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Pep Claramunt es profeta en Puzol con el balón siempre cosido a la bota.
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«La gente se obsesiona más con el nombre de los jugadores que en ver que el Valencia debe de ser un bloque»

Pep Claramunt, exjugador del Valencia CF: «No creo que las derrotas hayan sido por culpa de los centrales sino porque se defiende mal»

Héctor Esteban

Lunes, 5 de septiembre 2016, 19:12

Pep Claramunt Torres (Puzol, 10 de julio de 1946) pasa las mañanas en el bar del campo que lleva su nombre. En animada tertulia con amigos. Con el almuerzo como nexo de unión. Un momento en el que no faltan los clásicos: olivas, 'cacaus del collaret', vino y gaseosa. Ha cumplido los 70. Sus ojos azules son tan claros como cada una de sus respuestas. Forma parte de los mitos de la centenaria historia del Valencia.

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Pocos pueden decir que son profetas en su tierra. Estatua a la entrada y el nombre del campo

Es una bonita recompensa. La gente ha disfrutado de verte y tú ahora disfrutas con ellos del reconocimiento. Es de agradecer.

¿Le gusta el fútbol moderno?

El fútbol es fútbol. Antes y ahora. Va evolucionando. Antes los futbolistas aparecíamos por casualidad. Éramos inspiración, afición y con eso uno podía llegar a ser profesional. Ahora hay una preparación, escuelas, formación, disciplina. Antes era pura intuición. La creatividad de uno que le gustaba el fútbol y tenía dotes. Los elementos del juego también son mejores. Hay más velocidad. En mi época el que era el mejor resolvía antes las cosas. Hoy las estructuras tácticas hacen que el futbolista además de ser un buen jugador debe de saber estar en el campo e interpretar el juego.

¿Era más puro aquel fútbol?

Era más creativo, mas intuitivo. No era tan táctico, tan de conjunto. El jugador evolucionaba en el campo según lo que él pensaba.

¿Era más divertido?

No. Cuando llegas a ser profesional la diversión desaparece porque hay unas reglas y una presión para ganar a toda costa. Yo siempre he dicho que yo he jugado al fútbol pero a mí no me han visto jugar bien los aficionados. Cuando yo jugaba bien era en los entrenamientos porque ahí hacía lo que quería, ahí gozaba de mi libertad. Jugabas contra los compañeros y si ganabas o perdías te daba lo mismo. Ahí me divertía.

Di Stéfano siempre le dio mucha libertad.

Es cierto. En la mayoría de los entrenamientos, cuando hacíamos partidillo, Di Stéfano siempre quería que jugásemos él y yo juntos. ¿Por qué? Porque nos divertíamos. A los amigos se lo he dicho: a mí no me han visto jugar bien al fútbol, sino jugar al fútbol con la obsesión de ganar y sumar puntos. Hoy hasta los entrenamientos se preparan para un sistema, por lo que tienes ya una disciplina. Ya no te diviertes. Antes el entrenamiento era voluntario, jugar libremente.

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¿Añora aquella anarquía?

Aquello era así. Yo era un poco anárquico en la forma de pensar y jugar pero tenía unas obligaciones en el campo aunque dentro de una libertad. Di Stéfano me decía: tú juega ahí y haz lo que te dé la gana, juega como quieras. A otros compañeros igual no se la daba.

¿Cuál fue el secreto de aquel Valencia que ganó la Liga 70-71?

Había una interpretación del juego clara y un bloque donde la prioridad era defender antes que atacar. Nos marcaban pocos goles y la claridad en el juego suplía las deficiencias de nivel. Para competir con otros equipos hay que ser consciente de tu nivel de juego.

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El Valencia exitoso siempre ha sido aquel que ha sabido defender.

Todo depende del tipo de jugador. Igual tienes un equipo que puedes ganar 5-4 y debes jugar al ataque. El problema del fútbol es saber interpretar tu plantilla. Si yo tengo jugadores defensivos sin creatividad no puedo jugar al ataque. Ahora se le ha tirado la culpa a los centrales del Valencia. No es su culpa. Lo que creo es que se defiende mal y dejan a los de atrás en inferioridad. El rival llega cuatro veces y hace cuatro goles.

¿El problema es el centro?

No, es la mentalidad defensiva del equipo. Tiene que estructurar un poco más. Interpretar mejor para luego salir como lo hace, en tromba aunque pierde la composición defensiva y a la contra le hacen los goles.

