Los aficionados volvieron a expresarse antes y después del partido, algo que ya es habitual. JESÚS SIGNES

Pánico al descenso tras diez años de tortura valencianista

Lim hace coincidir su aniversario en el Valencia con una hoja de ruta marcada para la venta accionarial | Las protestas de la afición en la calle se reactivan tras un inicio de temporada sosegado y en un momento clave para el nuevo Mestalla

Miércoles, 23 de octubre 2024, 00:44

A las once y media de la noche del viernes 24 de octubre de 2014 se hacía oficial que Meriton Holdings Limited, o lo que es lo mismo Peter Lim, adquiría la nada despreciable cantidad de 1.488.368 acciones del Valencia con un valor ... nominal de 24,16 céntimos cada una. Diez años después, casi a la misma hora, en la avenida de Suecia se vivía una imagen de desolación y tensión, con cargas policiales, un contenedor quemado, un detenido y una afición harta del mismo propietario al que se le tendió la alfombra roja en Mestalla y que va camino de cumplir una década de tortura para el pueblo.

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El mismo señor que en ese 2014 se hacía con el 70,0584 % de las acciones que tenía en cartera la Fundación, ahora parece haber dicho 'hasta aquí'. Hay coincidencia general en que Meriton ha puesto en marcha de manera un tanto sigilosa pero algo evidente una hoja de ruta cuyo objetivo final es protagonizar la venta accionarial. Ahora sí en serio, después de aquel extraño experimento que tuvo como protagonista al Príncipe de Johor. El mismo día que Layhoon transformó su discurso habitual de «Meriton no vende» y «vamos a estar aquí mucho, mucho tiempo», por el de «eso tienen que preguntárselo a Kiat Lim», se produjo un cambio importante en la escena accionarial blanquinegra. A Layhoon le canta la afición cada domingo que es una «mentirosa» pero en esa ocasión la presidenta evitó empeñar nuevamente su palabra por miedo a quedar también en fuera de juego. A veces, respecto a Lim, es mejor no mojarse del todo por si acaso. Y si hay alguien en Valencia que conoce bien al empresario, ese es Layhoon («yo soy Peter Lim»).

Son muchos más factores los que inducen a pensar en un nuevo rumbo en el pensamiento de Meriton respecto al Valencia. Que el club esté negociando con Goldman Sachs esa dos monstruosas líneas de financiación, que el problema del nuevo Mestalla empiece a dejar de ser un problema y que desde hace años Lim haya decidido dejar de inyectar dinero y de capitalizar después son síntomas que ayudan a fundamentar que el club está cada vez más presente en ese particular mercado de inversionistas.

La afición volverá a quedarse de nuevo como mera espectadora. Igual que pasó hace diez años, aunque está por escrito un «derecho de tanteo del pequeño accionista para adquirir las acciones por el mismo precio y condiciones que la tercera parte». Aquel acuerdo de compra que tiene las rúbricas de Salvador Belda, José Luis Zaragosí y Layhoon y que se firmó en la notaría de Ana Julia Roselló ha desembocado pasado el tiempo en la peor de las pesadillas para el Valencia. El hijo del pescador vino para llevar al club a lo más grande de Europa y está a punto de empujarlo al precipicio. Ser colista y encima endeudado hasta las cejas, aunque se vayan a refinanciar por otra vía para lograr algo de oxígeno, es para asustarse. Un descenso supondría un tsunami inimaginable para la entidad.

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Ya nadie se acuerda de los 94 millones (88 fueron a parar a Caixabank y 6 a la Generalitat) más otros 6 de donación (5 condicionados a lo de la UE) que pagó Lim a la Fundación ni de aquellas promesas grandilocuentes de Amadeo Salvo y Aurelio Martínez que han quedado casi tan vacías como los puntos que lleva Baraja esta temporada. «¿Quién va a pagar 250 millones por el Valencia para ser noveno? El Valencia es un sentimiento, no se puede vender como una empresa de chorizos», decía un crecido Salvo a los accionistas, aprovechando la euforia para despacharse a gusto con la antigua Bankia. Salvo fue uno de los 22 patronos que prefirieron pasar por alto los cambios decisivos que hubo en el proceso de venta (Lim, por ejemplo, pasó de comprometerse con 200 a 100 millones

Esta semana, curiosamente, desde Caixabank preferían optar por el silencio cuando se les preguntaba por qué opinión hay en el banco sobre la nueva estrategia financiera que ha diseñado Meriton. El banco, otras veces más activo y participativo en todo lo que tiene que ver con el valencianismo, ahora guarda prudencia. En parte porque el club es uno de sus clientes 'vips'.

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Aquel Valencia de 2014 debía 256 millones a los bancos (229 a Bankia) y el pasivo total del grupo Valencia CF y las sociedades consolidadas era de 348 millones, menos de lo que va a costar en total el nuevo Mestalla. Ahora, el club no está a cero como se atrevía a aventurar Aurelio Martínez sino que la deuda supera los 335 millones, 134 son a corto plazo. El problema vuelve a ser el de siempre, que un buen bocado de sus ingresos se destina a pagar deudas. Eso, sabiendo que acabar el estadio será más de esos 170 millones de euros que pronosticó Layhoon.

Sobre el nuevo Mestalla, en cualquier caso, no se ha dicho la última palabra, ni mucho menos. Si Lim quiere dejarlo todo encauzado para el nuevo propietario, de momento habrá que prestar atención al próximo martes para ver si las mociones de Compromís y PSPV salen adelante.

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