![El nuevo Mestalla, antes de reanudar las obras.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2025/01/09/1490833312-Rxm7waOCv2AoMlWFJgJxNSO-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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¿Qué hacían ustedes hace 5.798 días? Para ser más exactos, hace quince años, diez meses y dieciséis días. ¿Se acuerdan? Un miércoles 25 de febrero de 2009, concretamente. Un servidor, por ejemplo, cursaba quinto de educación primaria. Les damos una pista, por si ... no recuerdan algo relevante que sucediera ese día. Fue el momento en el que se detuvo el tiempo en la Avenida de las Cortes Valencianas, cuando los obreros que estaban construyendo el nuevo Mestalla tuvieron que soltar sus herramientas porque recibieron la orden de que no se podía seguir, por falta de liquidez. El comunicado del Valencia advirtió en su día de que la decisión de detener las obras no suponía «un parón definitivo», sino que se trataba de «una decisión temporal». No obstante, se quedó congelado, criogenizado más bien, para ser revivido en un futuro distópico que ya ha llegado, o eso parece.
Desde entonces, algunos han bautizado el futuro estadio como «la Sagrada Familia de Valencia», y se ha convertido en el símbolo de una de las mayores vergüenzas urbanísticas, que tuvo además un hecho luctuoso, sucedido en mayo de 2008. Nelson Rocha, Luis Medardo, Enrique Pradas y José Vilanova son los nombres de los cuatro trabajadores que perdieron la vida en la obra del nuevo Mestalla al ceder un andamio. Sus nombres no deberían quedar en el olvido en esta sociedad, que devora el pasado a velocidad de vértigo.
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Volviendo a aquel miércoles 25 de febrero de 2009, el Valencia marchaba quinto en Liga en la primera temporada de Unai Emery y estaba vivo en dieciseisavos de la Copa de la UEFA tras empatar 1-1 en la ida ante el Dínamo de Kiev. Un día después, caería eliminado en Mestalla por el 2-2 de la vuelta. Jugaron César, Del Horno, Alexis, Albiol, Marchena, Maduro, Fernandes, Silva, Mata, Villa y Morientes. Así lucía el contexto cuando Vicente Soriano, el entonces presidente del Valencia, sacó las grúas de la obra del nuevo Mestalla al ser incapaz de cumplir con los pagos pendientes a FCC y Bertolín, la UTE que alzaba el estadio.
Un año después, con la entrada de Manuel Llorente en la presidencia, se realizó una revisión del proyecto, con un presupuesto «austero y realista». En 2011 se dibujó un intento, bajo el paraguas de Bankia, que incluyó una nueva cubierta de vidrio azul mucho más económica que la de Soler, donde sobre la silueta del río Turia se iban a identificar los barrios de la ciudad. Aquel proyecto con el banco saltó por los aires en 2012 cuando estalló el caso Newcoval, con Rodrigo Rato al frente, y Bankia fue intervenida por la Unión Europea.
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En 2013, Amadeo Salvo llegó a la presidencia del Valencia desde la Fundación. Ese año, el estudio de Mark Fenwick —el arquitecto que habrá cobrado más por rediseños de un mismo proyecto sin ejecutar— presentó un estadio con 61.500 asientos y 100 millones de presupuesto, de nuevo, con fachada de aluminio y una cubierta que sólo cubría tres cuartas partes del aforo. El aparcamiento se veía reducido a 240 plazas. La Generalitat lanzó el plan Valencia Dinamiza que incluía una Actuación Territorial Estratégica, la famosa ATE, por la que el club se comprometió a finalizar el estadio en mayo de 2021.
Fue entonces cuando Aurelio Martínez aseguró que Peter Lim compraría el solar del actual Mestalla —el de Aragón— por 150 millones de euros si no llegaba ninguna oferta por ese importe. Porque en ese 2014 fue el desembarco del magnate de Singapur, que se hizo la famosa foto en el interior del recinto. Desde entonces, Meriton ha ido menguando las cifras para optar por un estadio low-cost. Tuvo que venir Layhoon Chan a Valencia en 2017 para decirle a Joan Ribó que el estadio tendría una piel curvilínea de tubos de acero y una lona que cubriría las gradas. El aforo, de 64.584 espectadores, fue rechazado por Urbanismo.
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Juan Carlos Villena
Ahora, el último proyecto del nuevo Mestalla, de más de 4.500 folios, incluye una serie de hitos para ejecutar la obra, junto con un cronograma sobre los plazos de la ejecución de las obras, que apunta que se deben iniciar el 10 de enero de 2025 y que estarán finalizadas el 11 de julio de 2027, con el objetivo de que el Valencia, en el inicio de la temporada 2027-2028, pueda disponer ya de su nueva casa para el campeonato de Liga. Es decir, por si quieren ir reservando fechas, en agosto de 2027 podría jugarse el primer partido en el nuevo Mestalla. Esto si se cumplen los plazos de un club que aseguró que dicho estadio acogería la final de la Champions League de 2011 o que, posteriormente, estaría terminado para el centenario de la entidad en 2019. Ninguna se cumplió. Ahora, se da un plazo de dos años y medio para acabar con un recinto que lleva tres lustros anclado en la Avenida de las Cortes Valencianas.
Los primeros meses permitirán adecuar la obra, con trabajos de reparación y adecuación de estructuras ya ejecutadas, además de la supervisión de elementos singulares y del graderío ya levantado. El siguiente hito está marcado para el 21 de mayo de 2025, con el inicio de los trabajos de arquitectura en el interior del nuevo Mestalla. Esta es una fase en la que ejecutarán trabajos de hormigón pendientes, como fachadas y escaleras, aunque son tareas que irán condicionadas a la colocación de la cubierta, que es uno de los grandes hitos de la hoja de ruta marcada por el Valencia.
El montaje de la cubierta, que realmente es el elemento que condiciona el resto de la obra, está previsto que se inicie el 29 de diciembre de 2025. Los trabajos de preparación, el montaje pautado de la cubierta, los tendidos de cables, el anillo de compresión y los pilares consumirán un plazo de unos dieciséis meses hasta la instalación de la cubrición de la cubierta, prevista para el 23 de abril de 2027. Al tiempo que se coloca la cubierta se realizarán los trabajos de fachada y escaleras exteriores, al mismo tiempo que se demolerán aquellas partes que no encajen en el actual proyecto, para ponerle el broche final a un estadio que habrá que ver si se estrena jugando en Primera o Segunda División, y con la esperanza todavía de colarse a última hora en el Mundial de 2030.
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