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Voro, junto a sus futbolistas en un momento del entrenamiento en la Ciudad Deportiva de Paterna.

Primera final en medio del caos

Voro evita pronunciarse sobre la fuga de García Pitarch, destaca que los resultados lo curan todo y recompone el equipo pese a que Gayà sigue de baja

JUAN CARLOS VALLDECABRES

Domingo, 8 de enero 2017, 22:47

valencia. Al cierre de esta edición, no había dimitido nadie más en el Valencia. En medio del continuo caos que vive esta entidad y aunque la anterior afirmación pueda resultar ciertamente irónica, es evidente que en el Valencia hasta lo más rocambolesco puede ocurrir. Aquí, cuando no es porque los del césped no son capaces de ganar al colista ni en casa (véase Granada), es porque quienes tienen que dirigirlos se tiran por la borda del barco antes de que se estrelle. Y aunque Voro se empeña una y otra vez en insistir que los resultados lo curan todo, es difícil pensar que lo que está ocurriendo esta temporada se pueda pasar página ganando partidos. El año acaba de comenzar y hay muchos aficionados que ya están deseando que termine. Por supuesto, al margen del vacío que se percibe desde fuera, el cruce de acusaciones entre unos y otros -más en privado que en público- y el desorden que se aprecia dentro del propio club, lo vital este lunes es no ir a Pamplona y dejar que te toquen el morro. En medio de la tempestad, el Valencia se juega lo que desgraciadamente se puede denominar la primera de las finales. Quedarán todavía 21 partidos por disputar pero es absurdo pensar que partidos como el de hoy no adquieren un significado especial. Los dos equipos andan tan desnutridos que creen que en enero van a ser capaces de arreglar lo que en verano no supieron hacer.

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El Valencia desde luego no está para permitirse ninguna licencia. Y mucho menos contra un rival, hundido en la tabla, que no sabe lo que es ganar todavía en su campo (en Liga sólo ganó en Ipurúa) y que, si se lleva los puntos, dejará el último puesto y se colocará a tan sólo dos de distancia de los valencianistas. Por extraño que parezca, los rivales hoy en día del Valencia son los Osasuna, Granada, Sporting, Leganés, Deportivo... Ver para creer.

Valencia y Osasuna llegan además a este cara a cara con las similares peculiaridades. Si lo de Voro y su profesión de delegado parece que por ahora ha tocado a su fin, en el banquillo local se sentará el que hasta hace pocos días era el director deportivo. El 'García Pitarch' de Osasuna vamos. Voro, al menos por lo que él dice, sigue sin tener fecha de caducidad. «No me ha dicho lo contrario. Se me dijo desde el primer día que era el entrenador y voy a seguir mi camino. Voy a hacer todo para darles soluciones a los futbolistas sin mirar a nada más», confesaba este domingo al ser preguntado por los continuos contactos -ayer también- que ha mantenido esta semana con Layhoon. La presidenta, por cierto, no ha faltado ni un sólo día a los entrenamientos en la Ciudad Deportiva.

Voro, que no quiso en ningún momento opinar sobre la reciente salida de García Pitarch (tampoco se pronunció sobre Prandelli), dio ayer un respiro cuando pudo componer una convocatoria más o menos decente. No está Joao Cancelo por sanción y al final tampoco entró Gayà que parecía estar recuperado de la clavícula, pero al menos la defensa ofrece más garantías en apariencia que la que jugó contra el Celta en Copa. Vuelven Mangala y Aderllan Santos, y eso permitirá que Mario Suárez pueda volver al centro del campo. La presencia de Nani, todavía sin rendir al nivel que se esperaba este verano, también permite pensar en mayores alternativas delante.

Si alguien cree que por muy colista que vaya, Osasuna lo va a poner fácil esta noche, que se vaya quitando la idea de la cabeza. En Pamplona se ha intentado hacer una movilización de salvación general, algo que en Valencia se viene intentando desde diferentes sectores pero sin excesiva suerte, porque los continuos vaivenes tapan cualquier iniciativa en este sentido.

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Tres entrenamientos ha tenido Vasiljevic para ajustarse al menos el chandal oficial. Ventilado Joaquín Caparrós tras el 0-3 contra el Eibar, el serbio dejó el traje para calzarse las botas pese a que su experiencia en los banquillos se limita únicamente a dos temporadas al frente del juvenil y hace siete años. Al menos ahí juega con ventaja Voro.

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