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L. MARTÍ / j.C. VALLDECABRES
Martes, 16 de mayo 2017, 21:51
El nuevo símbolo de Mestalla se llama Carlos Soler Barragán, tiene 20 años (2-1-1997), es valenciano de la capital, lleva cosido al pecho el murciélago del escudo, será blanquinegro hasta 2021 y el equipo que tenga la tentación de llevárselo ya sabe que debe acudir a la ventanilla de compra-venta con 80 millones de euros. Esa es la cláusula invariable y firme que el club le ha puesto en esta renovación y mejora contractual (acababa en 2020) que ayer se cerró de manera definitiva tras cocerse desde hace algunas semanas.
Aquel pequeño que comenzó a dar las primeras patadas al balón en el campo de tierra de Bonrepós (entró a los 7 años en la ciudad deportiva) se ha convertido en apenas cinco meses en uno de los pilares fundamentales sobre los que va a girar el proyecto deportivo de Marcelino. Además, no hay que pasar por alto el golpe de efecto que de manera directa se ha apuntado el nuevo director general, Mateo Alemany. Después del patinazo de Meriton el verano pasado con la venta de Paco Alcácer (también tenía 80 millones de cláusula y se vendió por 30 más otros dos), la figura de este introvertido y sensato chaval viene a ocupar teóricamente, por su compromiso con la causa, un vacío muy sensible que se echaba de menos prácticamente desde la retirada de David Albelda.
Soler no sólo es un jugador que garantiza rendimiento al entrenador (José Ramón Alesanco no tuvo ninguna duda sobre su capacidad y Voro le dio desde el primer día toda su confianza), sino que además de vender camisetas (va camino de adelantar a Zaza y Nani) va cumpliendo etapas a nivel de selección (de momento hasta la sub-19).
El 'chino', como se le conoce como apodo, redondeaba la jornada de este martes acudiendo por la tarde a las oficinas para rubricar ante Layhoon un contrato que ya por la mañana se habían encargado de cerrar sus representantes. «Este año ha sido muy bonito para mí, he subido de categoría muy rápido. Me he sentido muy bien con mis compañeros, que desde el principio me acogieron muy bien. Estoy muy contento por seguir vinculado al Valencia, que es lo que siempre he querido. Es uno de los días más especiales sino el que más», relataba el centrocampista, a quien el club -por orden de Alesanco- había protegido en todas estas semanas atrás para que evitara hacer declaraciones sobre su situación.
Al fin y al cabo, lo que le ha pasado a nivel particular no deja de sorprender por la velocidad en la que se han ido produciendo los acontecimientos. Hace justo un año, justo cuando apareció el interés del FC Barcelona en él, firmaba como blanquinegro por dos temporadas con otras dos más opcionales, pero en enero el Valencia le colocó con pleno derecho en la primera plantilla, mejoró su sueldo, le alargó el contrato hasta 2020 y atornilló su cláusula de rescisión para pasarla de 8 a 30 millones de euros. Los acontecimientos lo han precipitado todo.
Por ahora, la fidelidad del futbolista hacia la entidad queda fuera de toda duda. «Con este nuevo contrato espero seguir vinculado muchos años al club que siempre he querido, que siempre he venido a animar y estoy súper contento», manifestaba en sus primeras declaraciones oficiales, admitiendo además el respaldo tan especial que le han dedicado los aficionados. «Al ser un chico de la casa todo el mundo tiene esa ilusión. Cuando era pequeño si veía gente de la cantera que salía, la gente se emociona más porque aquí se siente mucho ser de la casa. Estoy muy contento por la afición, que me ha tenido un cariño muy especial durante la temporada».
Quienes le conocen no tienen ninguna duda no sólo sobre su futura capacidad futbolística sino también desde el plano más personal. No sólo sirven para ello los 25 partidos que lleva acumulados entre Liga y Copa (3 goles) sino su formación académica. Baste una anécdota: su empeño en no descabalgarse de los estudios de primero de periodismo que inició este año, pese a sus tareas ya como integrante de la primera plantilla. Llamado en un futuro a corto-medio plazo a ponerse en el bíceps el brazalete, Soler desparrama su firme personalidad: «Ser un jugador de la primera plantilla conlleva una responsabilidad muy grande pero seguro que tanto club como yo damos la talla. Espero que confíen en nosotros -se refiere a los aficionados-, el año que viene esperemos que sea un gran año y vamos a dar todo para dejar al club donde merece, que es ahí arriba».
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