De la indiferencia a la huida

Peter Lim viene muy poco por Mestalla pero la verdad es que el hombre empieza ya a acumular más disgustos que alegrías. De hecho, sólo lo ha visto ganar al equipo una vez esta temporada y eso fue hace casi un mundo. El 19 de agosto para ser más exactos, con aquel 3-1 de la previa europea al Mónaco. Desde entonces, todo han sido amarguras: 4 derrotas y 4 empates.

Casualidad con lo de Lim al margen por aquello de los malpensados, lo que está claro es que el empresario ya tiene argumentos de sobra para conocer cómo piensa y actúa la afición del Valencia. Él, que ya vivió en directo la bronca que la grada le dedicó en su momento a su amigo Nuno (Valencia-Betis de septiembre para ser más exactos), debió tomar esta vez buena nota del hastío que este año ha embargado a la grada. El aspecto con el que finalizó Mestalla es para una seria reflexión por el escalofrío que produce. Un cuarto de hora antes de que acabara el encuentro y viendo cómo estaban de definidas las cosas, el público arrojó la toalla y empezó a desfilar.

Es verdad que los primeros en levantarse son siempre los más inquietos, pero apenas unos instantes después la cosa fue a más y el panorama que se observó fue ciertamente preocupante. Mestalla pasó ayer de la expectación de la previa a la indiferencia del momento y de ahí a la resignación. Que un campo como el del Valencia se vacíe es claramente sintomático de cómo está el ambiente, y eso que la afición blanquinegra fue el año pasado la mejor de España.

Lim ya le ha trazado a Layhoon y a García Pitarch su hoja de ruta de cara a la próxima temporada, con los reajustes que tocan y hasta es posible que anoche compartieran, como casi siempre suelen hacer, mesa y mantel. Y tampoco habría que descartar hasta que se sumara a la cita Pako Ayestarán, con el que todavía no está del todo claro el asunto de qué va a pasar con él. Pero la reaparición por Valencia del máximo accionista 119 días después (la última vez fue el 3 de enero) sirvió para confirmar lo que se preveía: que la gente quiere cerrar ya un capítulo horrible y pasar página. Quieren que el equipo recupere ese espíritu que tantos éxitos trajo años atrás, al menos que transmita algo de energía.

Pitos también para André

El hecho de que la presencia de Lim en su palco pasara desapercibida es quizás un argumento más para calibrar el estado del pueblo. Hubo algunos pañuelos y también protestas hacia los jugadores, ya cuando se señaló el tiempo de descanso. En ese sentido, André se llevó también una ración particular por aquello del interés que la Juventus parece tener en él. Aquí, ya se sabe, no se suelen perdonar actos de ese talante. Que le pregunte André a Feghouli, que lo ha vivido en sus propias carnes este año cuando ya fue público y notorio que no iba a renovar.

El argelino, dicho sea de paso, pasó tan de incógnito este domingo como Lim. Estuvo sentado en el palco junto a Bakkali y al resto de compañeros. Fue la primera vez que acudía al estadio después de todo el jaleo que él mismo montó y que acabó en el castigo por su indisciplina. Filas más atrás se vio a Amedeo Carboni, también entre otros a Mariola Hoyos y a un buen puñado de representantes. En su refugio Amadeo Salvo, que antes de que se iniciara la debacle charlaba como casi siempre suele hacer con Jaime Ortí.