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Voro, entrenador del Valencia CF: «Encontré decepción en el vestuario. Nuestro potencial parte del grupo, de jugar como un equipo»

Voro, entrenador del Valencia CF: «Encontré decepción en el vestuario. Nuestro potencial parte del grupo, de jugar como un equipo»

Entrenador del Valencia

HÉCTOR ESTEBAN

Martes, 24 de enero 2017, 23:21

Salvador González Marco 'Voro' (L'Alcúdia, 9 de octubre de 1963) es entrenador del Valencia por derecho. Ha aplicado la teoría del 'trellat' para rescatar a un equipo asomado al abismo. Defiende que la clave está en el grupo, su horizonte no va más allá de cada amanecer y tuerce el gesto cada vez que se le pregunta por su continuidad. El hartazgo también es lícito. Hoy en día es el patrón de lo que se conoce como hombre de club. En tres partidos ha disipado las dudas. Los resultados avalan su labor.

-Tras ganar al Villarreal, salió el capitán, Enzo Pérez, y aplaudió que usted sea un entrenador que va de cara.

-Yo sólo tengo una forma de ser. No actúo de diferentes formas según la ocasión. Para mí no hay otra.

-¿Cómo cambia uno el chip en cuestión de minutos para pasar de ser delegado a entrenador?

-En la misma línea que la pregunta anterior. Yo también veo fútbol, he sido entrenador de dos equipos y si al final me toca dar ese paso lo doy con todo convencimiento de que puedo ayudar a aportar soluciones. Para mí eso es lo más importante. Si yo doy el paso y dentro de mí hay debilidad en mis posibilidades sería un punto de partida nefasto. Me siento capaz, doy un paso al frente y trato de colaborar para que entre todos salgamos de esta situación, de la que todavía no hemos salido.

-La victoria ante el Espanyol fue un punto de inflexión. ¿La de Villarreal aporta el sosiego necesario?

-Todo ha sido un trayecto. Desde el 30 de diciembre que me comunican que voy a ser el entrenador. Preparamos el partido ante el Celta de Copa con unas circunstancias dramáticas, ya que en el minuto dieciséis perdemos 0-3 con la situación ambiental que se había generado. El futbolista necesita reivindicarse y sólo lo puede hacer en el terreno de juego. Tras ese mazazo toca continuar e ir a Pamplona. Cometimos errores pero competimos bien. A nivel mental llega un palo en un partido que puedes ganar y al final lo empatas. El equipo trabajó y afrontó el partido ante el Espanyol con seriedad y responsabilidad y, saliendo indemne de la presión que el futbolista nota, el rendimiento fue bueno. Eran tres puntos pero para nosotros fue un paso más en cuanto a confianza y seguridad. Encaramos Villarreal en esa línea y con el trabajo que hizo el equipo obtuvimos el premio. Este es el camino.

-¿Ha hecho más de entrenador o de psicólogo?

-Un poco de todo. Entras a un vestuario la primera vez. Conoces la situación y el club. Hablamos con los futbolistas. Di mi opinión de lo que había que hacer para sacar todo adelante. Ese era el punto de partida, trabajar y luego que los resultados te acompañen. Es normal que para un equipo que trabaja y que luego el domingo no tiene premio en la delicada situación en la que está se necesite sumar.

-¿Y qué les dijo a los jugadores que había que hacer?

-Les dije que a nivel de juego colectivo teníamos que progresar mucho porque el equipo ahí tenía un punto de mejora importante. Era necesario jugar como equipo. Eso no se dice y ya está. Teníamos que ver qué aspectos abordar primero. En actitud, entrega, sacrificio y después buscar qué teníamos que mejorar en cuanto a movimientos, juntar líneas, basculaciones y máxima intensidad. Era lo primero que había que asumir con el objetivo de jugar como equipo. Si eso se trabaja se potencian también las cualidades individuales. Cuanto más organización haya en movimientos colectivos el rendimiento será mejor seguro. Es el objetivo de cualquier entrenador.

