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Final de la Copa del Rey 2022 | Nueve décadas narrando finales

Nueve décadas narrando finales

LAS PROVINCIAS ha acompañado al Valencia y a su afición en sus históricas gestas en la Copa del Rey a lo largo de noventa años

josé ricardo march

Martes, 19 de abril 2022, 00:52

Once años después de estrenarse en las páginas de LAS PROVINCIAS, Santiago Carbonell pudo, por fin, contar una final del Valencia. Tanto para el joven club como para el redactor de Alcázar, que había iniciado su carrera periodística de la mano de un billete kilométrico y unas cuantas postales, el partido del 34 ante el Madrid representaba la culminación del viaje iniciado en 1919. Un encuentro que, a pesar del resultado adverso, serviría para que el Valencia, perdido el temor a las grandes citas, quedara listo para asaltar el título en su torneo predilecto.

Portada de 1934. LP

Carbonell, el legendario 'Sincerátor', es el plusmarquista de las Copas narradas por LAS PROVINCIAS. Entre 1934 y 1972 relató para el diario cuatro títulos, a los que cabe añadir otras siete finales del Campeonato de España. De la mano de un particularísimo estilo –cáustico, literario, de erudito antiguo– y complementado por la aportación gráfica del ilustrador Tormo y los fotógrafos Desfilis, Finezas, Cabrelles y Penalba, Sincerátor dibujó con precisión para el valencianismo las finales de su equipo en un tiempo en el que buena parte de la afición apenas contaba con la radio para seguirlas.

Son los suyos sabrosos textos, repletos de metáforas sensoriales, que buscan estimular la imaginación del lector. Así, para explicar la derrota del 34, Sincerátor asegura que «al cocinero (Greenwell) se le fue la mano en una de las especias, y un poco de pimienta echó a estropear el suculento plato». En contraste, paladea la ansiada victoria del 41 ante el Español: «Después de una espléndida comida bien rociada con buenos vinos, es complemento indispensable un soberbio habano. Esta final de Chamartín ha sido eso para el Valencia». Ocho años más tarde, después de un penoso ciclo de derrotas, una segunda parte «de golosina» rematada por el legendario gol de Epi tiñe el título de blanco. «No hay más equipo que el Valencia. A la gente se le cae la baba viéndolo jugar, que si nos pilla cerca de un pantano, lo llenamos». El emocionado cronista aprovecha para acuñar una sentencia que merece la inmortalidad: «Cuando late, existe y hace acto de presencia una afición de esta guisa, no se ha perdido todo».

Página de 1941. LP

La plácida victoria de 1954 ante el Barça pone fin al impresionante ciclo «eléctrico». Sincerátor subraya, embriagado por el juego de Fuertes y Pasieguito, el carácter sobresaliente del encuentro: «Nosotros, que ya tenemos muchas horas de 'abuelo', que ya hemos visto tantos partidos que no queremos confesarlos (…), podemos afirmaros, amigos y lectores míos, que el Valencia ha jugado su mejor partido desde la toma de la Bastilla hasta nuestros días». Tendrá que esperar, sin embargo, trece años para contar otro triunfo copero.

En 1967, ya con Ricardo Ros (entonces, Ricardo del Llano) como escudero, el tono de Sincerátor muta ligeramente para ofrecer un análisis más informativo, decorado con las innegociables píldoras de ironía: «Para los bilbaínos ha sido 'la cabalgata del ninot'. Para los valencianos el triunfo y la 'nit del foc'». Con la muerte del maestro en 1972, el barroquismo da paso al ejercicio neoclásico de Ros, que cuenta en 1979, por teléfono, un triunfo teñido de rojo, azul y amarillo: «Fútbol aparte, lo de esta noche ha sido un impresionante espectáculo de colorido y de pasión (…) El Valencia, con un derroche de genio y de afán y, sobre todo, practicando un juego inteligente en todas las zonas, ha dejado chiquitito al campeón de Liga».

Página de 1949. LP

En la frontera del nuevo milenio, Vicente y Luis Furió, con el complemento gráfico de Monzó y Penalba, delinean desde La Cartuja de Sevilla el sexto título del KO. La «apoteosis valencianista», alcanzada en «una jornada triunfal que quedará para la historia de los aficionados y seguidores», preludia una nueva Edad de Oro. Que, paradójicamente, quedará cerrada con otra Copa, la de 2008.

Pedro Campos, con el apoyo visual de Damián Torres, relata con emoción el triunfo «majestuoso» ante el Getafe emparejando a referentes cercanos, eternos, como Kempes y Baraja. El broche, por el momento, lo pone Juan Carlos Valldecabres, con Jesús Signes tras el objetivo, apelando al clasicismo: «Siempre Sevilla. Siempre la Copa. Siempre el contragolpe. Siempre la pasión. Siempre el corazón. Siempre el Valencia, ese bronco y copero que vuelve a abrir su vitrina para incluir un nuevo trofeo del que presumir».

Portada de 1954. LP

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