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¿Cómo era su Valencia?

Teníamos un bloque donde lo importante era la defensa. Del centro de campo hacia atrás era muy fuerte. Los delanteros también eran defensas. El mediocampo salía al apoyo a la contra pero los demás se quedaban atrás. De dos contras una era gol y así ganabas.

Se parece mucho a lo que luego aplicó Benítez.

Al Madrid y al Barcelona sólo les puedes competir con armas distintas.

¿En el vestuario eran amigos?

Amigos íntimos no hay. Hay compañeros y hay que evitar polémicas. Hay un interés común que es ser los mejores. Esa idea es la que hay que meter para lograr el mismo fin.

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Aquel Valencia tenía mucha gente criada en la casa.

Ese fue el éxito del Valencia con Di Stéfano. No hacen falta grandes figuras para tener un gran equipo. Hay que saber cómo lo tienes que coordinar para ser competitivo. Hay que fichar según qué tipo de juego quieres hacer. Tener los jugadores adecuados y sacar el máximo rendimiento. Ganamos la Liga con siete chavales que llegaron de Tercera. Teóricamente éramos el peor equipo de Primera y fuimos campeones. Estuvimos a punto de hacer el doblete y al año siguiente casi la ganamos otra vez. Sin fichar. Tuvimos un jugador que venía casi cojo del Barcelona como Pellicer. Antes de iniciar la temporada nadie daba un duro por nosotros. Fuimos campeones pero no fue por casualidad. No teníamos nombres pero éramos un bloque.

Hoy hay poca gente de casa.

No debe de ser un problema. Es verdad que en los grandes triunfos del Valencia ha habido mucha gente de la cantera. Ahora la evolución es distinta. El afán y la mentalidad del público es la de nombres de jugadores. La gente se obsesiona más en los nombres que en ver que el Valencia debe de ser un bloque. La mentalidad de Simeone.

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¿Cree capaz a Ayestarán de inculcar esa mentalidad?

La busca. El Valencia no se rinde, lucha, corre y pelea pero le falta tranquilidad en el campo. Elegir mejor. Se precipita. A veces van deprisa cuando hay que tener una pausa en el juego. Si Ayestarán sabe cuáles son sus posibilidades este es un equipo que tiene algo importante: ambición.

¿Qué es lo que más y menos le ha gustado en el arranque?

Me gusta que los chavales no se rinden pero juegan alocadamente. Contra Las Palmas no supieron tener el balón ganando. Dan facilidades al contrario. Presionados por la afición por ganar pero creo hay equipo.

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¿Hablan de Lim durante la liturgia del almuerzo?

Para mí Lim es un diez. El Valencia estaba en la ruina. Si no viene un señor a comprarlo, el Valencia hubiera desaparecido. Hay que agradecerle que haya puesto ese dinero sin conocer quién era el Valencia. Ahora todo el mundo lo quiere matar. Hay que tener paciencia, ver cómo evoluciona. Ha metido dinero pero lo que no va a hacer es arruinarse. Es el más interesado en buscar soluciones.

¿Se pudo ir del Valencia?

Al Real Madrid y al Barcelona varias veces. No quise nunca.

¿Por qué se quedó?

Fui un mal profesional. Vivía cómodo y estaba en casa. En el Valencia no tenía problemas. No salí del pueblo. No fui ni a vivir a Valencia. Cuando pude irme estaba al máximo a nivel profesional, era internacional, capitán de la selección, no me apetecía irme. Hacía lo que quería y eso fue una prioridad frente al dinero. Las diferencia económica no era lo suficientemente atractiva para dejar mi casa.

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Curiosa razón la de la comodidad.

Fue falta de ambición. A lo mejor en el Madrid hubiera llegado a más y ganado una Copa de Europa, prestigio, más dinero. Pero no me atrajo. Quizá hasta tuve miedo de irme. Era titular indiscutible aquí.

¿Se arrepintió?

Futbolísticamente no. A veces cuando me dicen que podía haber llegado a más... pues a lo mejor no. Me encontraba tan a gusto... Esa comodidad igual te quita la ambición. Esa Copa de Europa yo quería haberla ganado con el Valencia. Además, competíamos contra los mejores.

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¿Cómo ve la salida de Alcácer?

