaría preguntarle a qué ha venido. Hay un sentimiento valencianista pero qué han hecho las autoridades por el Valencia. Fotografías y presumir. El desmán del PP en la Fórmula 1. Aquí aparece el bombero torero y le hacen los Juegos Europeos. Yo he tenido buena relación con Rita (Barberá) pero ¿alguien se puede creer lo de sus colaboradores y que ella no lo sepa? ¿Que Camps no sabía nada?
¿Juan Villalonga era bueno para el Valencia?
No. Es mi amigo. Villalonga buscaba el negocio y en el fútbol no lo hay.
Tal día como hoy (por ayer) llegó a Valencia en el autobús del equipo para celebrar la Liga del 71. ¿Cómo se coló?
No me acuerdo. Ahora dicen que no se puede hacer entrevistas. ¡Coño! ni antes. En Heysel, yo estaba con Pereira a mi lado. Vino un tío de la UEFA y me dijo: ¿qué hace aquí? Y yo le digo: lo que me sale de los cojones. Pues entrevistar, qué voy a hacer. Me ha autorizado ese señor (Di Stéfano). Me peleé con el de la UEFA y le di con el micro en la cabeza. Hablar con los jugadores lo prohiben los presidentes, hay siete jefes de prensa... que prestigio puede tener un periodista que en lugar de entrevistar a un presidente le hace una felación.
¿A Felipe González lo vio venir y Aznar le engañó?
Este país no perdona el paso de los años. A los 45 años no se tiene ni idea de nada. Imagine que presidente hubiera sido Felipe con 60 años sin la X. De Aznar me sorprendió su torpeza. Un tipo que su aspiración era ser inspector de Hacienda es raro pero no me imaginaba que fuera tan dictador, el mayor después de Franco. Fue torpe al cuidar su cuerpo y olvidarse de su mente.
¿Cómo ve el panorama político?
Rajoy si deja de ser presidente debe volver al puesto de registrador y Sánchez, si no lo es, debe volver a ser profesor numerario. No prevalece el interés general. Podemos, a los que vi con alegría, han pasado de la rebeldía a la utopía. Un estado utópico es fantasmagórico y te lleva a la ruina, a la anarquía.
¿Cuál es la solución?
Los políticos son nuestros empleados, no nuestros jefes. Viven de nuestros impuestos. Aquí los no corruptos, si es que queda alguno, tapan a los corruptos.
¿Se reconoce en el periodismo deportivo de hoy en día?
No. Roza el ridículo. Ha desaparecido el rigor, la denuncia, el trabajo, la constancia. Hoy se ven ultras. En el político también. Empezó el del corazón. Coges a cinco tíos, los que más barbaridades digan, los enfrentas y ya está.
No le pregunto si volverá a la radio sino si tiene ganas de volver.
Sí, muchas pero no al periodismo deportivo. Un programa de información general en una empresa independiente. Yo si voy es a sumar. Me pongo negro al escuchar a compañeros escorados a la derecha que quieren traer la Guerra Civil y los de la izquierda la anarquía. Este país no se merece estos políticos.
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