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toni calero
Domingo, 7 de mayo 2017, 12:55
Fue sencillo para el Valencia CF llevarse por delante a un Osasuna que estuvo de cuerpo presente pero cuyo espíritu lleva semanas revoloteando por la Segunda División. El partido, el fútbol y sus duelos, individuales y colectivos, dejó una tremenda superioridad valencianista. No hubo pegas a la victoria, cimentada en el doblete de Garay y las miserias defensivas de Osasuna. Lo fúnebre del asunto se masticó en la grada. Demasiados asientos vacíos. 24.572 valientes que se acercaron a Mestalla para ver a un equipo con casi nada en juego y a otro descendido. La de ayer fue la segunda peor entrada del año, pero ya son varios los encuentros jugados en familia. Contra el Málaga, 23.000. Ayer unos cuantos más; 26.000 para la visita de la Real Sociedad. La reacción de la grada al raquítico momento deportivo. El hastío de abonados y público que hace no tantos años guardaba de forma religiosa su turno para sacarse el pase del Valencia.
Fue sensato Voro: «Es normal que haya poca gente porque la marcha del equipo no ha ayudado. El club está en ello». Es una de las frases que mejor resume la imprescindible figura del técnico. Primero, la verdad. Luego, la fidelidad al Valencia. Dos valores que deberían ir siempre unidos pero extraños en el fútbol actual. «Venimos de dos temporadas difíciles, todos necesitamos cambiar para mejorar en todos los aspectos», concluyó Voro. Ayer prestó su penúltimo servicio al equipo en Mestalla. Sólo le queda el derbi de la última jornada contra el Villarreal. Pudo ser tentador para el Valencia dejarse ir esperando como están la mayoría de los futbolistas para cerrar la temporada y ver qué sucede en el mercado veraniego, pero el equipo respondió para disputar los noventa minutos más cómodos de la Liga.
La candidez de Osasuna se resumió en el esperpento perpetrado por Vujadinovic, David García y Sirigu. Con quince metros de ventaja sobre Nani, los tres dudaron ante la leve presión del portugués y el balón acabó en saque de esquina. Se recriminaron. Situaciones aclaratorias. Osasuna sólo ha sumado tres victorias en Liga por falta de calidad individual y la ausencia de un plan desde el banquillo y la dirección deportiva. Cuando Vujadinovic sorprendió a Mestalla con esa acción, el Valencia ya era dueño absoluto del partido.
Los huecos en la grada provocaron que se escuchara el seco golpeo del balón, los continuos gritos de los jugadores. También el lamento de Nani tras un centro-chut que salía y se empeñó en recuperarlo Garay. Con una camiseta roja como sombra, el argentino marcó el primero. Osasuna sólo había aparecido por el área de Jaume por obra y gracia de Sergio León, uno con contrato garantizado en Primera el próximo curso. Rápido y talentoso, probó suerte a los quince minutos con un disparo alto y ya con el partido en vía muerta recortó con maestría a Garay para encontrar los sólidos guantes de Jaume. Sergio León fue el único veneno de Osasuna, que gozó de un par de ocasiones más por flagrantes errores del Valencia en jugadas a balón parado.
Las ocasiones iban cayendo. Enzo Pérez y Carlos Soler fabricaron un golpe inicial, pero falló el mano a mano el argentino. Luego Sirigu arruinó otro gol de falta de Parejo, ayer aplaudido por Mestalla. Siempre controvertido, al madrileño le espera otro movido verano. Como a tantos otros. El futuro está mucho más nítido para Jaume, premiado por Voro y ducho sacando dos grandes manos a Tienza y Sergio León. En el ocaso valencianista de Diego Alves, Jaume se estrenó en esta Liga con una buena actuación y el preciso disparo de Olavide en el último suspiro para impedir un nuevo día con la portería a cero. Antes del descanso selló Garay el triunfo para completar su primer doblete en el Valencia. Ese resultado dejó sin opciones a Osasuna y abrió la opción de que Mestalla viviera una contundente goleada.
La solidez de los laterales
El partido estaba encarrilado y el Valencia, con capacidad para darle un gusto a esos 24.000 valientes. No varió el guión. Zaza era todo pelea y buscaba su gol. Nani y Cancelo amasaban muchos balones, pero les faltó decidir bien. Entre la búsqueda de detalles sobresalió la solidez de Montoya y Gayà. Serios para solventar la escasa faena defensiva, puntuales en ataque. El catalán se asentó como titular hace tiempo por su notable respuesta y los problemas de Cancelo atrás; Gayà necesita estar bien físicamente y eso que se retiró, según se había previsto, porque estaba fundido para ser el Gayà solvente y necesario que le concedió un gran contrato y el interés de los grandes del fútbol europeo. Retenerlo, teniendo en cuenta que Lato es una realidad, supone una garantía en esa zona para el futuro del Valencia.
Lo mejor de la recta final del choque fue la irrupción de Rodrigo Moreno. Tuvo sus minutos en el Bernabéu y ayer le tocaba presentarse de nuevo a Mestalla. Voro acertó con un cambio táctico y en su primera jugada, desde el extremo, sirvió el sexto gol de Zaza desde que aterrizara en el mercado de invierno. Se lo ganó el italiano, impreciso hasta ese momento. Cuatro minutos después, Vujadinovic redondeó su show metiendo la bota en la insegura salida de Sirigu y Rodrigo se encargó de empujarla. Tanto Valencia como Osasuna decretaron entonces el fin de las hostilidades pese a la ambición de Nani por poner su firma a algún gol. Con la victoria quebró el Valencia una racha de tres consecutivas. Volver a enganchar a la grada costará más. Y debe ser objetivo prioritario.
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