-¿Se encontró un vestuario hundido?

-El futbolista no es ajeno a nada de lo que pasa. Está al corriente de todo. Es complicado competir cuando durante la semana te esfuerzas y el domingo no obtienes resultado. Miras la clasificación, entran dudas, falta confianza... me encontré en general un ambiente de decepción, desconfianza, de falta de muchas cosas necesarias para ser un equipo. Para que los futbolistas estén seguros de sus posibilidades. El fútbol es así de jodido. Me encontré con jugadores tocados pero a la vez preocupados y responsabilizados. Hasta tal punto de que a alguno se le nota en exceso en el terreno de juego. Es un proceso que hay que vivir y cuando uno está convencido de que haciendo unas determinadas cosas se puede salir de ahí, es lo mejor.

-¿Había psicosis a los últimos minutos del partido?

-Tanto como psicosis no, lo que está claro es que había mala suerte. Cuando faltan dos o tres minutos, si todo el mundo hace lo máximo por defender, por tapar, por saber qué balón puede jugar y cuál no, todo es más fácil. Todo es mejorable.

-¿A día de hoy el objetivo sigue siendo evitar el descenso?

-Por supuesto, para mí no cambia nada. Nos tiene que reforzar el hecho, no la clasificación, el hecho de que si continuamos trabajando así vamos a mejorar y se va a traducir en puntos. No podemos mirar la clasificación y pensar que todo está hecho. El año pasado el equipo tuvo un par de puntos de partido que se ganaron ante el Sevilla y el Barcelona cuando todos mirábamos al descenso. A última hora el equipo no tuvo buenos resultados. En esto del fútbol no puedes sacar la cabeza y más nosotros que venimos de donde venimos, con una gran falta de regularidad.

-El «fuori» de Prandelli fue contraproducente.

-Él tendría sus razones para actuar así. Quizá intentó dar un toque de atención, buscar una reacción... Yo no actuaría así, prefiero decir las cosas en el vestuario, a la cara, claramente, a los futbolistas, porque pienso que al fin y al cabo son personas receptivas si les dices con coherencia las cosas. Ellos ven que en el campo, haciendo las cosas bien el resultado es positivo. Para mí es el mejor camino. El entrenador debe contemplar muchas variables y Prandelli optó por eso.

-Su respuesta reafirma la reflexión de Enzo Pérez.

-No es el discurso de Enzo. Soy como soy.

-Pero es cierto que el capitán vino a insinuar que Prandelli pegó el palo sin hablarlo en el vestuario.

-Eso lo habrá dicho Enzo. No es la primera vez que pasa que un entrenador en una rueda de prensa dice lo que piensa y dice lo que cree. Ahora desde la distancia parece que ese ha sido el único problema, pero creo que no es así. La situación viene enquistada desde hace tiempo y por las circunstancias del fútbol se llega donde se está.

-Tiene seis meses por delante. ¿Qué se plantea?

-No más allá de la semana que viene. Lo más importante es que el club me ha dado toda la confianza para trabajar y confía en mí. Lo noto. Pero no para ser entrenador sino como persona que trabaja aquí en el Valencia. Lo que tenga que venir vendrá. Para mí sería contraproducente por mi forma de ser que estuviera pensando ya en el más allá. No se puede perder la perspectiva. Estamos donde estamos y esto va ser complicado.

-Usted vivió el descenso de 1986. ¿La situación actual se parecía a la de hacer treinta años?

-Totalmente diferente. Yo era un chaval, miraba a los veteranos y te esfuerzas pero no entiendes los motivos de la situación porque acabas de llegar. Además eres futbolista. Acaba el entrenamiento y te vas a casa. Los años me han demostrado que las dinámicas de grupo, cuando se complican, encontrar la tecla no es fácil. El futbolista siempre piensa que él no es el único culpable pero es cierto que hay que repartir la culpa entre todos.

