Nuevo capítulo en la historia de desamor entre Rubiales y el Valencia

En el Valencia sorprende la rapidez y dureza con que el Comité de Competición ha castigado los insultos racistas que se produjeron en Mestalla durante el partido contra el Real Madrid del pasado domingo, sobre todo teniendo en cuenta la falta de consecuencias que han tenido los episodios violentos vividos en otros campos españoles en los últimos tiempos.

Las tiranteces entre la Federación y el Valencia arrancaron en junio de 2020, cuando la entidad blanquinegra abrió la vía judicial para denunciar el reparto televisivo de la Supercopa de España de 2019, disputada en Arabia Saudí. La distribución inicial consistía en que tanto el Real Madrid como el Barcelona percibirían 6,8 millones de euros, el Atlético de Madrid se embolsaría 4,8 y el Valencia sólo 1,7. En diciembre de 2022, el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid admitió a trámite la demanda.

Antes de conocerse el reparto económico, el Valencia ya cargó contra el cambio de formato decidido por la Federación Española durante la campaña 2018-19 remitiéndose a la normativa legal en ese instante. En la Circular nº 4 de la RFEF de 25 de julio de 2018 se define, en su página 31, los equipos participantes de la Supercopa: «Los clubes que resultaron campeones en la temporada anterior del Campeonato Nacional de Liga de Primera División y del Campeonato de España/Copa de S.M. el Rey. Si un mismo club se hubiera proclamado campeón de liga y de Copa, se disputará entre éste y el subcampeón de Copa». Por tanto, el torneo de 2019 tendría que haber enfrentado al Barcelona y al Valencia. Mateo Alemany, entonces director general blanquinegro, cargó contra el cambio de formato y el reparto económico: «Es injusto, antideportivo y va en contra de los reglamentos de la RFEF. Bajo mi punto de vista es contraria a la ley. Sólo el Valencia y el Barcelona tienen el derecho de jugar esa Supercopa, no tiene ningún sentido que cambien la norma por intereses económicos de la RFEF. Los criterios que se han seguido son extraños y perjudiciales para el Valencia». De nada sirvió.

Desde el inicio del proceso judicial, las tiranteces entre el Valencia y la Federación dirigida por Rubiales han sido múltiples. El club de Mestalla ha señalado en varias ocasiones el funcionamiento del VAR, se intentó sancionar a Ricardo Arias por unas declaraciones críticas sin caer que no tenían potestad para hacerlo al no estar la leyenda valencianista federada, tras la denuncia de Diakhaby en abril de 2021 de haber recibido el insulto de «negro de mierda» por parte de Cala la Federación hizo caso omiso de la petición del club de cambiar la reglamentación para estos casos y el último episodio fue la sanción de cuatro partidos a Gayà por una crítica arbitral similar a otras sin sanción.

En mayo de 2022, el Comité castigó a Gayà con cuatro partidos por realizar estas declaraciones después de la derrota ante Osasuna: «Esta es la tónica que llevamos viviendo toda esta temporada. Al árbitro le tienen que avisar desde arriba de un penalti clarísimo. El árbitro lo ha visto y no ha querido pitarlo. Lucharemos contra todo y seguiremos adelante».

Apenas unos meses después, en octubre de 2022, El Confidencial filtró una conversación privada que por WhatsApp mantuvo Rubiales con su padre y más familiares. «A ver si nos cepillamos a los palangana (apodo despectivo con el que es conocido el Sevilla) estos», escribía el presidente de la Federación durante el partido Real Madrid-Sevilla de Liga (2-1) disputado en enero de 2020 en el Santiago Bernabéu, donde el árbitro Martínez Munuera anuló un gol a Luuk de Jong que provocó la indignación del club andaluz. «Son el segundo equipo que peor me cae de todos», señalaba Rubiales referente al conjunto andaluz. Su padre añadía entonces junto a unos emoticonos de risa: «Sí. Y a mí. Valencia y Sevilla». Entonces Rubiales remató: «A mí en este orden Villarreal, Sevilla y Valencia».