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Ferran Torres, que salió en la segunda mitad, intenta marcharse del marcaje de Martín. AFp/ander gillenea
Un nuevo dibujo que acaba en caricatura

Un nuevo dibujo que acaba en caricatura

Marcelino altera el sistema por primera vez y la presencia de los carrileros deja sin sitio a Ferran Torres, que apuntaba al once | El técnico defiende la decisión de jugar con tres centrales por el juego directo y el peligro en el balón aéreo del Alavés

Toni Calero

Valencia

Sábado, 5 de enero 2019

Cada vez más equipos de la Liga y del resto de competiciones fuertes del fútbol europeo se apuntan al sistema de moda: tres centrales grandes y dos carrileros infatigables que ofrezcan consistencia en defensa y salida por banda en ataque. Mientras el 3-5-2 va haciendo camino como uno de los dibujos dominantes en la actualidad, Marcelino se aferraba a sus principios y no, el técnico no conocía otros. El 4-4-2 fue el patrón que escogió para labrarse una buena carrera en los banquillos y, por ende, el que devolvió al Valencia a la Champions League la temporada pasada.

Fue así con viento a favor y también cuando los partidos se complicaban. Ni las expulsiones ni la necesidad de remontar removían la pizarra de Marcelino. De hecho, en varias ocasiones metió delanteros buscando el gol sin sustituir a Rodrigo, que pasaba a banda izquierda evitando modificar el dibujo del equipo. Los problemas en este curso del centenario abrieron el debate sobre si Marcelino debía atreverse a mover el árbol en alguna situación porque los rivales le cogieron el punto. Y a la jornada siguiente, el mismo plan. Cuatro defensas, cuatro centrocampistas y dos delanteros. Bailaban los nombres, pero no la idea. Hasta ayer. Con la Navidad marchándose y el vestuario «limpio de mente» tras las vacaciones, arrancó el Valencia en Mendizorroza con el 3-5-2 que, por ejemplo, tan buenos resultados le dio a Machín tanto en Girona como en Sevilla.

El Valencia iguala su peor registro histórico de goles en Liga tras las primeras 18 jornadas

Una hora antes del encuentro se hizo pública la elección de Marcelino para medirse al Alavés y el golpe fue para Ferran Torres, gran damnificado por el cambio de sistema. Sin Carlos Soler, el de Foios apuntaba al once sí o sí, pero Marcelino lo mantuvo en el banquillo para entregar el carril derecho a Piccini. El técnico justificaría tras la derrota su decisión. «Optamos por esta forma porque sin conocer que el campo iba a estar así -en malas condiciones, a su entender-, preveíamos un juego muy directo y teníamos que contrarrestar a dos delanteros», expresó Marcelino, que reforzaba el planteamiento apuntando a las importantes bajas (Kondogbia, Coquelin) en la medular: «Al faltarnos centrocampistas de corte defensivo, acumulábamos jugadores para las segundas jugadas y también para atacar. Pusimos más altura porque sabíamos que era una de sus armas y lo hicimos muy bien».

Marcelino no realizó el tercer cambio como ya sucediera ante el Huesca la jornada anterior

El golazo de Parejo no llegó producto de una segunda jugada, sino de la arrancada de Cheryshev, pero sea como fuere el Valencia ganaba en uno de los campos más complicados de Primera. «Sobre todo en el primer tiempo, tuvimos peligro», defendió Marcelino. Lo cierto es que el tanto de Tomás Pina y, especialmente el de Borja Bastón más allá del añadido metió al Valencia en un gran lío. El equipo blanquinegro, deficiente de cara a portería toda la temporada hasta igualar ayer su peor registro histórico en Primera tras las 18 primeras jornadas, estaba obligado a hacer dos tantos a un Alavés que defiende y defendió su territorio como el mejor de los ejércitos. «El gol al filo del descanso nos hizo mucho daño y en el segundo lo intentamos pero no fuimos resolutivos. Ocasiones claras insisto en que no tuvimos», admitió el asturiano.

El Alavés estuvo demasiado cómodo en la segunda mitad, un resumen que deja en evidencia la capacidad de reacción del Valencia. La puesta en acción de los futbolistas de banquillo no dio ni mucho menos el resultado esperado. Primero sentó Marcelino a Wass, pero Ferran no se pegó a la banda, donde ha jugado toda la vida. Apareció pegado a la cal en algunos momentos, no los suficientes para desequilibrar.

La 'pájara' táctica fue descomunal en la mayoría de los minutos de la segunda parte. Con el adiós de Lato apareció Batshuayi. ¿Empezaría la redención del belga? No. Una tuvo y una desaprovechó. Ni siquiera fue capaz de ensuciar los guantes de Pacheco. Abelardo había enterrado cada intento de modificar el sino del partido de Marcelino. Tampoco lo que habitaba en el banquillo visitante pareció convencer al entrenador, que por segunda jornada consecutiva decidió no realizar el tercer cambio. Vezo, Racic, Gameiro y Kang In viajaron, pero no sudaron.

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