-Ha apostado por Carlos Soler sin medias tintas cuando los anteriores entrenadores -Ayestarán y Prandelli- no se atrevieron con el riesgo.

-No creo que haya sido nada especial. Yo antes no veía los entrenamientos por lo que no sé las circunstancias del resto.

-Pero sí que lo vio en pretemporada, donde llevaba la manija del equipo.

-Sí vi los partidos que jugó en pretemporada y algunos entrenamientos pero no el día a día. Vi el partido de Copa ante el Leganés y antes el de la Real Sociedad. En los entrenamientos vi que nos podía ofrecer cosas. Ante Osasuna jugó porque pienso que puede dar al equipo algo más. No pienso en ese momento si es un partido de tal calibre, tensión y necesidad sino que hago lo que creo que es mejor para el equipo. Esto va más allá de decidir una alineación, que también lo es, pero también hay un proceso en los entrenamientos, ves al rival, qué tipo de futbolista necesitas, en pequeños detalles decides una posición. Carlos respondió bien, evoluciona y para mí no es complicado decidir. Es un proceso con naturalidad.

-Parece que es el primero que da con la tecla en el centro.

-Con Ayestarán y Prandelli también jugamos con tres mediocampistas. Hay variantes, más avanzadas, un juego entre líneas pero el equipo ya jugaba así.

-¿Hay que proteger de los focos a Carlos Soler?

-Estamos en una sociedad con una explosión de información. Soler ha irrumpido con ilusión y rendimiento. Es normal. El chico tiene muy bien amueblada la cabeza, es muy sensato y ese tema lo vamos a tratar desde la naturalidad. A veces el fútbol es más fácil de lo que parece. Le dije que apostaba por él porque pienso que puede aportar y le pedí lo que quería de él. A mí un entrenador me dijo: 'Voro haz lo que sabes, no lo que no sabes'. Ese es el camino.

-¿El secreto es que con Voro el Valencia hace lo que sabe?

-El potencial nuestro debe aumentar partiendo del grupo. Ese es el caballo de batalla y lo jugadores lo están viendo. En Villarreal el equipo trabajó mucho, leyó el partido y neutralizó los puntos fuertes del Villarreal. Tenemos argumentos para competir.

-Ahora, con la mejoría, el debate de los refuerzos ha perdido vigor.

-Lo dije hace tiempo. Estoy contento con la gente que tengo. Necesitábamos una referencia arriba y ha venido Zaza. Si no hay ninguna salida esta es la base.

-¿Teme una salida de Parejo?

-Parejo ha aportado mucho y su rendimiento está ahí. Sabe manejar la adversidad y lo sabe potenciar. No le afecta. A mí el club no me ha dicho que haya una oferta por él. Yo confío en Parejo.

-¿De qué entrenador aprendió más en su etapa de futbolista?

-De todos aprendes. Los ves, analizas y valoras. El entrenador de ahora es cierto también que lleva mucho de lo que ha sido como jugador. La pena ha sido que yo siempre he jugado con tres centrales y marcaje al hombre. Mis cualidades me favorecían pero en cambio ese sistema no me gusta. La primera época era central pero marcaba a lo largo de todo el campo. El fútbol ha avanzado mucho. Pocos juegan con tres centrales. Yo prefiero cuatro defensas, no cinco. Con cuatro la distribución es más equitativa.

-¿Cómo llevan en casa eso de ser el entrenador del Valencia?

-Desde la normalidad. Yo soy 'molt patidor'. Desde el día 30 dije adelante con los faroles. Para mí es una responsabilidad grande por la situación en la que estamos, insisto en la que estamos, la asumo con trabajo. Seguro que seré mejor más adelante. Esto es un proceso natural. También lo viví como jugador. Es un aprendizaje. No me planteo escenarios. He querido siempre trabajar en el Valencia, esa es mi filosofía y el club me ha dado la confianza de que esté donde esté cuenta conmigo. Mi recorrido es muy a corto plazo y mi pensamiento no puede ser otro.

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