Es un buen profesional. El chaval interpreta que en el Valencia no va a ser lo que puede ser en el Barcelona. Me parece correcto. Alcácer no dejará nunca de ser del Valencia. Lo tengo clarísimo. Será valenciano y del Valencia. Lo tuve en las escuela cuando era cadete y ya tuvo una posibilidad de salir. Me reuní con Paco y con su madre, que me dijo: «Mi hijo me ha hecho comprar las sábanas del Valencia, la manta... ¿Cómo se tiene que ir? No quiere irse». Había un equipo inglés y se podía ir libremente. El chaval dijo que no. Ahora a lo mejor la circunstancias del club, las deportivas, la selección. Es más fácil ir si estás en el Barcelona. Él busca lo que yo no busqué: ser un gran profesional y evolucionar. Hoy se puede ganar más dinero en el Barcelona. El Valencia por desgracia no tiene esa dimensión internacional.

El dinero domina el fútbol.

Hoy las cantidades que se pagan en equipos grandes es mucha. La diferencia es abismal. En tu profesión tienes que buscar el sitio donde más dinero puedas ganar. Es lógico.

¿Qué futuro le ve al Valencia?

El Valencia siempre ha tenido sus altibajos. Está muchos años sin ganar nada. No es un equipo regular. Hay que ser realistas. ¿Qué queremos, ganar todos los años? En el Valencia hay una historia y hay que mirarla. Con grandes jugadores no se ha ganado nada. Se ha gastado una barbaridad, se ha arruinado al club. Queriendo ser lo que no se podía ser. Se ha dejado al club en la ruina. El Valencia no es un equipo para ganar títulos todos los años. Se entra en una crisis de dinero, juego y personalidad y hay que levantarse.

¿El Valencia se atragantó con aquel éxito del doblete?

Para conseguir esos éxitos a veces le cuesta muy caro y tiene que desprenderse de muchos jugadores. Yo le dije a un presidente una vez: «Para ganar tú una copa vas a arruinar el Valencia, vas a gastarte mil millones de pesetas». Se los gastó y arruinó al club. Ganó la Copa pero el título costó un dinero. Luego el club estuvo mal muchos años hasta que resurgió. Es la idiosincrasia del Valencia. Lo que hay que hace ahora es apoyar a los chavales y paciencia. Un poco de tranquilidad. El Valencia nunca dejará de ser un equipo grande porque tiene una afición enorme. Un equipo que llena un campo pasa las crisis. En dos o tres años cuando se acople lo económico y lo deportivo todo pasará. Aquí no hay nada de paciencia. En dos días ya quieren tirar al que se ha gastado el dinero y ya quiere entrar otro a aprovecharse. Y a inventar, aunque aquí ya no se inventa nada. Todos van a aprovecharse del club menos este hombre que ha ido a ponerlos.

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¿Quién fue el mejor jugador que jugó a su lado?

Éramos un bloque. Paquito, Sol... Estaba Poli, que creo que fue poco valorado y era básico para el equipo y mi juego. El trabajo de todo el equipo me benefició. Valdez era un gran jugador. Atrás con Abelardo, Sol, Antón, Aníbal, Jesús Martínez... Sergio era rapidísimo. Mi hermano, Forment... Individualmente no tenían un valor excesivo en el mercado pero era un bloque muy difícil de ganar.

¿Ve mucho fútbol?

Sí y aprendo. Uno de los grandes errores es que la gente se cree que sabe de fútbol. Yo no tengo idea. Mucha gente se mete en el fútbol y piensa que lo ha inventado.

Usted que ha visto y jugado con los grandes como Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona, Messi... ¿Con quién se queda?

¿Quién es el mejor jugador? Pelé, como futbolista, como intérprete. Y Di Stéfano ha sido el mejor jugador de equipo, el que más ha hecho para que su equipo gane. Otro de esas características era Cruyff pero no era tan constante como Di Stéfano. A Cruyff le falta la mentalidad y orgullo. Maradona interpretaba muy bien el fútbol pero no tenía la belleza de Pelé .

¿El Valencia se portó bien con Claramunt?

Me pagó siempre. El Valencia no tiene porqué reconocerme nada. Igual di más que me dieron porque salí al campo sin estar en condiciones físicas. Yo hice lo que creí que tenía que hacer. Luego están las interpretaciones de gente que ha estado al frente del club... Son personas, se pueden equivocar, igual que yo. La afición siempre ha estado sensacional conmigo. No puedo hablar mal del Valencia. No me acuerdo de los directivos, ellos no son el Valencia, es la afición.

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